EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

ESTRICTAMENTE PERSONAL

Al pan, PAN

Raymundo Riva Palacio

Marzo 16, 2005

ESTRICTAMENTE PERSONAL

El conflicto dentro del PAN es ensordecedor. El estruendo porque Manuel Espino ganó la presidencia del partido ha sido bastante inusitado, al acusarlo públicamente de mano dura, vengativo, excluyente y hasta hueco de la cabeza. El clímax de la primera estación lo dio la diputada Tatiana Clouthier, hija de un icono del partido, quien decidió renunciar al PAN en protesta por la victoria de Espino, anticipando no sólo la rebelión dentro de la institución sino probablemente una depuración.

Le critican a Espino la forma como se conduce. En efecto, Espino es un político bastante atrabancado, pero lo extraño de la reacción es que no es un hipócrita, ni fingió ser una cosa para descubrirse otra. Espino es bastante duro, y fue ganando el PAN frente a los ojos de todos, colocando a sus incondicionales en los puestos que quedaban vacantes, sin que nadie frenara al entonces secretario general del partido ni hiciera nada por balancear su ofensiva para hacerse de la presidencia. Fue a contracorriente de la Presidencia, que apuntaló a Carlos Medina Plascencia como su candidato.

Desde el principio, sin embargo, esa cargada no funcionó. Pese a la señal presidencial de que todos deberían estar con Medina Plascencia, dentro del propio gabinete hubo vacíos, y comidas que se planearon para apoyarlo, tuvieron falta de quórum de secretarios de Estado. Algunos incluso, como el de Relaciones Exteriores Luis Ernesto Derbez, de plano optaron por apoyar a Espino. El presidente Vicente Fox y Espino, como marcan los manuales de la política, rápidamente hicieron una alianza y el nuevo dirigente del PAN le dio cabida en el Comité Ejecutivo Nacional a Marta Sahagún.

Los panistas gritaron que están convirtiéndose en una mala copia del PRI. “El PAN se sacó al priísta que dicen todos llevamos dentro, y este afloró en las prácticas: compra de voluntades, regala o intercambia puestos, amenaza, etcétera”, denunció la diputada Clouthier. Otro panista ubicado en la extrema derecha, Germán Martínez, que era el subcoordinador de la bancada en el Congreso, tildó a Espino de ser de extrema derecha. Los radicales acusan a su nuevo dirigente de radical, los ultras, de ser ultra. Los gritos incluyen la calificación de que un grupo político se ha apoderado del partido. Cuando uno se aleja de los decibeles que están elevándose cada día, uno puede ver un dejo de esquizofrenia, pues el grupo político que se apoderó del PAN es precisamente al cual la mayoría de los que hoy se quejan, pertenecen.

Espino pertenece al llamado grupo de los bárbaros del norte, que se empieza a configurar en 1982 cuando coincidió el resentimiento del ex dirigente de la Coparmex Manuel Clouthier porque no lo hicieron diputado del PRI, con la nacionalización de la banca realizada por el ex presidente José López Portillo. Ese grupo adquirió mayor fuerza en 1986, cuando sus candidatos a las gubernaturas de Chihuahua y Durango Francisco Barrio y Rodolfo Elizondo, reclamaron fraude al perder en los comicios.

Clouthier, el difunto padre de Tatiana, fue quien llevó a la política a Vicente Fox y lo incorporó al movimiento de los bárbaros del norte, algunos de los cuales hoy forman parte del gabinete. Elizondo es secretario de Turismo, y Fernando Canales Clariond, que fue gobernador de Nuevo León, es secretario de Economía. Barrio, quien sería gobernador de Chihuahua, fue secretario de la Contraloría –hoy Función Pública–, y es aspirante a la candidatura presidencial. El presidente saliente del PAN, Luis Felipe Bravo Mena, también salió de la Coparmex y él, como muchos bárbaros del norte, fueron tutelados por un panista histórico, don Luis H. Álvarez.

Los bárbaros del norte se fueron apoderando gradualmente del PAN, desplazando a las viejas familias de abogados que lo controlaron históricamente, pero no haciendo cosas que no hubieran hecho ellos mismos. El PAN tradicional fue el que negoció con el presidente Carlos Salinas el apoyo a sus reformas económicas a cambio de posiciones políticas, que el columnista de El Universal Francisco Cárdenas Cruz bautizara como las concertacesiones. En una de esas negociaciones, Salinas le quitó literalmente hablando la gubernatura a Ramón Aguirre para entregársela a Medina Plascencia, y por petición del ahora senador Diego Fernández de Cevallos, uno de los panistas de cepa, se reformó el artículo 82 constitucional que permitía aspirar a la Presidencia a hijos de extranjeros, cuya dedicatoria iba para Fox. Fue tal la convivencia de Salinas con el PAN que el propio Manuel Clouthier y el ideólogo Carlos Castillo Peraza declararon que el ex presidente gobernaba con el programa panista.

Al revisar la historia reciente del PAN no se encuentran razones suficientes para entender el escándalo en el cual se encuentra metido el partido en estos días. Espino no es un advenedizo, sino un subproducto de aquél movimiento. Entonces, ¿por qué tanto ruido? Una forma de empezar a entenderlo es quitar toda la retórica belicosa contra Espino y ubicar sus purgas, desplazamientos y reacomodos internos desde otra perspectiva. No es la toma del poder de un grupo político distinto al de los que hoy se quejan lo que los tiene en el borde de la rebelión sino el 2006. En efecto, la presidencia de Espino en el PAN lastimó a prácticamente todos los aspirantes. Felipe Calderón, quizás el que más afectado resulta, pertenece al panismo tradicional que fue siendo desplazado por los bárbaros del norte, con lo cual se explica las virulentas críticas que le propinó al nuevo dirigente el ex vocero del PAN, Juan Ignacio Zavala, quien es su cuñado. También explica la violencia discursiva del diputado Martínez, pues era el hombre fuerte de Calderón en el Congreso, hoy marginado. Barrio, con quien trabajó Espino en Chihuahua, se siente afectado porque se sospecha que su ex colaborador pactó en Los Pinos el apoyo al secretario de Gobernación, Santiago Creel, quien es el candidato presidencial para el 2006, y quien ya abrió la puerta de la política transexenal, como candidata a gobernar el Distrito Federal, a la señora Sahagún.

Ahí está el fondo del problema dentro del PAN, la sucesión presidencial. No es un asunto ideológico, ni programático, ni de purgas estalinistas. Se trata de que un hijo de muchos de ellos se alineó con Creel, cuando lo que quisieran es equidad y neutralidad en un proceso sucesorio que, desde Los Pinos, es inequitativo y parcial. Lo que vemos no es lo que gritan; es simplemente política.

 

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