EL-SUR

Martes 16 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Alcaldes de Acapulco (XLIX)

Anituy Rebolledo Ayerdi

Octubre 04, 2018

Panorámica de Caleta y Caletilla desde el hotel Boca Chica en un soleado día de enero de 1961 . Foto:?Tomada de Internet
Panorámica de Caleta y Caletilla desde el hotel Boca Chica en un soleado día de enero de 1961 . Foto:?Tomada de Internet

Jorge Joseph Piedra

Jorge Joseph Piedra nació en Acapulco el 27 de enero de1911 y falleció en la ciudad de México el 23 de julio de 2003, a los 92 años.
Hijo del ingeniero Jorge Joseph Iturburu, de Tecpan de Galeana, y Aniceta Piedra de Jospeh, de San Luis La Loma. Nieto a su vez de John Joseph O’ Reilly, organizador y comandante supremo del Batallón de San Patricio. Integrado por ciudadanos irlandeses murieron todos en la defensa de México contra los invasores yanquis, en 1847. El papá de Jorge fue el constructor del ferrocarril que fugazmente tuvo Acapulco, del cual quedaron como vestigios el túnel de Pie de la Cuesta y el Puente Alto. Su muelle terminal estuvo donde hoy se levanta el Palacio Federal.
Jorge cursó sus estudios primarias en la escuela Miguel Hidalgo y Costilla y la secundaria en el colegio Carrillo Puerto. A los seis años fue ayudante del líder Juan R. Escudero y vendió el periódico Regeneración, editado por el mártir acapulqueño. Fue secretario del alcalde Manuel L. López quien lo becó para estudiar en la escuela normal de Tixtla, plantel que luego se trasladó a la hacienda de Ayotzinapa, dirigida entonces por el maestro Rodolfo R. Bonilla (padre del actor Héctor Bonilla). Fue presidente de la Sociedad de Alumnos y fue el primer presidente d la Federación de Maestros del Estado,
El general Adrián Castrejón, candidato oficial al gobierno del Estado, lo incorporó a su campaña en calidad de orador, convirtiéndose más tarde en líder juvenil del Partido Socialista del Sur.
Como maestro de escuela dio clases en Ometepec, Piedra Ancha y en algunas localidades de Tierra Caliente, fungiendo más tarde como presidente de la Federación de Maestros del estado de Guerrero. Dedicado al periodismo fue primero reportero del diario capitalino Prensa Gráfica y más tarde del famoso tabloide La Prensa de la ciudad de México. Aquí cubrió las fuentes obreras, ligándose entonces con el secretario del Trabajo, Adolfo López Mateos.
Casado con la señora Guadalupe Zetina procreó cinco hijos: Sergio, Diohema, Jorge Alejandro, Luz de Guadalupe e Ib.
Sus obras: La Jornada se inicia (folleto sobre primeros seis meses del gobernador Alejandro Gómez Maganda 1951); El hijo de Tomás Gómez. De Acapulco a Chilpancingo (reportaje gráfico), y El Ministro del odio (alusivo al chilapeño Donato Miranda Fonseca, secretario de la Presidencia con el presidente López Mateos (1970).

Su pensamiento

“Nada ocultaré al municipio porque al fin y al cabo, los gobernantes sólo son mandaderos del pueblo; y es solo la vigilancia permanente de la opinión pública la que impide a esos gobernantes desviarse hacia el ensimismamiento ególatra y hacia la tonta presunción de infalibilidad.
“…no es posible sustraerse y mucho menos ignorar la visión del panorama municipal que trae la imagen de la realidad dolorosa que inquieta y obliga a poner en práctica medidas que conduzcan al régimen de justicia social. Y es que de los habitantes fijos del municipio de Acapulco, sólo diez mil –y creo que me excedo– tiene acceso a todo: a la cultura para ellos y sus hijos, alimentación, habitación, vestido, recreo, propiedades y riquezas; en tanto que decenas de miles restantes, es decir, la absoluta mayoría, están privados de ese disfrute. Más claro: una minoría absoluta tiene casi todo, en tanto que una inmensa mayoría carece de todo.
“… la población humilde de Acapulco, esa que habita en los barrios tradicionales del puerto y que después de 1928 ninguna administración municipal ha visto por ella, será la que en los próximos tres años acapare el mayor volumen de atención y actividad de parte de la autoridad. Si hay que hacer un inversión –y se harán muchas – en primer término será para los barrios porteños cuyos habitantes dejarán de ser hijastros de la autoridad. Con nosotros van a recuperar sus derechos cabales de hijos legítimos de Acapulco con todas las ventajas inherentes,
“… y vamos también a recuperar un patrimonio más: el de la soberanía del municipio libre. Esto significa que mi administración, en uso de su soberanía y de las facultades del municipio libre, emprenderá obras de urbanización y saneamiento en todos los órdenes; y estas, de preferencia serán en las zonas humildes de la ciudad, porque, como dije antes, daremos a sus moradores lo que se les ha negado por sistema o por descuido desde hace treinta años. Es decir, en uso de nuestras facultades y el derecho de soberanía municipal daremos a los nativos y a los habitantes humildes de Acapulco no solo una autoridad a la disposición de todos, sino los servicios más indispensables y el derecho a vivir en casa propia en us propia tierra.
“… Con respecto al problema de la escasez de agua y mala calidad de la vivienda en Acapulco, la administración que yo presida procurará establecer barriadas populares en la que las rentas pierdan su carácter lucrativo y constituyan un autentica función social. Esto es, que se obtenga exclusivamente el gasto de la inversión y conservación proveyendo la comodidad indispensable y los elementos higiénicos para la conservación de la salud de los trabajadores y su familia; y que permita una mayor poder adquisitivo al salario, reduciendo el importe de la renta, pues esta, en Acapulco, equivale en la mayoría de casos, a más del 50 por ciento de los ingresos del obrero, del empleado, del campesino, del locatario, del artesano…”.
“…Pugnaré para la clase humilde por estas tres ventajas: el derecho al bienestar social; el derecho a la conservación de la salud y el derecho a la protección contra los infortunios”.
(Fragmentos del discurso pronunciado por Jorge Joseph Piedra al aceptar la candidatura del PRI al gobierno municipal de Acapulco, el 1 de noviembre de 1959)

Rubén Salazar Mallén

“Mi reconocimiento para Jorge Joseph Piedra, el limpio político acapulqueño miembro del PRI, cuando para mantener decorosamente su hogar tiene que vender libros de puerta en puerta, después de manejar millones del erario municipal (Rubén Salazar Mayén, periodista narrador, ensayista, maestro universitario , militante del Partido Comunista Mexicano). El Universal.

Arturo José Ortiz

“Hace ya algunos años, diez por lo menos, nos disputábamos diariamente las primeras cabezas del aguerrido tabloide Prensa Gráfica. Era un diario de implacable bregar. Difícilmente en los últimos tiempos ha existido otros periódico en el que los reporteros peleen la mejor noticia. en gallarda lid, tanto como en aquél hermano menor de La Prensa. Por eso, por miedo, la poderosa “cooperativa” Excelsior maniobró para impedir la circulación y presionar a los anunciantes, con el fin de aniquilar aquél terrible enemigo de Ultimas Noticias , periódico al que en unos cuantos meses había superado en calidad informativa, oportunidad y presentación”.
“Pero aquello no tenía gracia. Prensa Gráfica poseía una poderosa escuadra de reporteros : Jorge Joseph Piedra, Carlos Arguelles, Luis Barrera Fuentes, Salvador Arreguín, José Paniagua, Benjamín Vargas Berrenechea y un servidor, aparte falsa modestia. Un equipo de reporteros envidiable en aquella época, jefaturado por un sagaz , culto, ágil y dinámico jefe de Redacción, Vicente Lascuráin, y dirigido por el veterano periodista, orador de polendas, batallador incansable y exquisito escritor René Capistrán Garza.
“A veces hasta nos aburría, cuando el corrillo de la Redacción, mientras don René destazabas nuestras notas o Lascuráin formulaba “cabezas”, Jorge nos hablaba insistentemente de su Acapulco. A veces daba la impresión de un fanático. Yo soy coahuilense y no niego que de vez en cuando me gusta hablar de mi Saltillo, pero Joseph era un caso raro, excepcional, del provinciano que residiendo en la capital de la república, tenía enterrada su alma, ubicado su pensamiento y permanentemente perdida la mirada en su entrañable Acapulco.
“Como reportero, afiló sus armas en las cuestiones sociales. Siempre estaba atento a los padecimientos del pueblo. No pocas veces se le censuraba porque no daba la nota escueta , fría ‘objetiva’ , sino que le ponía fuego, dinamita, sangre guerrerense. Le apasionaban, principalmente, los problemas de los trabajadores; y ello lo condujo a ser el mejor reportero de la ‘fuente obrera’ de los últimos diez años”. (Esquina, 1959).

Jorge Carrión

“Jorge Joseph, presidente municipal de Acapulco decidió un día combatir contra los intangibles molinos de viento de los intereses creados. Adarga en mano, cubierto con el yelmo de una vieja ley de tierras, osó tocar lo que en México es intocable: los bienes adquiridos –de algún modo hay que nombrar estas cosas– por el influyentismo político de una camarilla. Quiso Joseph enderezar entuertos cometidos con los ejidatarios de la región y devolverles lo que legítimamente les corresponde, digan solo o no las leyes viejas o nuevas”.
“Y claro, los intereses creados arremetieron contra Jorge Joseph y dieron azotes a quien merecía el bien del pueblo y de los ejidatarios. Los interese creados son muy poderosos y lo que a Jorge Joseph le pareció molinos de viento son, en verdad, un gigante invulnerable en este país de achaparrados por la desnutrición crónica. El gigante del influyentismo es invulnerable porque lo protegen quienes de ese modo se aseguran para el porvenir igual protección. Se trata de una férrea cadena de intereses que tiene un yunque forjador en la política de grupos y componentes que se practica en todo México. ¿Cómo quería el Presidente Municipal combatir con sus débiles armas municipales contra el prestigio del hamiltonismo alemanista?” (Jorge Carreón del PPS y MLN Diario de México, 12 de julio de 1969).

Homenaje a Jorge Joseph por el Cabildo de Acapulco

Aurelio Peláez, El Sur, 18 de julio de 2003:
El Cabildo porteño ofreció ayer un homenaje al ex presidente municipal Jorge Joseph Piedra, periodista y académico, uno de los alcaldes más populares que ha tenido la ciudad, y quien al frente del ayuntamiento, en 1960, mantuvo una independencia ante el gobernador Raúl Caballero Aburto, cuya administración “se caracterizó por ser déspota y nepotista”, según cuenta el Diccionario Contemporáneo del estado de Guerrero.
Paradójicamente, a pesar de su popularidad , Joseph Piedra hubo de dejar la presidencia municipal al ser desaparecidos los poderes en Guerrero el 4 de enero de 1961, luego de que la Cámara de Diputados le imputó al gobernador Caballero Aburto la responsabilidad de la represión –que derivó en matanza– una movilización estudiantil pro autonomía de la universidad el 30 de diciembre de 1960.
La Cámara decretó “colusión e poderes” y no solo el gobernador sino todos los presidentes municipales fueron desconocidos. En Acapulco hubo movilizaciones para que Jorge Joseph fuera restablecido en el cargo, lo que este declinó por prudencia (pues se mantenían activos los grupos caballeristas), se dijo en el homenaje, y promovió la formación de un cabildo que encabezó Alfonso Villalvazo, el 18 de octubre de 1960.
El homenaje, no obstante, fue de discursos con claroscuros y alusiones parciales a su trayectoria política. El cabildo acordó que cada representantes de fracción leyera su propia “fijación” respecto al homenajeado , y hubo reiteración de datos curriculares, semblanzas que se dieron en tanto sonaban de vez en cuando teléfonos celulares de funcionarios municipales asistentes.
Al acto asistieron los ex acaldes Israel Nogueda Otero, Antonio Trani Zapata, Virgilio Gómez Moharro, Amín Zarur Ménez y Rogelio de la O Almazan, todos de la era del PRI.
Asimismo la familia de Joseph Piedra, su esposa Guadalupe Zetina y sus hijos Sergio, Dioema, Jorge Luis , Luz de Guadalupe e Ib. Portaron la urna con la cenizas del homenajeado.
Cerró la participación el presidente municipal Alberto López Rosas, quien informó que los restos de Joseph Piedra serían sepultados en Acapulco, como fue su voluntad y destacó la importancia del ejemplo de estos gobernantes que “nos siguen convocando a la unidad de todos los guerrerenses y todos los acapulqueños.