EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Anhelo de libertad

Rubén Aguilar Valenzuela

Febrero 17, 2016

Rubén Aguilar Valenzuela

La misa que el papa Francisco celebró para las comunidades indígenas, en San Cristóbal de las Casas, el 15 de febrero, que incorporó sus rituales y lenguas, es una manifestación de apoyo, vía los hechos, a la teología indígena y a las iglesias autóctonas. Es la reivindicación de la pastoral del obispo Samuel Ruíz que implica, entre otras cosas, la existencia de los diáconos casados. Juan Pablo II descalificó este trabajo.
El Papa fijó su posición, quiere sea de la Iglesia, en relación a los pueblos originarios de México y del mundo. Cita el Éxodo cuando Dios dice a su pueblo: “¡No más! He visto la aflicción, he oído el clamor, he conocido su angustia”. El pueblo de Israel, entonces, bajo el liderazgo de Moisés, inicia la marcha de la liberación. El Papa exhorta a los pueblos indígenas a decir ¡No más! a la situación de injustica en la que viven. Los anima a cambiar su situación.
“Muchas veces, les dijo, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban”. Y añadió “¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, lo necesita”.
El Papa, que en la homilía utilizó frase en lenguas indígenas, planteó que Dios comparte el “anhelo” de los pueblos originarios de “vivir en libertad” y que “se ha querido silenciar y callar ese anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles”.
Los invita a luchar por su anhelo “que tiene sabor a tierra prometida donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean la moneda corriente. En el corazón del hombre y en la memoria de muchos de nuestros pueblos está inscrito el anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz”.
El Papa cita su encíclica Laudato sí. La madre tierra “clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable (…) Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla”. Y añadió que “en esto ustedes tienen mucho que enseñarnos”. Sus pueblos, les dijo, saben relacionarse con la naturaleza, a la que respetan como fuente de alimento, pero también como “casa común y altar del compartir humano”.
Afirma que en una sociedad que “intenta suprimir todas las riquezas y características culturales en pos de un mundo homogéneo, necesita que no se pierda la sabiduría de sus ancianos”. Pide a los indígenas que conserven y defiendan su cultura. Cita al Popol Vuh: “El alba sobrevino sobre todas las tribus juntas. La faz de la tierra fue enseguida saneada por el sol”. Y reflexiona “el alba sobrevino para los pueblos que una y otra vez han caminado en las distintas tinieblas de la historia”. Les dijo que la Iglesia los acompaña.
Twitter: @RubenAguilar