EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

AMLO da más poder al Ejército que Peña y Calderón

Silber Meza

Noviembre 23, 2021

DE NORTE A SUR

 

El mensaje se conoció el 6 de febrero de 2012. El Andrés Manuel López Obrador de ese entonces era, por segunda vez, aspirante a la Presidencia de la República y a los meses competiría con el priista Enrique Peña Nieto y sería derrotado. Pero en aquel momento aún no iniciaban las campañas. Era un Andrés Manuel que ya había pasado el trago amargo de la elección de 2006, en la que perdió por un margen mínimo la presidencia ante su archirrival, el panista Felipe Calderón Hinojosa.
Ese Andrés Manuel denunció fraude, se lanzó a una resistencia civil pacífica y aun así Calderón asumió el poder. Uno de los primeros actos del panista fue fortalecer la presencia del Ejército en las calles e iniciar una sangrienta lucha contra el crimen organizado.
Pero el Andrés Manuel de 2012, el que se hallaba ataviado con una camisa blanca y un saco café, con un par de libros a su derecha y la bandera de México de fondo, dijo claramente en un mensaje televisivo –difundido por Regeneración TV, un canal de YouTube del sistema de información de su movimiento político– que al contrario de Calderón él regresaría al Ejército a los cuarteles, y lo haría seis meses después de que asumiera la presidencia.
“Tiene que haber una nueva policía. Se tiene que profesionalizar a la policía. Tenemos que tener una policía federal eficiente, que dé confianza, y además que pueda enfrentar el reto de combatir a la delincuencia”, dijo ese Andrés Manuel.
“Esto debe de hacerse porque tenemos que ir sacando al Ejército de las calles. El Ejército no está preparado para esta función, es otro su encargo, es defender la soberanía nacional y no debe de seguirse exponiendo al Ejército. Es una institución que debemos de cuidar todos. No socavar al Ejército. Tenemos que ir regresando al Ejército en la medida en que se va profesionalizando la policía. Ese es mi plan”.
Pero ese Andrés Manuel de 2012 tampoco ganó la elección. El Andrés Manuel de 2018 fue el que ganó y es el que gobierna ahora México. ¿Es el mismo Andrés Manuel? En esencia sí, pero todo ser humano va cambiando conforme suma experiencias y circunstancias.
El Andrés Manuel de ahora no sólo no regresó al Ejército a los cuarteles, sino que fortaleció la presencia de los militares en las calles, eliminó la Policía Federal para crear una Guardia Nacional militarizada, y aumentó la transferencia de funciones y presupuestos civiles a los militares.
La militarización de López Obrador no ha sido discreta, al contrario, la ha anunciado de frente en sus conferencias mañaneras. Y aunque va en contra de la agenda que prometió durante muchos años, en realidad esto no le ha causado un costo político-electoral. Morena, su partido, ya gobierna 17 estados, más de la mitad del país.
De esta militarización de AMLO hablamos en el proyecto académico-periodístico llamado “Aquí mando yo”, que lideran Alejandra Sánchez Inzunza y José Luis Pardo Veiras, de Dromómanos. Mi participación, con el texto Sinaloa, cuna del narco y símbolo del fracaso de un país con militares en cielo, mar y tierra, expone que si bien la militarización masiva inició en 2006 con Felipe Calderón, con Enrique Peña Nieto prosiguió y con López Obrador se fortaleció.
Por ejemplo, de acuerdo con el Inventario Nacional de lo Militarizado. Una radiografía de los procesos de militarización en México –documento cuya elaboración fue apoyada por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE)–, de 2007 a 2021 diversas instituciones federales han delegado a las fuerzas armadas por medio de convenios al menos 127 funciones y cerca de 85 mil millones de pesos en presupuestos e inmuebles.
Y la tendencia al alza arreció con el presidente emanado de Morena.
“Actualmente, las actividades que involucran el despliegue extendido del Ejército abarcan la construcción de infraestructura pública y privada; la distribución de gasolina, libros de texto para la educación básica y fertilizantes; la vigilancia de las fronteras norte y sur; la detención e inspección de personas migrantes; el control de puertos y aduanas; e, incluso, la participación de los titulares del Ejército y la Marina en el Consejo de Ciencia y Tecnología”, se lee en el reporte, pero hay muchas más.
La militarización en México no ha querido ser detenida, o tal vez peor: no ha podido ser detenida.
Los nuevos gobiernos estatales de Morena y aliados han optado por militares al frente de sus policías civiles, así sucedió en Michoacán, San Luis Potosí y Sinaloa con titulares extraídos de la Secretaría de la Defensa Nacional, dio a conocer el diario Reforma, y en Guerrero, Tlaxcala, Baja California, Baja California Sur y Colima, con elementos de la Secretaría de Marina.
Los militares en tareas de seguridad en México pasaron de 52 mil 807 en 2017, a 80 mil 210 en 2021, según informó en estos días el portal Animal Político.
Cada vez es más grande el poder que tienen los militares, y el gran problema que diversos analistas ven en esto es que son estructuras sumamente opacas, que no transparentan sus recursos y acciones, y que entre más poder obtienen más complejo e improbable es que se sometan a una autoridad civil.
En realidad, el Ejército mexicano va en expansión, y lo ha hecho de forma transversal con gobiernos de cualquier ideología y partido, sea con los que se ubican en la derecha, como el de Calderón; con los que aparecen como centro o centro-derecha, como el de Peña Nieto; o como el de López Obrador, al que se ubica en la izquierda, o centro izquierda, según la óptica de cada analista.
La ideología sale sobrando. La marcha del Ejército continúa. Firme.