EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Acapulqueña linda / 4

Anituy Rebolledo Ayerdi

Enero 31, 2019

 

Condolencias muy sentidas para la familia Navarrete Quezada, de Ometepec, por la dolorosa ausencia de doña Lucía. QEPD.

El Club Sirenas

El Club Sirenas de Acapulco fue una organización femenil –la más importante del medio siglo acapulqueño–, integrada por hijas de familia desbordando espíritu solidario, bellas todas y todas casaderas. Dos serán sus quehaceres prioritarios durante el año. Uno, la organización de festejos sociales y colectas en beneficio de la Cruz Roja. Y dos, la celebración de la primera posada decembrina cuyos fondos iban directos a los niños sin hogar. Entre sus presidentas más destacadas figuraron la Marre Sutter, Matilde Sabah, Quica Salgado y Gloria de la Peña.
La posada de las Sirenas fue a partir de 1941 el festejo más esperado por la calurosa sociedad porteña. Particularmente por los varones casaderos pues se trataba de la oportunidad dorada para alternar con las acapulqueñas lindas. Y entre ellas, por qué no decirlo, las más afortunadas. “Y las más decentes, si me hace favor, caballerito”, terciaba una adusta matrona. Así pues, radicar en Acapulco en plena soltería y no figurar en la lista de las Sirenas invalidaba cualquier existencia. De ahí que hubiera jóvenes dispuestos, si alguien se los hubiera propuesto, a dejarse cortar el dedo chiquito del pie izquierdo por una invitación.
¿Como ir vestida a la posada de fin de año apenas terminada la Gran Guerra y con ella la escasez de todo?, era la pregunta angustiosa de las muchachas. En respuesta, los diseñadores habían acortado las faldas con no más de 5 centímetros de dobladillo y estrechado más los vestidos. El drapeado será común, lo mismo que los brasieres recortados para levantar y acentuar el busto. Volverá el medieval corsé para amoldar los cuerpos (fabricado con telas endurecidas con algún aditivo). Los vestidos largos de noche subirán hasta cubrir apenas las rodillas, reducido el ancho drásticamente.
A la moda femenina acapulqueña se le guisaba aparte. La imaginación y la habilidad de las modistas y costureras locales estará por encima de los efectos de la conflagración europea. México, como se sabe, no era ajeno a ella y Acapulco la padecerá en buena medida con el arribo constante de embarcaciones de la US Navy. El puerto será tomado prácticamente por asalto por oleadas de marinos gringos en la búsqueda frenética de placeres báquicos y carnales. “Bien ganados, se dirá, en tanto que héroes fatigados de la democracia y de la libertad”.
Modistas o costureras del puerto se las ingeniarán para que las lindas acapulqueñas lucieran como auténticas princesas en el mayor festejo juvenil del año. Ente ellas doña Antonia del Castillo de De la Peña, autora de los mejores vestidos de novia de la época; doña Julieta Méndez, doña Luisa Miranda, doña Juanita Bello Rizo, doña Josefina Hernández, doña Malicha Medina de Andraca, doña Conchita Campos y en los últimos tiempos Chole, simplemente.

La posada del 46

La posada de las Sirenas de 1946 tuvo como escenario la terraza del Hotel Bahía y fue amenizada por la Orquesta Típica del maestro Miguel Lerdo de Tejada. La dirigía entonces su cantante Mario Talavera, también compositor de entre varias El día que me quieras, Arrullo y China… “dulce amor del alma mía”.
La Típica abrirá la fiesta con temas propios como Consentida, Carmen, Perjura y El Faisán, aplaudidos sonoramente por los papás y abuelos de las Sirenas. Terminada la tanda se produce un toque de atención y es el director, Mario Talavera, quien demanda silencio. Anuncia un sencillo homenaje al músico estadunidense Glenn Miller, desaparecido dos años atrás en la Europa bélica.
Los temas de Miller seguían haciendo bailar a los jóvenes de todo el mundo. Los acapulqueños no eran la excepción y ahí tiene usted revoloteando faldas amponas y valencianas marineras al ritmo de Patrulla americana, Tijuana taxi y Jarrito pardo. Llegada la hora de raspar (el piso, se entiende) no faltaban Collar de perlas y Serenata a la luz de la luna. A propósito del tema Pensilvania 6-500, alguna fan comenta que se trata del número telefónico del hotel de Manhattan donde Miller se hospedaba, “aún en servicio por si alguien solicitara una complacencia”.
Aquella noche se da a conocer una grabación de la canción En Acapulco, interpretada por la cantante, bailarina y actriz Betty Grable, La chica de las piernas del millón de dólares, que en tal suman estaban aseguradas. La acompaña la orquesta de Carmen Cavallaro, El poeta del piano, autor del tema durante una estancia en el puerto. La quinteta final:

Y si no te has convencido
de las cosas que te he dicho
habré de repetirlo dos veces,
si no puedes decir Acapulco
entonces puedes llamarlo Paraíso

Las anfitrionas fueron Eloísa Soberanis, Leonila Gómez, Elo Batani, Rufina Sierra, Albertina Fares, Herminia López, Julia Polin, Amparo Valverde, Beatriz y Dola Schekaiban; Noelia Romero, Estela Aguirre, Malicha Carmona, María de los Angeles Trani, Concepción Berdeja, Cristina Cadena, Elena Muñúzuri, Lupe Batani, Malicha Medina, Matilde y Nora Sabah; Noelia Romero, Rafa Alarcón y las hermanas Aragón: Altagracia, Amalia y Andrea.

La posada del 50

Muchas cosas pasarán en materia de moda femenina y arreglo personal de la última posada de los años 40 a la primera del medio siglo XX. Tiempos menos duros traerán una moda más elegante e incluso un poco extravagante. Surgen distintos diseños de vestidos de alta calidad con telas muy costosas y bordados sofisticados. Uno de los más innovadores de la época fue el creado por Christian Dior en forma de flor. Pequeño en la parte superior, ajustado en la cintura y la pollera amplia y larga hasta las rodillas.
La revolución también se da en el peinado y el maquillaje. El look de las damas perfectas incluye combinaciones como el azul turquesa en las sombras y el naranja en los labios. Se empieza a usar el pelo largo y el peinado de postizos tiesos por la laca. Se resaltan los labios y las pestañas para una imagen más sensual.
Así lucirán las Sirenas acapulqueñas en su posada celebrada en el Hotel de Las Américas. El mismo de la península de Las Playas donde habían pasado su luna de miel María Félix y Agustín Lara, precisamente en el bungalow bautizado más tarde con el nombre de María Bonita.
El carnet musical, como se decía entonces, estuvo a cargo de Los Solistas de Fernando Vilchis y el conjunto de los Hermanos Barrientos, del mero San Jerónimo de Juárez. Los temas del momento, además del swing gringo, Amorcito corazón, Porqué negar, Quinto patio, Contigo, Sin un amor y desde luego la música guapachosa recién llegada de Cuba.
Las atenciones para los invitados corrieron a cargo de las Sirenas Alicia del Río, María Elena López, Lety y Angélica Salgado, Amparo Batani, Adelita Trani, Toñita Romero, Matilde Muñúzuri, Carmen Canto, Celia Garay, Gloria de la Peña, Hilda Solís, Nila Gómez, Elba Orbe, María Luisa Carmona, Tere Peña, Carmen Sánchez, Margarita Muñúzuri, Oliva Romero, Matilde Sabah, Otilia García, Reina Aguirre, Rufina Sierra y más.

Los 17 años de las Sirenas

El Club Sirenas festeja en agosto de 1958 su decimoséptimo aniversario con un baile regio en el Hotel Papagayo. Las organizadores del evento, Violeta Avayou, Tere Gutiérrez y Teté Castilleja, se volaron la barda con la contratación de la Big band de Ismael Díaz.
El músico capitalino, creador del ritmo tropical bautizado como El Tepo, sin mayores resonancias, era aquí muy popular por cubrir largas temporadas en el cabaret Tropicana del Hotel Club de Pesca. Allí mismo graba el disco Luna de miel en Acapulco. “Se hizo pensando en que pudieran trasmitir el encanto de los atardeceres de Pie de la Cuesta y el ritmo cadencioso de las palmeras de Caleta”, explicaba el músico. Y reseñaba su contenido: Bailando en Tropicana, My love, Obsesión, Que seas feliz, Carioca, Caravana y Las mulatas del cha cha cha.
La orquesta alternante fue la local de Teodoro Chócoro Vargas, también expendedor de periódicos en el Zócalo y quien más tarde se hará llamar Teddy Vargas. Esto luego de conocer que el nombre de pila de Teddy Stauffer era precisamente el de Teodoro, su tocayo, pues. “Al cuarto guarachazo empezamos –alerta Teddy a su orquesta–: un… dos… tres…cua..”. Duelo entre Álvaro Carrillo y Roberto Cantoral: Cancionero, El Reloj, Eso, La Barca, Sabrá Dios, y Chamaca, con empate cantado. La Puerta, con dedicatoria especial para Luis Demetrio con residencia en Mozimba.
Hay para entonces nuevas y bellas Sirenas: Chabela Robles, Irma Pano, Lourdes Montano, Tere Barney, Margarita Juárez, Ramona García, María Elena Barney, Rosario Gómez Vela, Xóchilt Alberti, Enriqueta Sánchez, Delia Lozano, Estela Juárez, Gela García, Candelaria Muñúzuri, Carmen Ardura, Hilda Pineda y más

Las Sirenas del 61

Guerrero acaba de vivir una de sus más severas convulsiones sociales con la defenestración del gobernador Raúl Caballero Aburto y del alcalde de Acapulco, Jorge Joseph Piedra. Las Sirenas de Acapulco están convencidas de que para distender el encono social deberán ofrecer la mejor fiesta de fin de año. Y con esa divisa la preparan Margarita Arrieta, Delia Adame y Enedina España.
La esperada posada de las Sirenas tendrá como escenario las terrazas del Hotel Majestic (iluminadas darán la imagen de una máquina de escribir), amenizada por la tradicional orquesta de don Alberto Escobar que, convertida en Banda, ofrecía las serenatas dominicales en la plaza Álvarez. El compositor homenajeado fue esa noche Ezequiel Cisneros, de Petatlán, con sus canciones Cerca del mar y No lloraré. De nuestro Álvaro Carrillo, insólito creador de boleros inteligentes, se bailará Como un lunar y Un poco más.
Bellas y sonrientes sirenas: Violeta Avayou, Rocío del Río, Ana María Morlet, Yolanda Batani, Laura Caso, Bertha Betancourt, Gela García, Carmen Pintos, Celia Robles, Delia Lozano, Alma Rebolledo, Elizabeth Lugo, Lupita Mejía, Graciela Sánchez, Hilda Pineda, Irma Berdeja, Leticia Gurrola, Magdalena López, Ramona García, Rosa María España, Thelma Arrieta y muchas más.