Marcial Rodríguez Saldaña
Abril 12, 2018
El territorio que ocupa México es extremadamente rico. Entre los datos más relevantes es el país que ocupa el primer lugar mundial en producción de plata –mil 600 toneladas métricas por año–, de aguacate –1.47 millones de toneladas por año–, el octavo en producción de petróleo –2 millones 882 mil barriles diarios–, noveno productor de café –234 mil toneladas por año–, tiene 11 mil 122 kilómetros de litorales –sin incluir los litorales insulares–, cuenta con ríos, lagos, lagunas etc., que ascienden a 5 millones 115 mil 393 hectáreas, cubre 22 millones de hectáreas cultivadas. Pero en contraste, según datos oficiales del Consejo Nacional de Evaluación de la política de desarrollo social (Coneval) en el 2016 el 50.6 por ciento de la población –62 millones de personas– recibió ingresos que son insuficientes para adquirir la canasta básica de alimentos y servicios.
1.- De acuerdo con datos descritos anteriormente, constatamos que somos un país con enormes riquezas naturales, sin embargo más del cincuenta por ciento de la población son mexicanos pobres y 9.4 millones viven en pobreza extrema, y por ello es frecuente la pregunta: ¿por qué si México es tan rico hay tanta pobreza? La respuesta es muy sencilla: se debe fundamentalmente a la corrupción arraigada en todos los niveles de gobierno. Conforme a los datos de la organización no gubernamental Transparencia Internacional en el 2016 México se ubicó en el lugar 129 de 170 países, pero el año pasado fue catalogado como uno de los más corruptos del mundo ya que se colocó en el lugar 135 de 180 y en América en el lugar 15 de 20 naciones después de Cuba, el Salvador, República Dominicana y en el caso de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) México se coloca en el primer lugar de corrupción. Esto explica el por qué en nuestro país hay tanta pobreza y subdesarrollo.
2.- Las cifras de Transparencia Internacional indican que la corrupción en México no es un fenómeno esporádico o casuístico, sino que es generalizado y ascendente, que los casos como el de la familia de Carlos Salinas de Gortari a cuyo hermano Raúl se le descubrieron millones de dólares depositados en bancos de Suiza, y los recientes más escandalosos como el de la Casa Blanca de la familia Peña Nieto, el de la casa de Luis Videgaray, el de Javier Duarte –ex gobernador de Veracruz hoy en la cárcel–, el de Tomás Yarrington –ex gobernador de Tamaulipas preso en Italia–, el de César Duarte –ex gobernador de Chihuahua –prófugo de la justicia– son algunos ejemplos de los más conocidos y son la muestra de tantos que han existido y existen en México y que constituyen la evidencia más clara de la perniciosa cultura de la corrupción que se ha arraigado en el gobierno.
3.- De acuerdo con estudios del Banco Mundial en los países corruptos aproximadamente el 20 por ciento del presupuesto anual de egresos es hurtado por funcionarios corruptos. En México el presupuesto del 2018 asciende 5 billones 279 mil 667 millones de pesos y tomando ese referente lo que se roban del dinero público serían más de mil millones de pesos. Es por ello que una de las principales propuestas de Andrés Manuel López Obrador es combatir la corrupción toda vez que exterminando este fenómeno se ahorrarían cuantiosos recursos financieros que servirían para impulsar el desarrollo económico mediante la inversión pública en obras de infraestructura, el empleo, se aumentarían los salarios, se elevaría el poder adquisitivo de la mayoría de la población, se incentivarían programas sociales para los grupos vulnerables de la sociedad, se fomentaría la educación en especial la media superior y superior para los jóvenes, se garantizaría el acceso a la salud universal, la vivienda, se promovería la reactivación productiva agropecuaria, la cultura, las artes, el deporte y se combatiría de fondo la inseguridad y la pobreza.
4,- El cuestionamiento que hacen los adversarios de AMLO a la propuesta de acabar con la corrupción consiste en demandar ¿cómo logrará esto? Lo más importante es que haya la voluntad política, la convicción de exterminar el cáncer de la corrupción que corroe las entrañas del presupuesto público, y ello implica no practicar, no permitir, no consentir la corrupción como lo ha hecho Peña Nieto. Las medidas subsecuentes son transparentar todas las operaciones financieras del gobierno, concursar todas las obras, servicios, adquisiciones y cualquier ejercicio del gasto público y por supuesto sancionar a quienes incurran en algún acto indebido. El gobierno debe someterse a todas las formas de escrutinio del ejercicio del dinero público y deben admitirse todas las formas de participación ciudadana en la vigilancia del gasto público de tal manera que se combata y elimine la corrupción.
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