EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Algunas de mis deidades paganas

Federico Vite

Mayo 23, 2017

Así que básicamente el único recurso, para escaparse de los estrechos parámetros del rango temático, es hablar de lo que uno sabe, de lo que a uno le apasiona; por ejemplo, el hostigamiento laboral a cambio de muy pocos dividendos y de mucho glamour: The devil wears Prada, de Lauren Weisberger (2003). La señorita Lauren nos mostró que trabajar al servicio de figuras públicas, como Anna Wintour, es terrible, pero sobre todo, que hay un tema literario en la soledad concurrida de las figuras públicas. La cuestión es que el morbo (entendido como escándalo, como una insana curiosidad por la vida del otro) es un enganche comprobado que se usa para vender muchos libros. Aunque eso realmente no le importe a la literatura, porque a la literatura le importan realmente pocas cosas.
En cuanto al arte de contar lo vivido, de hablar de lo que uno sabe, Lisa Anne Corpora anunció su retiro como actriz y directora porno en 2014. En ese año comenzó un nuevo proyecto llamado Lisa Ann does fantasy, transmitido por la estación de radio Sirius XM. Aborda el tema del erotismo femenino. La vida de esta conocedora del pacer es detallada en el libro The life (2015). Muestra con abundantes descripciones; también con abundantes e innecesarias justificaciones, el salto de la industria porno al mundo deportivo, pues otro de sus recientes empleos es como comentarista deportiva. El libro es de gran honestidad. Cuenta el proceso de aceptación existencial de la autora. Confiesa varios aspectos que tienen que ver directamente con los momentos incómodos de una actriz porno, pero sobre todo, reflexiona sobre la vocación que eligió, sobre el futuro que hay en ese género cinematográfico y las expectativas de vida de una mujer que fue diosa en la industria pornográfica.
Aparte de Lisa, Jenna Jamenson, también ex actriz porno, hizo un libro dirigido específicamente para el coucheo pasional How to make love like a porn star (2004). Gracias a la cantidad de ejemplares vendidos de este documento, Jenna soltó todo el arsenal literario que tenía: Something blue (2008), Jenna tales, lip services (2008) y Shadow hunter (2008). Realmente le salió muy bien la estrategia mercadológica, pero Jenna está muy lejos de crear algo como lo de la francesa Virginie Despentes, quien también trabajó como artista porno, pero se hizo célebre por su talento narrativo.
Evitando toda comparación, recuerdo el trabajo de Nelly Arcan. Escritora canadiense, quien se suicidó en 2009. La novela Putain (2001) fue un éxito en ventas; recibió sublimes y encomiables reseñas literarias. Fue finalista tanto del Prix Médicis como del Prix Fémina, dos de los premios literarios más prestigiados de Francia. La novela detalla las experiencias de la prostituta Cynthia, basados en las experiencias de Arcan, quien fue una scort profesional.
Después de Putain, ante la obligación de un mercado editorial rapaz y abrumador, asfixiante, Arcan publicó tres novelas más que le otorgaron el derecho a formar parte de la constelación literaria de Quebec. Folle aparece a la venta en 2004; es la segunda novela, que al igual que la primera, de corte autobiográfico. Igualmente fue nominada para el Prix Fémina. La tercera novela, Un ciel ouvert se publicó en 2007. No tuvo tanta aceptación como las anteriores, pero la consolidó como una autora de culto. Era seguida por muchos, leída por intelectuales franceses, por estudiantes y por prostitutas, prácticamente fue una moda literaria, un suspiro. Arcan había completado su cuarta novela, Paradis clef en principal (2009), en septiembre de 2009. Justamente al escribir el punto final decidió ponerle fin a todo, a eso que le apretujaba el alma, la vida misma pues. Dice Arcan que a ella le dolía tanto el amor como el odio, el éxito y el fracaso. Para ella, la vida en sí era una terrible afrenta, algo con lo que no podría por mucho tiempo.
Finalmente, Sasha Grey. También ex artista porno, quien publicó la novela La sociedad Juliette (Traducción. Grijalbo, Ana Alcaina, Verónica Canales y Nuria Salinas. España, 2013, 320 páginas). Cuenta la historia de Catherine, una joven que vive junto a su novio Jack, quien trabaja en la campaña del senador DeVille. Catherine siente una gran inquietud sexual. Fantasea tanto con su novio como con su profesor Marcus, a quien ama en secreto. Catherine descubre una sociedad de la que sólo forman parte las personas más poderosas del país y en ella se cumplen todo tipo de fantasías sexuales. Busca la manera de entrar a esa logia del placer. Es una apuesta valiente, porque lejos de usar enganches de porno para señoras, como toda la obra de E.L. James, Grey se propone empalmar sus secuencias narrativas (personajes, motivos y conflictos) con la estética de las películas que considera canónicas: El último tango en París, de Bernardo Bertolucci; Repulsión, de Roman Polanski y Eyes wide shut, de Stanley Kubrick. Grey trabaja minuciosas descripciones sexuales. A veces, abruma tanto detalle. La novela no es una obra de arte, simplemente un libro hecho desde un sentimiento legítimo del goce, un libro hecho para venderse como divertimento. Esta señorita, después de ganar confianza en sí misma trabajando como actriz porno, saltó al cine comercial. Protagonizó la película The girlfriend experience, de Steven Soderbergh. También grabó un disco de música industrial con un colectivo llamado Telecine. Y actualmente trabaja como modelo mientras escribe un nuevo libro. Pero su labor secreto, el apasionante, es que forma parte de Read across America, un programa que estimula la lectura. La señorita Grey desea que la lectura sea un acto placentero y, sobre todo, que gané adeptos en los colegios estadunidenses. Que tengan un martes de película.