Arturo Martínez Núñez
Marzo 17, 2020
El presidente de la República visitó Guerrero los días viernes, sábado y domingo pasados. El viernes clausuró en Acapulco la Convención Nacional Bancaria; el sábado visitó Xochistlahuaca y Cuajinicuilapa y el domingo Marquelia y Ayutla.
Puedo decir sin temor a equivocarme que ni en la campaña electoral de 2018 había yo atestiguado semejante nivel de apoyo popular a Andrés Manuel que conoce y ha recorrido Guerrero desde hace al menos 25 años.
A lo largo de todo el camino decenas de grupos de personas lo detenían en la carretera con la idea de conseguir entregarle alguna petición, regalarle frutas, artesanías o simplemente darle un beso y tomarse la foto.
Lo que no han entendido las élites y los llamados lideres de opinión, tuiteros y editorialistas es que la mayor fuerza de AMLO está en la gente de abajo que constituye la mayoría a lo largo y ancho del país. Una mayoría silenciosa que no lee a tuiteros ni lee a columnistas de los diarios nacionales. Una mayoría silenciosa que durante años fue manipulada a su antojo por caciques locales y regionales y medios al servicio del poder.
Andrés Manuel conoce a su audiencia, sabe hablarle, comprende los sentimientos de la nación. Por eso no renunciará a los recorridos a ras de suelo que aportan más información que cualquier encuesta de opinión. Nada es igual al contacto cuerpo a cuerpo, recorriendo los caminos que recorre la gente y comiendo lo que come la gente.
Es aquí en donde la oposición desarticulada y sin rumbo ni líder ni narrativa, naufraga en sus intentos golpistas. La oposición no tiene un discurso propio ni ha construido una narrativa alternativa: la oposición juega a que AMLO se resbale en la mañanera o a que cometa un error mayúsculo. Le recriminan si actúa tanto como si no lo hace. Le recriminan que los precios de los combustibles no hubieran bajado y ahora que lo hacen de forma dramática, lo acusan por la caída de los precios del petróleo. Lo acusan manipulando fotos de morder a una niña, de dar besos en situaciones de emergencia y de no actuar al ritmo que los epidemiólogos de café quisieran. Y si AMLO hubiese ya decretado emergencia nacional lo acusarían de autoritario y de dictador. La cosa es culpar a Andrés de absolutamente todo. No se dan cuenta que al hacerlo, lo colocan precisamente en el centro del debate y de la agenda. Toda la vida política y social del país y la conversación gira alrededor de una sola persona. Y esto lejos de debilitarla la fortalece cada vez más.
Quien no quiera verlo que no lo vea. Andrés Manuel está más fuerte que nunca y esto se verá con claridad en 2021 a pesar de que el cártel de las casas encuestadoras se empeñe en querer vender la idea de que AMLO cae en picada. Deberían de acudir por pudor profesional a una gira del presidente de la República para que atestigüen lo que es el pueblo a ras de piso, volcado en apoyo a su líder.
La oposición juega a la defensiva y apostando al error del oponente para entonces, y solo entonces, intentar ir al frente. El problema es que no tienen delanteros y sus defensas son débiles, cuestionadas y sin calidad moral para la crítica. Buscan ganar en un contraataque y no se dan cuenta de que terminarán goleados, disminuidos y aun más desarticulados. Ni los artículos rabiosos ni los tuiteros de ocasión, podrán parar el enorme impulso popular del presidente de la República.