EL-SUR

Sábado 11 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Adversidades de la economía y cambio democrático (II)

Eduardo Pérez Haro

Enero 26, 2016

Para Jaime Trejo Monroy.

“Creo que seguimos en un esquema de transición de la crisis financiera global. Esta no ha terminado. Inició con Estados Unidos, después pasó a Europa ahora está pasando a algunos países emergentes. El ciclo sigue. No hemos logrado terminar con ese ajuste”, Afirma Agustín Carstens, gobernador del Banco de México; le pregunta el entrevistador, “¿Hay el riesgo de una recesión mundial?”, y responde, “Si veo que hay riesgo. Aunque hay un cierto grado de confianza de que la economía de Estados Unidos va mejor, pero no hay que olvidarse de que todavía esa economía depende de una política monetaria sumamente expansionista, ahora un poquito menos, pero no mucho menos”.
No puedo negar que me asustan las palabras de Carstens en la entrevista que Enrique Quintana le hizo al término del Foro Económico Mundial, realizado en Davos, Suiza, y que ayer publicó El Financiero, y no porque me sorprenda el contenido y sentido de sus afirmaciones, sino porque Carstens es dueño de un optimismo que no tiene límite ni competencia, recuérdese aquel comentario que hizo ante el estallamiento de la crisis de 2008 en Estados Unidos, cuando destacó que a México si acaso “le daría un catarrito”, en desafiante corrección del adagio popular que reza que “cuando Estados Unidos estornuda, a México le da pulmonía”, y como todos sabemos se equivocó amplia y profundamente, porque en 2009 México entró en un crecimiento negativo del 6.9 por ciento que después el Inegi llevó al -6.0 por ciento a través de una secuencia de publicaciones, con lo que se evitaría que Felipe Calderón se llevará el récord de pérdida del crecimiento.
Pero como venía diciendo, no me sorprende la amenaza de una recesión mundial, sino que Castens lo reconozca después de que el FMI diera a conocer el ajuste en las expectativas de crecimiento económico del mundo, de Estados Unidos y de México antes de terminar el mes y al terminar la parafernalia del Foro de Davos. No hay duda, las cosas abrieron complicadas en 2016 y se han complicado de manera vertiginosa sin que lo puedan ocultar como es costumbre, ya decíamos en nuestra entrega anterior que las cosas abrían muy complicadas el año, pero que el gobierno y sus aduladores insistían en vendernos la idea de que a México no le pasaba nada y que la culpa era de los Chinos, en una perversa insinuación de que eran los rojos comunistas los malos de esta historia. Bueno, ya han corregido y claro que no porque leyeran mi artículo, sino por la velocidad en que se vienen deteriorando los indicadores; el dólar sube, y el peso y el petróleo bajan, y vuelvo a decir, el pronóstico de crecimiento se ajusta a la baja, pero ya no es sólo esto, sino el reconocimiento de que puede venirse una recesión global, y esas son palabras mayores.
Dicho lo anterior, retomemos lo que ahora expresa Carstens cuando señala que no estamos en dificultades que se originan a partir de la devaluación del yuan y de las pérdidas del mercado bursátil en China, sino en una oleada que viene del tsunami creado por la crisis del sistema financiero originada en Estados Unidos en 2007, y que estalló en 2008, que se extendió a Europa y ha llegado a los países emergentes como China, Rusia y Brasil, tan sólo por usar la socorrida referencia, pero en realidad está llegando a todos lados, incluido México por supuesto. Ahora bien, esta situación de indicadores a la baja en todos lados, menos en el dólar, ha creado un pánico de los dueños del dinero, los llamados inversionistas que se retiran de todos lados porque las expectativas bajan, los mercados se reducen, las acciones se devalúan, los activos se devalúan, y entonces sacan su dinero y se lo llevan a los lugares con menores riesgos aunque con márgenes de ganancia reducidos, porque el momento no invita a ganar, sino a evitar pérdidas, y entonces se trasladan a la compra de inmuebles, o bonos o dólares, lo que sea que indique menos riesgos de pérdidas; el pánico se dolariza, y esa presión lo sobrevalora, en contraste con la devaluación de las monedas nacionales.
Máxime cuando la Reserva Federal plantea una secuencia de incrementos en las tasas de interés en Estados Unidos, una medida de la que, otra vez, está tomando distancia, pues ahora dice que se la llevará más tranquila para el siguiente incremento; y es que ni Japón ni Europa le siguieron la corriente, pues, en primer lugar no tienen condiciones de recuperación como para retraer la ayuda monetaria (deuda) y si lo hicieran saben que dejarían de inyectar dinero, produciendo una sequía de recursos y, por consecuencia, una “parálisis” por todos lados contraproducente.
En segundo lugar, Estado Unidos sabe perfectamente que tampoco su economía goza de cabal salud con tendencias expansivas de crecimiento, nada de eso, y el mismo Carstens ahora lo delata cuando señala que sólo es “un poquito menos dependiente de la ayuda monetaria, pero sólo un poquito”, remarca en clara referencia a que el aumento de la tasa fue de tan sólo el 0.25 por ciento, y a todo esto sabemos que la acariciada idea de incrementar las tasas de interés responde, repito, no a la salud de la economía de los Estados Unidos sino a la necesidad de no endeudar más so pena de que resulte impagable, y eso ¡por nada del mundo lo acepta el sistema financiero!, y lo saben todos, también los europeos y los japoneses, y los chinos.
Mas no hallan como dinamizar las economías y a la vez estarse cobrando, y entonces las economías bajan el estrato del crecimiento mientras la deuda crece, convirtiéndose en gas que creará ya no una burbuja sino una bomba que puede estallar en cualquier momento; y por eso ven una recesión mundial, porque para cobrarse habrá que sacrificar el crecimiento más no el pago de deuda, y si no pregúntenle a los griegos cuando intentaron crecer y hasta después pagar, nomás no se los permitieron y, como lo señalamos entonces, no porque debieran mucho sino porque desencadenarían una replicación de esa fórmula por todos lados, y eso es a lo que no están dispuestos los financieros.
Esta financiarización de las economías no significa que el sector financiero releva la lógica de la preponderancia del sector industrial en las reglas del mercado, el valor, los precios y la ganancia, pero sí estamos ante una politización de la economía donde el capital financiero sujeta la dinámica del sector productor, y dónde los grandes países ya están inscritos en este sometimiento abriendo brechas de desequilibrios y desigualdades a las que no están acostumbrados, y por supuesto a un recrudecimiento de estas expresiones en los países no desarrollados y con diferencias entre éstos que provienen de estar mejor dotados o no para responder a las adversidades de la economía, y dónde México no tiene una condición mejor ni con las llamadas reformas estructurales que se han desvanecido en este contexto, amén de que no fueron configuradas para salvar la pobreza o la desigualdad en todos los órdenes, sino para dinamizar la acumulación de los sectores que hacen la espuma de la economía, ya no digamos los 30 o 300 personajes más ricos, sino el millón que al decir de Oxfam concentra más del 40 por ciento de la economía de 120 millones de mexicanos, pero que tampoco les está resultando y ya empiezan a mirar para otro lado buscando cómo sustituir al régimen de la Eficacia que se convirtió en una experiencia de Estado fallido, mas el presidente se resiste, pero ya veremos.
El mundo se ha complicado teniendo en el origen de los “créditos basura” un tsunami económico de consecuencias aún no previstas, las libertades del “dejar hacer, dejar pasar” en que se fundó el neoliberalismo tuvieron muchas bondades como el despliegue de la era informática, pero en sus excesos ha creado la supremacía política del sistema financiero que se impone a toda fuerza sin reservas ni rubor alguno, por el contrario, se aferra hasta la necedad y por encima de todo lo que se oponga, así pareciera disponerse ante el ascenso Chino o la fuerza árabe y del mundo musulmán, cuando en medio de estas dificultades que bloquean el desarrollo se traban en una guerra energética, tirándose los petroprecios y con ello acicateándose las dificultades económico-financieras.
En medio de frenar el crecimiento y apuntar hacia una recesión mundial no se quita el dedo del renglón en la lucha por el predominio político-militar como recurso para recuperar la hegemonía occidental con acento norteamericano, y háganle como quieran.
Con humildad subordinada, Carstens sólo dice que se irá detrás de la Reserva Federal y se pronuncia en favor de su patrón repitiendo la insustancial frase de “continuar con las reformas” alineándose con la indisposición de cambios para invertir la ecuación de la sobrepolitización financiera y poner por delante al sector productivo, necedad proveniente de la indisposición a cambiar acuerdos con el gran capital y Estados Unidos, y también del desconocimiento de cómo hacerlo, por la sencilla razón de que se entiende la política de control social y político a toda costa, pero no se sabe nada de la idea de hacer política con las sociedades de base de la nación en las que, por supuesto, no sólo entra el sector popular sino todos los sectores y regiones, pero eso les parece demasiado y quién sabe con qué se come.
La democracia resulta una palabra muy útil que todo mundo usa y nadie sabe en qué consiste, al menos para los partidos políticos no tiene sentido más que como discurso que viste, pero que no les implica ningún proceso de trabajo, mucho menos una disposición a convertirle en la vía de la fuerza fundamental; y así se avecinan las próximas elecciones que, como hemos expresado, se colocan para acomodar las condiciones para repetir al PRI en el gobierno federal que se concursará en 2018 y para elevar las cuotas de poder de la partidocracia, en la que Morena no se alinea detrás del PRI como los demás, pero tampoco da cuenta de la debida democratización de sus estructuras, y métodos de conformación y desempeño, manteniéndonos con la oferta de la honradez valiente y la proclividad al mayor acento de lo social que viene bien, sin duda, en el mundo del que venimos hablando en los párrafos anteriores no parece ser suficiente, y para prueba ahí están los griegos, o los brasileños, para no abrir la lista.
Lo que quiero señalar nuevamente es que no basta un personaje honrado, porque lo que se precisa es la fuerza de una sociedad y un gobierno democráticos que no puede ser reducido a ganar el día de las elecciones, no ya porque en México las elecciones son una institucionalidad corroída por el dinero y el control artero, ya no digamos por la penetración filtración del extendido, multifacético y polivalente crimen organizado que está dentro y fuera de las instituciones del Estado, sino porque la complejidad de la controversia global en la economía, dígase sector financiero vs sector productivo, la superación de las tensiones bélicas, la lucha por la hegemonía, etcétera, no se atienden con una simple plataforma de honradez y vocación social, insisto, no porque eso esté mal, sino porque hay que lidiar con mucho más variables de todo orden, culturales, sociales, históricas, políticas, económicas y las que usted quiera agregar sin caer en una lista de ocurrencias, porque de lo que estamos hablando es de la debilidad de los gobiernos que se confían a un triunfo electoral y al liderazgo de algún personaje, hombre o mujer, que terminarán siendo avasallados por la fuerza de los acontecimientos externos e internos.
Cuál es el escenario que nos ofrecerán las 13 entidades que este año tendrán elecciones y cuáles las condiciones con las que el PRI se prepara para asistir este año 2016 y el 2018. Ahí está el reciente proceso de Colima que repitió elección a gobernador por haber incurrido en irregularidades en las elecciones del año pasado. Concursaron los mismos, ganaron los mismos, se trampearon con la discreción necesaria los mismos, y todo los mismos con la misma suciedad, institucionalidad y perspectiva.
Cómo podrá enfilarse el PRI en un contexto en el que la economía lo hace trizas como gobierno con todo y sus reformas, y la inseguridad lejos de lo que escondió durante el primer año del régimen ahora se pone en el primer plano de los medios informativos tirando en los hechos la narrativa de mejoría en los indicadores. Todo indica que forzará sus más deleznables tradiciones para asegurarse un triunfo porque a pesar de no tener un adversario equiparable ha perdido las confianzas de mucha gente que en 2012 le creyó ante la desilusión del panismo y puede irse por Morena en gran medida, y ya lo dijo en su discurso del tercer informe y fue a la ONU a exhibir sus temores, lo que le ha colocado en una real inquietud que puede volverse desesperación y rudeza.
Sigo pensando que la política tiene las blancas y tira primero, pero la democracia debe ser foco de atención en las ideas y en la práctica, y llevará tiempo, pero habrá que empezar desde ahora. Seguimos.

[email protected]