EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Alcaldes de Acapulco (LII y último)

Anituy Rebolledo Ayerdi

Octubre 25, 2018

 

Juan García Jiménez

Según lo anticipado, con esta entrega concluye la segunda serie Alcaldes de Acapulco. A lo largo de la misma se reseñaron los mandos del municipio a partir de 1910 y hasta hoy, 2018. La nueva oferta para continuar con el tema, si antes no nos falta aire o viene El Bronco y nos corta las manos, será hasta enero o febrero del año entrante. Es decir, hasta que nos apropiemos de la información necesaria y suficiente para continuar el tema.
Para dejar atrás la recreación de todos los géneros dramáticos en el arte de la política, utilizaremos el recurso implacable de los poetas para hostigar a los políticos. Provocándoles, aunque no lo demuestren, malos ratos, enojos y entripados, para felicidad de los lectores con la floración de sonrisas y el estruendo de carcajadas. Principiemos con uno de los más grandes poetas vernáculos de este país, Juan García Jiménez, de Ometepec:

Caballero Aburto

Primeras líneas de una carta del poeta García Jiménez dirigida al gobernador Raúl Caballero Aburto, su paisano, advirtiéndole que era engañado por sus colaboradores más cercanos:

¡Alerta, mi General, que hay general descontento…!

Malicioso

A otro de sus paisanos , Eloy Montero Mier, nada menos que secretario general de Gobierno de Caballero Aburto, tipo prepotente y majadero, García Jiménez le dedicó un epigrama lleno de malicia:

De mi cariño no dudes
que te lo guardo infinito.
Mientras a mi alma no vejes y a mi corazón no dejes,
he de buscarte Eloyito

Chorro

A Joaquín Gudiño Flores, también funcionario de gobierno y oriundo del Bello nido cantado por José Agustín Ramírez, el autor de Remigio le dedicó esta cuarteta:

A la verdad yo me ciño,
me dijo el bohemio Corro,
¡Ah, que mal anda Gudiño!
pues Gudiño anda con Chorro
(Ramón Chorro Llopis, poeta español, asesor del político).

Sabios de membrete

Juanito García versifica los nombramientos otorgados por el presidente López Mateos en favor de los ex presidentes vivos de este país.

Entraron al gabinete
–sin consultar a ninguno–
siete sabios de membrete.
Si no podemos con uno
¡qué vamos a hacer con siete!

Acosta

El bien recordado poeta costachiquense reproducía a la mitad del siglo XX las dieciochescas tertulias del legendario Negrito poeta. En ellas los hombres tocados por las musas, históricamente juaneados, comían y bebían con el recurso del ingenio. Juan García se ha integrado a una mesa del Rincón Chino invitado por los reporteros de Trópico que esperan a un amigo. Éste es el agente aduanal don Fernando Acosta, a quien el poeta le ofrece la bienvenida:

Buen viento nos trae Acosta, viene a engrosar el corrillo, beberemos a su costa
a costa de su bolsillo.

Maravatío

Alguien, en otra tertulia similar, ofrece un cartón de cerveza a quien le encuentre consonancia a la palabra “patio”. Juanito se lo gana, naturalmente:

Por decir Maravatío
dije una vez Maravatio.
¡He ganado, señor mío,
hallé consonante a “patio”!

Pesos

El poeta costachiquense responde el recado de una de sus musas:

“En tu recado encontré ortográficos excesos.
¿Por qué al pedirme diez besos lo escribes con “p” de pesos?”

Alas rotas

En otra tertulia etilopoética, de las que eran su mero mole, Juanito se despide:

Pido cuando yo muera
por si la muerte es honor,
que entierren mi calavera
junto a la del Güero Sol
(Personaje chilpancingueño muy popular y querido por su ingenio).

Grito, por Salvador Novo

La gente dice en un grito
que el señor gobernador
gobernaría mejor
si se volviera expedito

Cacique

Epigramista Manuel Campos y Díaz se ocupó también del gobernador de Guerrero, del que hace escarnio en cinco versos:

Alguien dijo por ahí
y quizás se quedó corto,
que un voraz cacique así
no es Aburto sino aborto
de eso que llaman el PRI

Error

No es la política la que hace a un candidato convertirse en un ladrón, es tu voto, ciudadano, el que hace a un ladrón convertirse en político.

Rumores

Los rumores son elaborados por hipócritas, difundidos por tontos y aceptados por idiotas.

El señor diputado, por Renato Leduc:

Con la boca reseca, reseca
y el cabello erizado, erizado corretea de la seca a la meca el presunto señor diputado.

Trasudando sufragio efectivo caga sangre el señor diputado al pensar que pudiera algún vivo comerle el mandando

Ya en la paz del Congreso descansa triunfador el señor diputado bien repleto el bolsillo y la panza, y en la boca, fruncida, un candado.

Epigramista notable, Epigmenio Guzmán se despide del presidente López Mateos:

Ya te vas López Mateos,
presidente, ya te vas.
Y te vas haciendo feos
pues hiciste a Díaz Ordaz

Fue Francisco Pancho Liguori uno de los más celebrados epigramistas del siglo XX mexicano:

Eneas

Eneas, mi perro querido
murió, y aunque no lo creas
tanto, tanto lo he sentido
que, aun estando dormido,
siento que me lame Eneas

El preparatoriano poeta Francisco Liguori censura por faltista a su maestro don Mariano Azuela, autor de la célebre novela Los de Abajo:

Ya se rumora en la escuela,
en son de chunga y relajo,
que al maestro Azuela
pesan mucho Los de abajo.

De Pancho Liguori para un amigo canijo:

Tuve un amigo canijo
que leyó en un libro viejo
aquél antiguo consejo
y lo siguió muy prolijo;
pero por irónico modo,
le salió muy mal todo.
Al final de la jornada
logró un libro muy aburrido, un árbol seco y torcido
y un hijo de la chingada.

Liguori censura los programas de violencia por la televisión:

Ya prohibió Gobernación
los programas de violencia
pues lesionan la conciencia
su morbosa difusión.
Urge ampliar la prohibición a ciertos genios locales
que inundan nuestros canales y despiertan al mirarles
los instintos criminales
¡pues dan ganas de matarles!

Los diputados de Liguori:

En el informe pasado
lloraron como una dama,
los señores diputados
de buena y de mala fama.
Es que ellos han encontrado que “el que no llora no mama”

El poeta mexicano Xavier Villaurrutia responde a las invectivas del español José Bergamín:

Cambias de opinión, al fin,
o niegas lo que sostienes
O te falta, Bergamín,
o te sobra lo que tienes

Antonio de Ochoa y Acuña dedica sus versos a Anacleta, de oficio universal:

Enfermó Anacleta
y presto
vino el médico, pulsóla
e hizo grave sabio gesto:
¿Es puta doña Anacleta?,
–a la criada preguntó–
y ésta al punto respondió:
–No señor es alcahueta.