EL-SUR

Lunes 06 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Agenda 2020: prueba de agudeza visual

Efren Garcia Villalvazo

Enero 11, 2020

Llegamos a este año que sospechosamente se parece a una prueba perfecta de agudeza visual, quizá como una señal clara de que ahora más que nunca tenemos que abrir muy bien los ojos en materia ambiental. Y para comenzar en estos calmos días de fin de año me di a la tarea de pasar los pendientes del año que muere en la nueva libreta, más optimista, del año que se aproxima.
Muchos eventos a nivel mundial nos han dado a entender que vivimos en una batea en la que todo, absolutamente todo, se comparte, para bien o para mal. Las ya instaladas arribazones masivas de sargazo en el Caribe, las dolorosas heridas infligidas al planeta por los incendios en la Amazonia, el todavía no resuelto desastre máximo de Australia y la muerte de millones de plantas y animales por incineración deberían colocarnos en un reflexivo ánimo luctuoso ante la demostración de lo destructivo y autodestructivos que somos como habitantes de este frágil planeta. Así somos, difícilmente cambiaremos y de seguro diremos en nuestra defensa que “enseñaremos” educación ambiental a las nuevas generaciones para que sean ellos (¿?) los que resuelvan el desastre que esta generación les dejamos a “los de atrás”. Antes de que se asiente el hollín de las dos regiones en llamas ya mencionadas, bueno será recordar que el banderazo de inicio de las acciones para limitar emisiones de carbono que se suponía entraban en funciones a partir de este año resultaron torpedeadas y hundidas con rapidez por los países mas desarrollados que no están dispuestos a sacrificar su crecimiento económico por cuestiones de tipo ambiental, así les vaya la vida en ello. Irónicamente, este último propósito parece que será cumplido a cabalidad. Todo apunta a ese destino.
Pecando de regionalista y hasta de localista, mi preocupación va sobre temas de la ciudad en que me desenvuelvo, por lo que escribo en la libreta del 2020 los pendientes que arrastramos desde el año pasado. No quiere decir que sean los más importantes, solo los que en ese momento tengo a la vista..
Calandrias motorizadas: cuando creíamos haber visto todo en materia de soluciones salomónicas, brota esta quimera producto del deseo de quedar bien con todos y no parecer impopular. Cambiar caballos por cuatrimotos no es de lo más ingenioso que pueda proponerse, y ya puesto en ese territorio lo más adecuado sería o mejorar las condiciones de los caballos y su trabajo o de plano eliminarlos como actividad, teniendo los dueños que adaptarse a otro trabajo de la misma manera que lo hemos hecho todos los demás habitantes de esta ciudad, país y mundo en general cuando las condiciones han cambiado y no favorecen la continuación de la actividad que hasta ese momento habíamos desempeñado. Como idea no solicitada, si es que insisten en el giro, sería el de cambiarlos por bicitaxis a pedal activado por sudor humano, así como los de la ciudad de México. Allá funcionan bien y son populares.
Aguas residuales: después de haber recibido en repetidas ocasiones la vergonzosa distinción de tener las playas más contaminadas del país –cosa que dudo, pues en todo México se trata con el mismo descuido a las aguas residuales– seguimos la línea trillada de descalificar patrióticamente a la Cofepros por hacer los muestreos prevacacionales justo antes de las vacaciones –por algo se llaman asi– y salir reprobados y puestos contra la pared con orejas de burro por contaminar el mar y ni siquiera avisarle a los turistas. Si ya sabemos dónde ocurren estos picos de contaminación, ahora que no tenemos turistas hay que corregir lo que está mal para que no se sigan descargando aguas residuales a los canales pluviales, que es la pesadilla de difícil solución en nuestro adorado puerto. Ni modo, múltese a quien contamine, así sea precarista, funcionario, ciudadano común y corriente u hotel a la orilla de la playa. Es un delito con doble filo en Acapulco que vive de su imagen turística. Es, puesto en perspectiva, uno de los más nocivos enemigos del puerto.
Gala pirotécnica obsoleta: esperemos que esta que acaba de pasar sea la última. Se ha demostrado que quemar pólvora tiene multitud de efectos negativos pues incrementa el nivel de emisiones de carbono a la atmosfera sin necesidad, impregna de metales y otros compuestos el aire de las ciudades y es absolutamente incongruente con el propósito general manifestado por casi dos centenas de países de reducir las emisiones de carbono para cumplir compromisos internacionales. Y no podemos basar nuestro atractivo principal para los turistas de fin de año en este acto de barbarie carbónica que nos hace ver como un destino –y país– de quinta categoría; ya países como Japón y Alemania han dejado de celebrar la entrada del año nuevo con este ritual abiertamente antiatmosférico. Alternativa: espectáculo con enjambres de drones y rayos láser, con la ventaja de que también deja “raja” a los organizadores y nos haría ver como un destino turístico de vanguardia.
Incremento de áreas naturales protegidas: o por lo menos, que no se reduzca su superficie, aludiendo al multifragmentado y lujuriosamente deseado Parque Nacional El Veladero, el cual se reduce velozmente producto de invasiones por varios de sus frentes, perdiendo superficie vegetal e incrementando el riesgo de derrumbes y aludes de rocas y materiales no consolidados por arrastres de agua, asunto que ya hemos experimentado en eventos como el huracán Paulina hace algunos años.
Otro asunto es la consolidación del largamente acariciado proyecto de área protegida de la Isla de La Roqueta y el canal marino de Boca Chica, joya de la corona de la conservación en el municipio y que colocaría al mismo en un lugar privilegiado desde el punto de vista de propuesta de turismo de naturaleza en nuestro país.
Plantas de tratamiento de aguas residuales y su reúso: ojalá, ojalá, ojalá y el anuncio que hizo el director de CAPAMA, Leonel Galindo González, pueda ser cumplido a cabalidad y que por el camino no le pellizquen el recurso producto de una gestión que llevó a cabo en un certamen internacional para remodelar algunas de las plantas de tratamiento de aguas residuales del municipio y una granja solar para dotarles de energía eléctrica y no tener que depender de la CFE para este servicio. Quedaría pendiente en el futuro, en una segunda fase y con procesos adicionales, quizá hasta ser reutilizada como agua potable.El futuro nos alcanza y se deben hacer propuestas audaces.
Parque Papagayo versión 2020: finalmente aquí a la espera de que se presente el proyecto de desarrollo de este erróneamente llamado “pulmón verde” por consenso de medios y ciudadanos que en la escuela primaria no les quedó claro que un pulmón consume oxígeno y no lo produce. Mucha incertidumbre, manejo de “proyectos” que han circulado por redes y frases ambiguas y muy interpretables, provenientes desde el gobernador hasta el director del parque, han inquietado a la comunidad porteña con respecto al destino de este lugar que representa el nacimiento del movimiento ambientalista de la ciudad con muchos de sus miembros más radicales, que era lo que se necesitaba en una época en donde la gente destrozaba su entorno sin la más mínima consideración. Propuesta inmediata: un inventario georreferenciado de árboles del parque que servirá como guía para saber si celebraremos lo que se conservó o si se ingresará al padrón de actos vergonzosos del puerto, como se anuncia en el video que circula por internet en donde los árboles para tirar ya tienen una marca verde –de muerte– en su tronco.
Cierto es que muchos de estos problemas se arrastran desde el nacimiento del puerto como destino turístico, pero no es por supuesto ninguna justificación, y menos en un ambiente de competencia con otros destinos que nos colocan en la encrucijada de tener que mejorar las condiciones de limpieza de las aguas de la bahía, las playas y la ciudad en general o de plano desaparecer aún más del ya muy devaluado horizonte turístico que disfrutamos, en el que viene un montón de gente con muy pocos recursos que apenas vuelven rentable la visita por el uso que hacen de los recursos y servicios básicos de la ciudad.
La lista no es ni con mucho exhaustiva. Pero es un buen arranque para ir monitoreando el desarrollo de alguno de los temas ambientales más sentidos de la ciudad. Aprovecho para desear un feliz año a los lectores de Mar de Fondo y les invito a participar de manera activa para corregir de manera decidida la problemática ambiental de la ciudad. Es nuestro granito de arena para darle vida larga al planeta.