EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Al caer la tarde, la esperanza y mejores tiempos para el país

Abelardo Martín M.

Marzo 23, 2021

La mejor garantía de vida útil, productiva y feliz que un país puede (y debe) garantizar a sus habitantes es salud, educación y una vejez (tercera edad, le dicen los neoliberales) tranquila. Si al nacer el futuro ciudadano no cuenta con esto, con toda seguridad que intentará (o soñará) emigrar y cambiar de residencia.
Los gobiernos de la llamada época post revolucionaria de México en el siglo pasado, intentaron garantizar sufragio efectivo, no reelección y justicia social, sin embargo, la realidad le jugó malas pasadas a los mexicanos y los objetivos de prosperidad y democracia beneficiaron a una minoría convertida en oligarquía ciega y sorda con un gobierno cada vez más débil y cada vez más dócil a sus intereses.
Los sueños de salud y educación públicos obligatorios y gratuitos para los mexicanos se perdieron cuando varios gobiernos priístas primero y después los panistas decidieron desmantelar los servicios públicos y estimular los privados, lo que terminó por empobrecer aún más a los pobres, dejar sin opción de superación a las clases media y, por una corrupción voraz e irrefrenable, beneficiar a las clases ricas.
Afortunadamente como dice el refrán “No hay mal que dure 100 años” y en efecto la Cuarta Transformación ofreció frenar en seco y revertir esa tendencia, a la que una oposición cada vez más estridente se opone por todos los medios. El fin de la etapa neoliberal en el mundo se agregó la pandemia del Covid-19 que ayudó a rectificar, corregir y dar cauce a los anhelos de salud, educación y ahora pensión para los mexicanos, con la garantía de que los presupuestos vayan a esos propósitos.
Un año después del inicio de la pandemia en México, mejores tiempos parecen esperar al país. Hay todavía el riesgo, advertido por el propio Presidente de la República de un tercer rebrote del virus, que en algunas zonas del planeta ha empezado a causar nuevamente estragos. Pero si los tiempos son propicios, el proceso de vacunación que tomó buen ritmo, nos permitirá afrontar la recurrencia del fenómeno epidémico con mejores resultados.
También de ahí que la expectativa económica haya mejorado y quienes hace meses veían un panorama desalentador en éste y en los siguientes años, ahora pronostican una tasa elevada de crecimiento económico y de recuperación del empleo.
En este aspecto, han ocurrido hechos que reafirman la esperanza como un bálsamo para el futuro de nuestra nación. El 18 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, anunció el descubrimiento de un yacimiento gigante en tierras de Tabasco, llamado Dzimpona-1, que por su magnitud dará lugar al establecimiento de un complejo petrolero en la región, al que se le impondrá el nombre del general Francisco J. Múgica.
Junto con ello se anunció nueva orientación en la explotación petrolera, consistente en ya no extraer crudo para su exportación, sino que la producción excedente se destinará al consumo nacional, lo cual implicará cuidar mejor nuestros recursos y enfocarlos a estimular el desarrollo del país.
Posteriormente, en Guelatao, Oaxaca, al celebrar el natalicio de Benito Juárez, López Obrador adelantó otra gran noticia: el programa de apoyo a los adultos mayores, que en zonas urbanas beneficia a los mayores de 68 años, en breve se otorgará desde los 65, como ya ocurre en zonas rurales, y además se irán incrementando paulatinamente los recursos que se entregan a cada persona, hasta duplicarse en 2024, último año del actual gobierno.
La vejez es una de los más graves factores de vulnerabilidad en una sociedad como la nuestra, pues es la etapa en que concluye la vida productiva de las personas, por lo tanto, disminuyen drásticamente sus ingresos, y en su caso las pensiones son apenas un paliativo. Sin embargo, hay muchos adultos mayores que no estuvieron afiliados a la seguridad social y por lo tanto ni siquiera generaron derechos de jubilación; para ellos el futuro es mucho más calamitoso.
Añádase que en ese periodo se requiere de mayor atención médica, tratamientos y medicinas ante el deterioro en la salud. Desde jefe de Gobierno en el entonces Distrito Federal, López Obrador identificó esa carencia como uno de los puntos que requería atenderse con urgencia y lo hizo, otorgó por primera vez una pensión a los adultos mayores de la capital. El éxito fue tal que varios gobiernos estatales la imitaron y obligó al gobierno federal a extenderla a nivel nacional, aunque con limitaciones que ahora ya no tiene, pues se volvió un programa universal.
La ampliación de su cobertura y el crecimiento de los recursos que entrega ese programa sólo pueden ser vistos como el pago de una deuda social con las generaciones que construyeron la nación que hoy tenemos. Les dará una mejor calidad de vida y les reducirá a varios millones de ancianos sus angustias económicas.
Y aunque la de adultos mayores no es la población mayoritaria, la magnitud que adquiere el programa sí tendrá un impacto en la economía al darle un mayor poder de compra, que desde luego se traducirá en una mayor demanda de bienes que incentivará el comercio y la producción en su conjunto. En estados como Guerrero es relevante, pues los adultos mayores están pasando de un segmento pequeño en la composición poblacional, a ser uno de los grupos que crece con mayor rapidez.
De acuerdo con los resultados todavía recientes del censo 2020, en Guerrero habitan más de 300 mil adultos mayores, cerca del 10 por ciento de la población total y es una de las entidades con mayor envejecimiento, pues a las razones naturales generales, básicamente una menor tasa de nacimientos y la prolongación de la esperanza de vida, aquí se añaden factores específicos, entre ellos uno notable: la constante migración fuera de la entidad e incluso fuera del territorio nacional.
Asuntos como éstos del crecimiento y el desarrollo del país y de sus regiones, y la mejoría de las condiciones de vida de toda la gente, pero en especial de la más vulnerable, debería ser el eje del debate entre los grupos políticos y entre quienes aspiran a gobernar, ahora que arrancaron las campañas electorales.
Pero de estas cosas ni se habla, reditúan más los chismes y las acusaciones mutuas. Y si de lo importante no se habla, menos esperemos que se atienda.
Pero llegó la primavera y con ella la esperanza se renueva en que, por fin, no sólo educación y salud, sino también que al caer la tarde, o sea en la vejez, se aviva cuando se anuncia que las pensiones no sólo se incrementan en su monto, sino en su cobertura, muy bueno porque “para allá vamos todos… casi todos”.