EL-SUR

Martes 30 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Adiós a Julio Atenco

Margarita Warnholtz

Abril 12, 2019

 

El pasado 3 de abril falleció en Orizaba, Veracruz, Julio Atenco Vidal, líder indígena nahua fundador y dirigente de la Coordinadora Regional de Organizaciones Indígenas de la Sierra de Zongolica (CROISZ) e importante figura del movimiento indígena nacional, en el que participó desde la creación del Consejo Mexicano 500 Años de Resistencia Indígena a principios de los años 90.
Julio era ingeniero agrónomo egresado de Chapingo y además experto en derechos indígenas, pues dedicó toda su vida a defenderlos, principalmente en su región. Fue asesor del EZLN durante los diálogos de San Andrés aunque posteriormente se alejó de este grupo, como lo hicieron muchos dirigentes indígenas. Integrante con su organización de la (fundada en 1995 y ahora extinta) Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía (ANIPA), hizo un gran aporte con sus ideas y conocimientos a las discusiones sobre la autonomía y sobre los derechos de los pueblos originarios. Participó además activamente en la elaboración de la Ley del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). Actualmente formaba parte del Movimiento Indígena Nacional y estaba a punto de tomar posesión como delegado estatal del INPI en Veracruz.
Desde su estancia en Chapingo a finales de los 80 y principios de los 90 se destacó como luchador social, participando en diversos movimientos estudiantiles y en el Comité de Apoyo al Movimiento Campesino Independiente. Trabajó también un tiempo en Diconsa y en el Instituto Nacional Indigenista, actuando siempre a favor de los pueblos.
La CROISZ es una de las organizaciones indígenas más importantes de Veracruz y de las más antiguas del país. Tiene presencia en los municipios de Soledad Atzompa, Acultzingo, Atlahuico, Ciudad Mendoza, Tlaquilpan y Xoxocotla principalmente y trabaja básicamente en la defensa y promoción de los derechos humanos e indígenas y en la producción organizada en las comunidades a través de proyectos que contribuyan al combate de la pobreza. Ha luchado también contra el hostigamiento del Ejército a las comunidades de la región.
Julio peleó por años para que se reconociera que la anciana nahua Ernestina Ascencio, había sido violada y asesinada por militares (en febrero de 2007) y se castigara a los culpables, mientras que el entonces presidente Felipe Calderón afirmaba que había muerto de una gastritis mal atendida. El caso quedó sin resolver y casi 11 años después, a finales de 2017, fue admitido en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para su análisis e investigación.
Líderes indígenas de todo el país –tanto los viejos dirigentes compañeros de lucha de Julio, como los cuadros más jóvenes– lamentaron su deceso en las redes sociales, aunque solamente los medios de comunicación locales (de su región) informaron de su fallecimiento, para el resto no fue noticia.
Julio fue autor y coautor de múltiples textos, algunos fueron publicados y otros fueron documentos ideológicos básicos para el movimiento indígena. Lo conocí en 1994 y desde entonces nos manteníamos en comunicación, así fuera esporádicamente. Le gustaba la literatura latinoamericana, era amable pero firme e insistente para defender sus posiciones. Una vez me reclamó porque había escrito (en prensa) sobre el “presunto” asesinato de Ernestina Ascencio, afirmando que no era presunto, sino un hecho.
Hace poco, conversando con un vendedor de artesanías en el centro de Coyoacán, cuando me dijo que era de Zongolica le comenté que yo tenía un amigo por allá, Julio Atenco. Resultó que lo conocía y me habló maravillas de él y de cómo había ayudado a las comunidades. Al despedirnos los dos dijimos: “si ve a Julio me lo saluda”. No sé si el señor haya alcanzado a llevarle mi saludo, pero yo ya no alcancé a darle el suyo.