Anituy Rebolledo Ayerdi
Agosto 30, 2018
A la memoria de Arturo Escobar García, periodista de excepción, hermano muy
querido. QEPD
Gobernador vs alcalde
El alcalde Jorge Joseph declara mañana, tarde y noche su lealtad al gobernador Caballero Aburto. La élite del caballerismo, sin embargo, no lo bajan de traidor atizándole duro. Por su lado, Enrique Caballero Aburto, hermano del gobernador y recaudador de Rentas en Acapulco, lo castiga con golpes bajos traducidos en la retención de las participaciones estatales.
La guerra sucia de papel declarada en contra del alcalde JJP no tendrá precedentes en la historia del periodismo acapulqueño. Sumados más tarde los medios nacionales. Se derrumbó aquí la vieja consigna gremial de que “perro no come carne de perro”. Surgieron panfletos y gacetillas cuyo contenido asqueaba; se escribían en papel higiénico.
El mayor número de periódicos y revistas del puerto se habían declarado defensores a ultranza del gobernador, del Caballero, y solo dos cotidianos , ya se dijo, La Verdad y Síntesis, informaban sobre el avance diario del movimiento universitario. Un movimiento que incendiaba la pradera y que se había iniciado con el rechazo universitario de un rector sin títulos académicos, como lo exigía la ley recién promulgada por el Congreso local. “El profesor Ramírez se queda como rector. nomás por mis güevos azules”, habría sentenciado el general Caballero. Ambos se irán, finalmente.
Pueblo mío
El alcalde Joseph abría sus arengas con un gesto característico que lo remitía a los predicadores de la antigüedad: los brazos extendidos en actitud de abarcarlo todo y siempre con el llamado de “pueblo mío”. Dos palabras que bastaban para detonar en la multitud un explosión de pasiones , siempre en espera de anuncios reivindicatorios. Luego el silencio casi litúrgico para dejar a la voz dueña y señora de las ondas… y de las conciencias.
El poder de seducción de Jorge Joseph Piedra antes las masas acapulqueñas fue un fenómeno reconocido por todos, incluso por quienes no simpatizaron con el alcalde de los primeros nueve meses de 1960. Y aún más: por quienes fueron sus francos enemigos y lo combatieron duramente. Enrique Diaz Clavel, a la sazón reportero del diario Trópico y corresponsal en Acapulco de Excelsior, era un convencido de que no ha habido en Acapulco un político con la capacidad de convocatoria y el carisma de Jorge Joseph. Nuestros desacuerdos nada tuvieron que ver con la política, explicaba su ruptura con el alcalde.
Los Limones y El Roble
El 5 de abril de 1960 miles de precaristas invaden terrenos de la barranca de los Limones y el fraccionamiento El Roble. El comandante de la 27 Zona Militar, general Álvaro García Taboada, explica que solo con órdenes de la Defensa puede mover a su tropa. De la policía ni hablar, sin capacidad incluso para someter borrachines. El alcalde Joseph asume como suyo el problema, que lo era, y se dirige directamente al núcleo del conflicto. Lleva la pretensión de hacer desistir a la multitud de asentarse en tierras ajenas.
Los invasores ante la presencia policiaca se despliegan en formación de combate. Portan, machetes, “bolos”, tarecuas, pistolas, “salones” y se habla de dos ametralladoras proporcionadas por el hermano del gobernador. Joseph se dirige hacia el grupo compacto y, temerario, empieza a saludar de mano a cada uno de los dirigentes del movimiento. Obtiene , finalmente, permiso para hablar y entonces trepa en una roca enorme dominando todo el escenario.
Abre desde luego con su “pueblo mío” y esta vez con el reproche para los ocupantes de dejarse engañar, por quienes solo quieren usarlos como carne de cañón para sus fines perverso. Les pide un ya basta de dejarse engañar por ilusionistas que solo buscan endeudarlos con el pago de altas cooperaciones. Apostrofa a los falsos líderes que los llevaron a ese lugar y pide un plazo improrrogable de noventa días para solucionar el problema para todos los desheredados de Acapulco. Joseph, dice Emilio Vázquez en su libro El Ciudadano Jorge Joseph , se gana nuevamente a la gente que lo aclama mientras desaloja pacíficamente los predios ocupados.
Precisamente al día siguiente del desalojo de la Barranca de los Limones y el fraccionamiento El Roble, se abre en el Palacio Municipal un padrón de jefes de familia, originarios o avecindados, sin de casa propia. Se les dará un lugar en el proyectado urbanismo llamado “Barrio Regeneración”, en cuanto esté listo. Las colas son larguísimas y nadie las abandona por más que se les recomiende no asolearse, particularmente a la damas, porque habrá terrenos gratuitos para todos.
Muy pronto se anuncia que el número parcial de empadronados es de seis mil jefes de familia, dimensionando ello la gravedad del problema . El padrón, sufrirá depuraciones constantes, pues es sabido que siempre hay audaces que se cuelan y engañan.
Los medios estadunidenses
Para desmentir a la prensa estadunidense que mantenía como buena la noticia de que en “Acapulco se gestaba una nueva revolución armada”, el Departamento de Turismo, a cargo del ex presidente Miguel Alemán, elabora en 1960 una campaña publicitaria para devolver al puerto el glamour perdido, día con día, con la complacencia de sus autoridades, empresarios turísticos y habitantes.
Se autoriza un gasto de 400 mil dólares de publicidad en las siguientes revistas Holiday, National Geographic, Sunset y Harper´s Magazine. Además, 300 mil dólares destinados a periódicos como el Herald Tribune. La empresa Eco Publicista, por su parte, diseña ese mismo año una campaña apoyada en la figura de Cantinflass para promover el turismo, además de Estados Unidos, en Canadá.
Proyecto detenido y jamás retomado cuando en Guerrero se incremente la violencia a causa de la lucha popular en contra del gobierno del gobernador Caballero Aburto y en favor de la autonomía de la Universidad de Guerrero. Todo terminará en el desafuero del mandatario en los últimos días del año.
Las revistas gringas
Cuando apenas comience la década de los años 60 la revista Time se lanza de lleno contra Acapulco. Lo compara con Miami Beach por causa de su contaminación y las afluencias masivas de turismo. Recomienda, por su parte, visitar a Puerto Vallarta , un lugar de auténtico descanso y sobre todo un sitio donde los turistas podrán conocer el verdadero México.
Por su parte, la revista Life publica un número especial sobre México, traducido al español hasta 1961, una vez terminado el conflicto en Guerrero. En poco más de 150 páginas se da cuenta de las impresiones del reportero William Weber Johnson. El balance general resulta un país lleno de contrastes, donde la justicia de la Revolución no ha llegado aún a todos los rincones y en el que la democracia era poco menos que inexistente. El párrafo dedicado a Acapulco parecía ser la idea general del libro:
“Los habitantes de la ciudad y el campo raras veces se mezclan en México. El campesino que desciende de su sencilla aldea montañosa a un centro de veraneo como Acapulco, se ve convertido de pronto en un extranjero en medio de sus coterráneos. Entre la ciudad y su choza de adobe media un abismo de kilómetros y de siglos”.
Quizás uno de los golpes más duros fue el asentado a través de un artículo publicado en el año de 1964 en la revista National Geographic , bajo el título The Two Acapulcos o Los dos Acapulcos. El periodista James Cerrutti entrega una visión por demás crítica de lo que el desarrollo turístico había arrojado a las playas acapulqueñas. Por un lado el Acapulco auténticamente moderno, el que se entregaba al turismo extranjero y que recibía fuertes dividendos por ello, y en contraste el otro Acapulco, el de los porteños sin empleo, sin recursos, inclusive sin servicios básicos y que se habían concentrado lejos de la zona costera, en La Laja.
Barrio Regeneración
A partir del desalojo de la Barranca de los Limones y el fraccionamiento El Roble, el alcalde de Acapulco se dedicó con cuerpo y alma a localizar terrenos capaces de albergar a las familias demandantes. Las seis mil hasta entonces registradas en el Ayuntamiento y seguramente más al producirse la ocupación. No pasará mucho tiempo para que JJP los localice en el ex ejido de Santa Cruz un predio, inmenso y bien situado.
Las intenciones del alcalde de Acapulco eran bien claras: enfrentar el antiguo reto de la escasez de pisos y techos dignos para abrigar a los acapulqueños marginados. Por cierto un problema de antigua data. No eran menos transparentes los móviles políticos ya sugeridos: equilibrar el poder fortalecido de Alfredo López Cisneros con diez mil lajeños dispuestos a todo por su “Rey”.
Joseph describe el sitio: “Una gran explanada pedregosa, imposible de cultivar, que se prolonga en suave declive cerro arriba hacia Pueblo Nuevo. El sitio no puede ser mejor; deliciosamente fresco pues está batido todo el tiempo por las brisas combinadas de la bahía y del Océano, entrando estas últimas por la hondonada de Mozimba. Dispone, por lo demás, del espléndido panorama entero de Acapulco”.
Cuando Joseph se entrevista con el presidente del comisariado ejido de Santa Cruz, Ruperto Rodríguez, con quince años en el cargo, para plantearle su proyecto, este le da la mala nueva de que ha llegado tarde. Que se le adelantó el extranjero Albert Pullen, fraccionador de la península de Las Playas. Tanto que le pagó un adelanto de doscientos cuarentaicinco mil pesos por la misma superficie ejidal. Además, que el maderero capitalino Puente Sosa, explotando los bosques de la Costa Grande, poseía una buena extensión que utilizaba como aeropuerto para sus avionetas. Se hablaba, por cierto, de que comerciaba únicamente maderas. Morirá asesinado en la sierra de Petatlán.
La literatura
La literatura, capaz de reflejar la realidad por la vía de la ficción, fue la primera en mostrarse suspicaz y crítica frente a la imagen moderna que se había construido alrededor de Acapulco. En fecha tan temprana como 1952, José Mancisidor publicó un cuento titulado Chino, cuyo personaje principal es un pescador acapulqueño, proveniente de la zona más pobre de Acapulco.
Un buen día el protagonista encuentra y asesina en la playa a un estadunidense, un gringo que quiso humillarlo y que sólo logró hacerle consciente de los contrastes entre su viejo Acapulco , simple y pobre, y el nuevo: lujoso artificial , pero sobre todo excluyente.
(José Mancisidor .Veracruz, Ver. (1854-1956). Se incorpora al movimiento armado desde muy joven. Participa en la defensa del puerto de Veracruz durante la invasión estadunidense. Cursa únicamente tres años de la instrucción primaria. Se retira con el grado de coronel para dedicarse a estudiar y enseñar historia patria. Autor de novelas, cuentos y ensayos).
Spota-Fuentes
Cuatro años más tarde, Luis Spota, en Casi el paraíso (1956), retrató en tal forma la vida de los políticos mexicanos y de la burguesía en el puerto, que la simulación y la doble moral adquirían preponderancia sobre la comodidad y el lujo propios de aquellas mansiones compradas con dinero proveniente de “la justicia de la Revolución”.
Por su parte, Carlos Fuentes, en La región más transparente (1958), retrataba también la vida de la clase política en Acapulco, pero contrastaba fuertemente con la experiencia de aquella familia que, aun reuniendo todos sus ahorros, llega en busca de un motel barato , sabiendo que el resto del año pagaría la deuda adquirida con el viaje. (Letras Históricas. Acapulco y el proyecto modernizador alemanista. Elmy Lemus Soriano).