EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Algunos terrores que bucean bajo el romance

Federico Vite

Julio 14, 2020

 

La novela Love (Vintage, USA, 2006, 118 páginas), de Angela Carter, fue escrita en 1969, pero publicada en 1971. La autora inglesa narra en este volumen la relación que Annabel mantiene con su esposo, Lee, y con el medio hermano de su esposo, Buzz.
Lee, de espíritu libre y bohemio, se casa con Annabel. Trabaja como maestro en una escuela de educación media. Viven en un departamento de dos habitaciones. El matrimonio tiene una relativa estabilidad emocional y económica hasta la aparición de Buzz, medio hermano de Lee, quien ha estado vagando por Estados Unidos con la esperanza de encontrar a su padre, un indio apache. El regreso de Buzz causa un gran revuelo en la vida doméstica del apartamento. Se obsesiona con Annabel. Fantasea con ella cuando escucha las relaciones sexuales de sus compañeros de departamento. Es justamente en ese domicilio donde ocurre la mayor parte de la novela.
Lee y Buzz fueron criados en el sur de Londres por una tía estricta y severa; ella los acogió cuando su madre se volvió absolutamente loca. Lee gravita en la clase media y cumple con sus responsabilidades laborales; Buzz es un desertor de la clase trabajadora, cuya vida real no está a la altura del mundo imaginario que ha construido para sí mismo con creces. Una “fantasía”, entre muchas otras cosas, une a Buzz con Annabel. Básicamente ella se siente sola después de un intento de suicidio y él la protege de sí misma. Annabel fue una niña loca que se convirtió en una mujer loca. Recibió abuso en la infancia y en la madurez. La biografía de ese personaje fusiona dos relatos, el de la novela de sensibilidad y el de la novela gótica. Ella hace que la racionalidad choque con los terrores placenteros de la imaginación que bucean bajo el romanticismo.
Es importante señalar que Shadow dance (1966), primera novela de Carter, también se fundamenta en un triángulo amoroso protagonizado por el siniestro Honeybuzzard (cuyo nombre reaparece en forma abreviada en Love) y Morris, quienes compiten por la joven Ghislane. La diferencia entre Shadow dance y Love es el enfoque de la violencia y el amor heterosexual de los personajes. Por ejemplo, Carter describe la pérdida de la virginidad de Annabel. Una voz narrativa omnisciente detalla que esa chica, con sus movimientos lentos e indecisos, excitó de tal manera a Lee, quien no tuvo más remedio que consumar el ayuntamiento carnal como una violación. En varias ocasiones, Lee violó literalmente a Annabel.
Aparte de su esposa, Lee tiene una amante, la pareja de un profesor de filosofía, una joven universitaria llamada Carolyn; después inicia un affaire con Joanne, una de sus alumnas. Con esta secuencia de “encuentros”, Carter edifica una interrogante sumamente atractiva, ¿cómo cincelar la feminidad en forma artística? Me parece que Love es un responso adecuado para esa interrogante.
No sobra decir que Lee y Buzz son reflejos de un mismo espectro, un discurso finalmente en el que se expone la masculinidad como un elemento disruptivo. Tampoco sobra decir que Carter critica en esta novela los usos y las costumbres de quienes ejercieron la libertad sexual a lo tonto. Señala con furia a los machos que usan a las mujeres plácidas y subordinadas. Usa a Annabel y a Carolyn para ilustrar algunas paradojas; por ejemplo, Annabel debe tomar pastillas para no embarazarse; Carolyn se embaraza de Lee, pero ella decide abortar sin avisarle y eso deprime al macho porque él quería tener un hijo, ese era el pasaporte para entrar a la normalidad. Como ninguna de las dos le satisface, se engancha con Joanne. Ella es muy joven. Ve a Lee como un dios. Carter analiza la construcción de la feminidad y propicia una onda reflexión sobre el amor y sus derivas.
En 1987 se publicó una edición revisada de Love. Al final del texto se anexó un breve ensayo en el que Carter revelaba la oscura fuente de inspiración para narrar esta serie de desventuras sexuales de los años sesenta: “Primero tuve la idea del amor, de la novela de sensibilidad de Benjamin Constant, Adolphe; me invadió el deseo de escribir una especie de versión demótica moderna… aunque dudo que alguien pueda detectar el parecido”. Gracias al ménage à trois que integran Lee, Annabel y Buzz, Carter critica los papeles convencionales de género. Señala que el sexo y las drogas son sinónimos de la cultura de los años sesenta, pero los considera elementos meramente decorativos de un aspecto superior: el ideal juvenil de la libertad total.
La novela de la sensibilidad, como explica la escritora y académica Janet Todd, fue originalmente un modo didáctico que “mostraba a las personas cómo comportarse, cómo expresarse en amistad y cómo responder decentemente a las experiencias de la vida”, pero pronto se convirtió en una forma popular que “se enorgullecía más en hacer llorar a sus lectores y en enseñarles cuándo y cuánto llorar”. La virtud de Carter radica en la subversión de un paradigma: transformó un pastiche en un artefacto filoso.
Este es el inicio de Love (la traducción es mía): “Un día Annabel vio el sol y la luna en el cielo al mismo tiempo. Esa visión la llenó de un terror que la consumió por completo, no la dejó hasta que la noche se cerró en catástrofe porque no tenía instinto de sobrevivencia si se enfrentaba a ambigüedades”.