EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

AMLO y El día que perdimos la ciudad

Silber Meza

Octubre 23, 2021

DE NORTE A SUR

 

Andrés Manuel López Obrador es uno de los políticos más capaces de la historia moderna de México. No sólo es un político carismático, que desayuna, come y cena política, además ha logrado crear y mantener vivo un movimiento nacional a su alrededor desde que era jefe de gobierno de la Ciudad de México, hace ya más de 20 años.
Es el dueño de la conversación, de la narrativa. Cuando surge un tema polémico en su contra, como los bultos de dinero en efectivo que recibieron sus hermanos en tiempos electorales, él ataja, da una explicación e inmediatamente después hace crecer un tópico al punto del escándalo para evitar que la información que le es negativa se imponga en la charla colectiva. Vaya que tiene pericia para la estrategia de comunicación de masas.
Por eso diariamente puede sostener una conferencia mañanera donde decenas de periodistas le hacen preguntas con diferentes matices, tanto blandas como espinosas.
Una de las pocas ocasiones en las que no ha podido frenar rápido la avalancha de información fue durante el culiacanazo, ocurrido el 17 de octubre de 2019, y al que los habitantes de Culiacán llamamos Jueves Negro.
Día tras día, semana tras semana, se convirtió en el tema más importante y constante de sus conferencias mañaneras; se le veía un tanto agobiado ante las interrogantes de las y los periodistas. Con el paso de los días fue soltando más datos, dio a conocer documentos y tuvieron que comparecer los principales funcionarios de seguridad pública y militar del país. Al final, el presidente logró posicionar el mensaje contundente de que se vio obligado a liberar a Ovidio Guzmán López porque de lo contrario iban a matar a más de 200 personas. Ese argumento es el que se fijó en la memoria de la opinión pública y se procesó tan bien, que López Obrador aún mantiene un amplio apoyo popular reflejado en la elección intermedia y en las encuestas de popularidad que a diario realizan las casas encuestadoras.
En Sinaloa las autoridades también lograron darle la vuelta a la crisis. El presidente había exonerado de toda culpa a los gobiernos sinaloenses y había asumido la responsabilidad. El camino estaba hecho.
Así, transcurrieron los meses y esas imágenes de violencia extrema, de balazos a granel, de camionetas convertidas en tanques blindados, de quemas de autos y camiones, de cuerpos tirados y desangrados en el piso, de pánico colectivo, quedaron ocultas en lo profundo de la memoria colectiva. Los políticos pudieron seguir sus vidas sin ningún castigo y en algunos casos hasta parecen haber sido premiados, como el del entonces secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, que hoy es gobernador de su estado, Sonora, y el aún gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, que será el próximo embajador de México en España. No está mal, ¿no?
Los políticos ganaron, pero la ciudadanía perdió. Perdió la gente de Culiacán, la de Sinaloa y la de México entero. Perdió la esperanza de quitarle el trono al crimen, perdieron el estado de derecho, la legalidad.
Por eso un grupo de periodistas y de activistas apoyados por Iniciativa Sinaloa y la organización europea Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional (GITOC, por sus siglas en inglés) emprendimos la realización del documental El día que perdimos la ciudad. El trabajo busca preservar la memoria para colaborar con la pacificación de Sinaloa y de México.
Es conocido por todos que aquello que olvidamos estamos condenados a repetirlo, por eso en este cortometraje se compilaron videos que circularon hace dos años por redes sociales, fueron entrevistadas personas que se vieron atrapadas en la refriega y se conversó con psicólogos, sociólogos, estudiosos de la violencia, periodistas y artistas que nos ayudaron a dimensionar lo que Culiacán, la capital del Cártel de Sinaloa, nunca había vivido.
Ese día el cártel local con más de medio siglo de arraigo decidió poner en peligro la vida de cientos, tal vez de miles, en un municipio de un millón de habitantes con tal de que liberaran a una sola persona: Ovidio Guzmán López.
Ese día quienes viven en Culiacán supieron que el Cártel de Sinaloa no está ahí para cuidarles, para protegerles, para inyectar dinero a su economía; desde ese día la gente sabe que el cártel está sólo para cuidar de sus intereses, no importa los costos que esto conlleve.
El tiempo nos dirá si aprendimos algo de ese día que perdimos la ciudad.