EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

AIFA, el aeropuerto de México

Arturo Martínez Núñez

Marzo 22, 2022

 

El día de ayer tuve el inmenso honor de atestiguar un momento histórico para la vida nacional. La puesta en marcha del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) tiene muchos significados y es la síntesis de lo que significa la Cuarta Transformación Nacional: cambiar de raíz para erradicar la corrupción y hacer más con menos para lograr el bienestar de la población.
Lo primero que hay que comentar es la distancia hasta el AIFA. La propaganda de los opositores y la falta de actualización de los buscadores como Google Maps o Waze, hacen que mucha gente piense que la distancia al AIFA es mayor que la real. Yo me desplacé desde el aeropuerto Benito Juárez y mi recorrido duró exactamente una hora. El mismo trayecto de regreso fue de cuarenta minutos. Y eso que aún no están plenamente señalizadas las obras viales complementarias. El tren suburbano se encuentra en la etapa final de su construcción y el MexiBus opera ya con normalidad.
Al llegar al AIFA, lo primero que impresiona es la dimensión de lo que, más que un aeropuerto, es un complejo aeroportuario, prácticamente una ciudad aeropuerto. El AIFA no es sólo la torre de control ni las salas de abordaje sino todo el complejo, que es gigantesco. Dentro existen amplias y diversas vialidades que conectan los distintos puntos de este sitio de cientos de hectáreas.
En el AIFA se construyeron dos pistas de 4 mil 500 metros cada una y la Base Aérea de Santa Lucía no sólo no fue reubicada, sino que fue modernizada.
En el evento protocolario estuvieron presentes los principales hombres y mujeres de negocios, empresarios del sector aeronáutico y gran parte de la clase política: diputados, senadores, gobernadores y servidores públicos.
El gran orador de la mañana fue el General de Brigada, Ingeniero Constructor, Gustavo Ricardo Vallejo Suárez, Comandante del Agrupamiento de Santa Lucía. El general Vallejo informó que la obra duró 880 días con sus noches. Que se siguieron los principios de honestidad, austeridad y funcionalidad. Mencionó que en el AIFA se demostró que se pueden construir obras de calidad alejados de los vicios de la corrupción. Señaló que mientras el mundo hacía una pausa por la pandemia, los trabajos en el AIFA nunca se detuvieron. Del presupuesto original de 74 mil 535 millones de pesos, con el ajuste inflacionario se pudieron haber gastado 88 mil 107 millones de pesos, pero que no fue necesario.
El complejo aeroportuario incluye terminales de carga, de helicópteros, aduanas, correos, centros comerciales y cientos de kilómetros de ductos y cables. El Gobierno de la República adquirió las mil 400 hectáreas adyacentes para garantizar el crecimiento ordenado en los próximos 50 años.
El General Vallejo dijo que cuando se encontraron restos de mamuts, se procedió a construir el Museo de los mismos: “podemos construir el futuro sin destruir nuestro pasado”.
El AIFA se encuentra en una zona donde vive gran parte de la gente que habita la Zona Metropolitana del Valle de México. Está pensado para que vuelen los que hoy no vuelan. Con su cercanía a la autopista México-Pachuca, al Circuito Exterior Mexiquense y al Arco Norte, el AIFA se convierte en el aeropuerto del Valle de México, pero también de Pachuca, de Puebla, de Querétaro y de todo el altiplano. Combinado con el aeropuerto de Toluca y el de la Ciudad de México integrarán el Sistema Metropolitano de Aeropuertos.
El gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, señaló contundente que el AIFA era la obra de infraestructura más importante de lo que va del siglo en México.
La puesta en marcha del AIFA es un hito histórico porque demuestra en los hechos que se puede hacer más con menos, que no es necesario endeudarse para construir infraestructura estratégica, que tenemos en los ingenieros militares y en los ingenieros civiles mexicanos, calidad suficiente para hacer lo que nos propongamos. Que es mentira eso de que “entre más obra, más sobra”. Que es una falacia lo de que “el que no transa no avanza”. Que los mexicanos podemos romper el estigma de los presupuestos inflados, las obras de mala calidad y los contratos leoninos pensados en empeñar la renta nacional por décadas.
El AIFA es el aeropuerto de México; el AIFA es el aeropuerto de todas y de todos, no sólo de los chilangocentristas; el AIFA es el aeropuerto de los chairos, pero también de los fifís; el AIFA es el aeropuerto de la Ciudad de México pero también de toda su zona metropolitana y de gran parte del altiplano; el AIFA es una gran obra que está pensando también en la aviación de carga y en la logística comercial; el AIFA es una obra ordenada por los civiles, supervisada por los militares y construida con el sudor de 160 mil mujeres y hombres que dejaron todo su esfuerzo en una hazaña que es de todas y todos los mexicanos.
El 21 de marzo de cada año, además de festejar al Benemérito de las Américas, habremos de festejar el día en que las y los mexicanos dijimos basta ya de corrupción: podemos y debemos de hacer más y mejores obras. Convertir las decisiones de Estado en obras para el bienestar y el servicio del pueblo y no en una maquinaria de corrupción y enriquecimiento ilícito, pensada para el expolio, los contratos de mantenimiento leoninos e interminables y los vicios ocultos que cuestan miles de millones a todos los mexicanos. Ayer fue un día de fiesta y en ese gran día de fiesta, el principal responsable de la gran transformación nacional ni siquiera tuvo que hablar. Ayer hablaron los hechos. Ayer la palabra se convirtió en obra. Ayer los hechos fueron amores.
Es un honor ser mexicano en estos tiempos de transformación nacional.