EL-SUR

Martes 08 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Adiós a uno de los creadores de la nueva épica italiana

Federico Vite

Agosto 08, 2023

 

El escritor italiano Luca Di Meo murió en Bolonia el pasado 30 de julio. Fue un fin de semana en el que las principales noticias de todo el mundo tenían que ver con las inusitadas ondas de calor. El planeta estaba en ebullición. Di Meo tuvo la gracia de haber participado en dos de los proyectos más interesantes de la literatura italiana reciente; la suya resultó una apuesta que cabalga entre milenios. Era figura de la nueva épica italiana. Trabajó en tándem con otros escritores para crear novelas históricas bien documentadas, atractivas para quien desea adentrarse en la otra versión de la realidad, porque sus libros tienen la virtud de enfocar con claridad otro punto de vista, ya fuera el caso del Imperio Otomano, la guerra de Indochina, la creación de Estados Unidos de Norteamérica o la batalla de Lepanto.
Formó parte de los colectivos Luther Blissett (1994-1999) y Wu Ming. De Luther Blisset, sin duda, uno tiene en mente Q (1999), novela coral en la que se pone en perspectiva un hito religioso. Recrea la reforma de Lutero en la iglesia católica. En Q se narra el inicio y el declive de la reforma protestante. Todo se mueve en torno a la imagen de Lutero, en el peso que sus palabras tuvieron y el sisma que provocó. El lector asiste a los claroscuros del pensamiento belicoso que permeó toda Europa en el siglo XVI; en especial, en Münster, Amberes y Venecia. Esta obra abarca 30 años de espionaje. El lector atiende con sobresalto a los herejes, espías, putas, cortesanos, mercenarios, profetas siervos y príncipes que pueblan esta novela histórica –documentada a la perfección–. Lo más siniestro es el toque de ficción. Crean a un personaje llamado Q, quien se pone al servicio de El Vaticano para mantener informado al poderoso cardenal Giovanni Pietro Carafa, quien someterá a los anabaptistas radicales por medio de la espada. Q carece de sentimientos. En sus propias palabras, se diría que no tiene alma. Es un misántropo hecho a la medida de las circunstancias, alguien que señala a los que recibirán el martillo católico, a los enemigos de la riqueza, a los adversarios de los poderosos. Q delata por placer a quienes le parecen disidentes de la ortodoxa iglesia católica. Es un ojete hecho y derecho. Luca Di Meno sobrevivió a las extenuantes jornadas de trabajo que exigió Luther Blissett para dar luz a Q. En 2003 se tradujeron las 700 páginas de Q al inglés y la fama de este grupo de autores rebasó las fronteras de Italia. Luther Blissett era un colectivo de artistas, “un número impreciso de artistas, editores de revistas underground, operadores virtuales y militantes a favor de diversas causas sociales que se cobijaron bajo un mismo pseudónimo”. En la solapa del libro aparecía la foto del supuesto Luther Blisett, un personaje al que le dio rostro Alberto e Bianco, en 1994. Este colectivo generó mucho ruido. Incluso logró ser leyenda, a la manera de un héroe popular, como si fuera Robin Hood de la era informática. La mera existencia de Luther Blisset implicaba una crítica radical a los conceptos de derecho de autor y a la propiedad intelectual, literalmente libró una guerra de guerrillas en la industria cultural, y se solidarizó con artistas censurados de todo el mundo. Se manifestaban de manera inusual, ya fuera en un performance, tomando algunos museos y edificios públicos o transmitiendo videos que exaltaban las obras censuradas por gobiernos represores. En 1999 desapareció Luther. Y con el nuevo milenio llegó Wu Ming. En 2001, los escritores italianos Roberto Bui (Wu Ming 1), Giovanni Cattabriga (Wu Ming 2), Luca Di Meo (Wu Ming 3), Federico Guglielmi (Wu Ming 4), y Riccardo Pedrini (Wu Ming 5) iniciaron un nuevo ciclo. Al año siguiente apareció 54, una novela compleja, que inicia con la muerte de Stalin. Yugoslavia es el único país socialista que ha decidido romper relaciones con la Unión Soviética, y el llamado “territorio libre” de Trieste regresa a Italia. El descontento crece porque los ex miembros de la Resistencia Italiana vuelven a la vida pública e institucional sin problema alguno; en cambio, varios ex partisanos son perseguidos a causa de sus actividades de guerrilla. En Nápoles, el capo mafioso Lucky Luciano supervisa la creación del tráfico mundial de heroína. En Bolonia, un grupo de comunistas gruñones pasan el rato en el Bar Aurora. El local está administrado por los jóvenes hermanos Capponi, cuyo padre luchó en Yugoslavia y decidió quedarse allí después de la guerra. A esto se suma lo que ocurre en América en ese año convulso de 1954. El libro es un spaghetti western con mucha coherencia y, sobre todo, suspenso. Aparecen Alfred Hitchcock, Cary Grant, el mariscal Tito y Joseph McCarthy. Una joya que de inmediato llamó la atención de los lectores. Ahí comienza la nueva épica italiana. Hacen de la historia un caldo de cultivo para reinterpretar los hechos pasados, para mezclarlos y convertir así el relato, tensado por hilos narrativos, en una sorpresa sumamente agradable y refrescante. Para fortuna de los lectores, aún siguen llegando los libros de Wu Ming, el más reciente es Ufo78 (y en poco tiempo estará en este espacio la reseña al respecto).
En la página electrónica de la fundación Wu Ming se informa: “Nos habíamos perdido de vista, y reencontrado, y en el futuro nos volveríamos a perder y a encontrar de nuevo. De tanto en tanto hemos hecho un reencuentro, como toda band que se precie. La última fue en 2019, en la sala Stabat Mater del Archiginnasio de Bolonia. Estaba hasta los topes para el veinte aniversario de Q. Quien estuvo allí lo recordará mientras viva.Luego nos perdimos de vista. Por enésima vez. Por última vez. Esta vez no hemos conseguido volver a atrás.También hoy, como hace quince años, resulta difícil describir nuestro estado de ánimo”.
Sin caer en sentimentalismos, el boletín agrega: “No haremos una lista de anécdotas: la primera vez que lo vimos, las últimas palabras que intercambiamos. Nada. No añadiremos nada más a estas palabras. Al menos durante un buen tiempo. Lo que hemos hecho juntos ha sido importante, y ahí queda. El resto nos lo quedamos. El resto es el respeto que le debemos a nuestra historia en común”. Fueron parcos al principio, parcos son al final. El  último libro de Luca Di Meno fue Previsioni del tempo (2008). Se trata de un giallo italiano sumamente mordaz. Grosso modo es así: Las rutas de la basura imponen nuevos mapas para el crimen, los gestores del hampa y las víctimas conviven diariamente con venenos ultra tóxicos. Giuliano transporta cerdos sacrificados ilegalmente –han escapado a todos los controles de calidad– para venderlos en los supermercados. La cita es en los Apeninos con la banda de Jakup Mahmeti (ya mencionada en las páginas de Guerra contra los humanos, de Wu Ming 2). En apariencia se trata de una tarea sencilla: entregar la carne y traer un camión nuevo, cargado de basura, al puerto de Nápoles. Pero durante el viaje, dosis excesivas de Maalox, paranoia, malentendidos, grandes problemas modifican los planes. Entonces debe intervenir el corredor, sumo sacerdote de la eliminación de residuos, es un alquimista moderno al servicio de la Camorra. Se trata de una historia mordaz; obviamente, una distopía bien documentada.
Este tipo de proyectos emprendieron una tarea importantísima, básicamente enfocada a reinterpretar la historia, a encontrar entresijos que nos permiten comprender que la literatura es un dispositivo valioso para entender nuestro pasado. Luca Di Meno y sus colegas hacían una revisión exhaustiva de la historia y proponían conspiraciones, arreglos en lo oscurito de los gobiernos no sólo de Europa sino también de América e incluso de Asia. Las novelas están absolutamente documentadas y nos permiten entender la historia desde otra perspectiva. Como tener los ojos frescos. Y eso es muy, pero muy valioso.
Quizá Wu Ming sea el último grito de rebeldía. Hicieron lo imposible en el nuevo milenio, darle validez al oficio de escritor, no a la fama ni al bullicio monetario, sino que se convirtieron en algo iconoclasta y contracultural. Al alba del nuevo milenio la literatura se transformó en una edulcorada expresión de lo humano, en un mero divertimento. Si usted no conoce la obra de Luca Di Meo es buen momento para buscar sus libros.