Arturo García Jiménez
Octubre 31, 2023
Después de la tempestad, continúa la tempestad. Las familias acapulqueñas no han asimilado la realidad y se enfrentan a una situación dramática, que ha sido aprovechada por políticos, medios de comunicación y empresarios nefastos que en nada están contribuyendo a paliar la emergencia.
Hablando del campo, el panorama tiene ya meses de padecer siniestros. Desde el inicio del presente ciclo primavera-verano, se observó la prolongación de la entrada de lluvias aunado al retraso por un mes de la entrega del fertilizante lo cual provocó que muchos productores no sembraran. Ya cuando las siembras estaban establecidas se padeció la sequía justo cuando los granos de maíz estaban en desarrollo; ante dicho siniestro, se reportaron alrededor de 30 mil hectáreas con pérdida total. Luego vino la tormenta tropical Max que principalmente tumbó las plantaciones de milpa; el reciente huracán Otis vino a dar al traste con lo que quedaba en pie. De lo que se trata ahora es de construir alternativas viables y actuar de inmediato.
El medio rural de Acapulco y municipios aledaños están inmersos en una gran emergencia: falta de comida y agua, sin recursos para comprar y muy pocos negocios para hacerlo, caminos colapsados que dejaron a muchas comunidades sin comunicación, sin telefonía celular ni internet, ni electricidad, ni agua doméstica y, con viviendas seriamente afectadas. Y ante este complejo de problemáticas todos y cada uno de los actores deben de jugar su papel sin ningún distingo político: sociedad organizada, núcleos agrarios, empresarios, banqueros, fuentes financieras, los tres niveles de gobierno, iglesia, fondos multilaterales, organizaciones sociales y más.
En nuestro caso particular, queremos aplicarnos al tema de la producción y la reconstrucción del autoconsumo. Generado por la sequía nacional, el abasto de granos básicos será complicado y, la pérdida de las cosechas en Guerrero hará más difícil la situación.
Aun cuando no se cuenta con exactitud el tamaño de la superficie siniestrada, por lo menos en Acapulco y municipios aledaños, se puede decir que la pérdida es total aun cuando podamos decir que hay mazorcas que se pueden recolectar. Tan sólo en Acapulco se tenía una superficie sembrada de 20 mil 508 Hectáreas de maíz en 111 comunidades donde habitan 15 mil 128, familias; en Coyuca de Benítez son 8 mil 067 hectáreas, en 70 comunidades donde viven 4 mil 647 productores. Habría que ubicar la superficie en los demás municipios afectados. Por todo ello tenemos que trabajar arduamente en proporcionar alternativas inmediatas y para el corto plazo de tal suerte que la emergencia no se prolongue; el punto central es que tenemos que construir la autosuficiencia alimentaria.
Hay acciones elementales que hemos consultado con diversos Comisariados ejidales y comunales, que consideramos que el presidente de la República podrá aprobar en lo inmediato. Ello tiene que ver con la necesidad de que las familias campesinas cuenten con liquidez, se impulse la siembra de granos a diversos niveles y se cuente con abasto de mercancías en las comunidades. Veamos un punteo de dichas acciones:
. A manera de lo que fue el empleo temporal, apoyar a los damnificados con un mes de salario mínimo para levantar lo que le quede de producción, hacer arreglos en sus cercos y preparar posibles siembras.
• Apoyar con porciones de maíz que garanticen la alimentación por al menos 6 meses.
• Apoyo con semillas e insumos a quienes manifiesten terrenos de siembra de humedad o “chahue”.
• Diseñar un esquema de créditos accesibles y blandos para siembra de maíz y frijol en distritos y unidades de riego.
• Que los centros de acopio de maíz del programa Precios de Garantía abran de inmediato sus operaciones en todo el estado y cuenten con la liquidez suficiente.
• Que el sistema Diconsa ponga en marcha el abastecimiento suficiente de las tiendas comunitarias que operan en Acapulco y municipios aledaños. De ser posible, disponer de tiendas móviles.
• Que comenzando enero, se dispersen los recursos correspondientes al programa de Producción para el Bienestar.
• Comenzar a preparar desde ya las siembras de P/V del próximo ciclo. Entrega de fertilizante y capacitación para la preparación del terreno.
Estas acciones, desde luego, serán complementarias a los apoyos que está brindando la sociedad civil, empresas, iglesias y los tres niveles de gobierno. Se requiere de restablecer los servicios básicos, las comunicaciones y la rehabilitación de las casas destruidas.
Con estas acciones operables sin mucho problema, se dinamizará la economía familiar y dará ánimos para seguir realizando acciones productivas. Y Con ello, los campesinos sentirán la plena confianza de que están siendo apoyados y en el futuro inmediato contarán con las condiciones de rehacer su economía familiar.
Con el fin de desburocratizar los esquemas de programación y eliminar los criterios políticos que se antojan en la actual coyuntura. Se propone que se tomen como base los padrones de Fertilizante y de Producción para el Bienestar y, en asambleas comunitarias, se defina el apoyo para los productores de acuerdo con su superficie siniestrada. Para ello, los Comisariados Ejidales y Comunales serán los encargados de organizar esta planeación. Con la finalidad de planificar acciones y ubicar responsabilidades y tiempos, se propone integrar una Mesa de Coordinación, con participación estatal, federal, municipal y los comisariados.
Por último, es deseable, y así lo impulsaremos, que se vaya integrando desde la sociedad civil guerrerense una estructura de coordinación que informe, gestione y enlace las diversas acciones para la reconstrucción, misma que trascienda los periodos de gobierno y se blinde políticamente. Necesitamos crear una suerte de comité social para la reconstrucción y paz social en acapulco y municipios aledaños.