Silvestre Pacheco León
Febrero 03, 2025
A propósito de la agresiva política de Donald Trump contra sus vecinos, deportando migrantes a pesar del servicio que prestan a la economía de su país, convendría hacer un esfuerzo de reflexión para analizar las condiciones que provocan la emigración, como es la dolorosa decisión de separarse de la familia en la búsqueda de mejores condiciones para mejorar los ingresos económicos y de la oportunidad de estudio para hacer una carrera, recordando que ambos casos tienen su origen en la falta de oportunidades del lugar donde uno nace, por eso el mal trato a los migrantes es doblemente doloroso porque trabajan en las peores condiciones y sobreviven como presos, ocultándose de la vista de todos.
Pero a pesar de esas duras condiciones puede más su deseo de superar la pobreza y siempre están dispuestos a morir en el intento, por eso se merecen un trato humanitario y no deportarlos como peligrosos criminales atados de manos, por eso el presidente de Colombia Gustavo Petro merece nuestro reconocimiento por haberse opuesto a permitir el aterrizaje del avión que transportaba deportados atados de mano, un oprobio contra cualquier ser humano.
Tomo como sintomático el dato que para Guerrero reporta el gobierno a la prensa local como resumen de los primeros diez días del gobierno de Trump. Se habla de 522 paisanos deportados que no han llegado a Guerrero porque decidieron permanecer en la frontera buscando a los organismos internacionales defensores de los derechos humanos que les ayude a volver. Sólo 2 de nuestros paisanos retornaron a sus comunidades con el apoyo ofrecido por el gobierno, pero el caso es que ya hay en una lista 222 ciudadanos de la Montaña contratados legalmente según las autoridades quienes anunciaron que saldrán a la Florida para el corte de tomate en el presente mes. Así es de contradictorio el estridente presidente norteamericano que sabe que los migrantes son quienes sostienen gran parte de la economía de aquel país, aprestándose a la aplicación de otras medidas tan agresivas como las deportaciones porque afectarán a la economía de sus otros socios comerciales, México y Canadá.
Los argumentos son endebles pero indican que ante la sociedad norteamericana Donald Trump está cumpliendo con sus ofrecimientos de campaña bajo la idea de que el gobierno mexicano tiene alianza con los cárteles del narcotráfico que introducen las drogas que envician a los jóvenes norteamericanos en vez de combatirlos.
Lejos de revisar la crisis familiar que provoca en los jóvenes de aquel país su adicción a las drogas y de evaluar la actuación de los cárteles que actúan en su territorio para combatirlos empleando allá a sus super policías que vemos en las películas de Hollywood, les gana su espíritu intervencionista amenazando con mandar al ejército a nuestro territorio para hacer aquí lo que no demuestran allá.
Sin negar que es loable la preocupación del gobierno por sus jóvenes sus acusaciones resulta desmesuradas y absurdas, tratar por medio de la fuerza lo que podría ser una acción de cooperación conjunta para beneficio de ambos países, en vez de las deportaciones humillantes por el trato inhumano contra los trabajadores.
Las medidas arancelarias que entrarán en vigor en el presente mes rompen con cualquier idea de buena vecindad y entendimiento entre gobiernos que comparten más de tres mil kilómetros de frontera.
Por eso como mínima congruencia resulta admirable la respuesta del gobierno de Claudia quien ha anunciado que responderá con las mismas medidas contra los productos que aquel país exporta a México.
A Donald Trump le parece poco el esfuerzo que hace nuestro país combatiendo un problema tan viejo como el narcotráfico que se originó en nuestro país precisamente como necesidad de los norteamericanos cuando sus soldados combatieron en las dos guerras mundiales.
Si los cárteles de la droga en México tienen una alianza bajo la que crecieron y se empoderaron esta es precisamente con el gobierno norteamericano y su industria bélica. Desde Caro Quintero en la década de los setenta, pasando por el Chapo Guzmán y Mario Zambada, hasta llegar a Genaro García Luna, el gobierno norteamericano sabía que, en todo caso, fueron los gobierno del Prian quienes protegieron a dichos capos y entonces poco hiceron para alcanzar acuerdos de cooperación con aquellos gobiernos más afines a su política y fieles con sus decisiones.
A Donald Trump le ha parecido poco el esfuerzo de la 4T para combatir las bandas criminales que trafican las drogas y violentan la paz social. Aunque sabe que contrario a lo que hacía Genero García Luna ahora tenemos al super policía Omar Harfuch combatiéndolos con un récord de detenciones que suma cientos de elementos que ahora llaman “generadores de violencia” detenidos y encarcelados.
Esa realidad es a la que se ha referido Claudia Sheimbaun quien con la misma energía que el presidente norteamericano ha acusado que quien tiene una alianza evidente con los cárteles del narcotráfico son las armerías de aquel país que tienen todas las facilidades para vender ilegalmente armas a México sabiendo que así empoderan a las organizaciones criminales.
Claro que estamos pendientes de los pronunciamientos de los aliados importantes de Trump como el miltimillonario Elon Musk quien ha dicho que no ve que el gobierno mexicano pueda contra los cártes de la droga y que se le hace necesario y justifica que su gobierno intervenga con su ejército en nuestro territorio para garantizar la seguridad en aquel país.
Y respecto a las medidas económicas como el aumento a los impuestos contra los productos mexicanos que se venden allá Donald Trump sabe que son tan dañinos para la economía de ambos países como las medida anunciadas por Claudia Sheimban en ese mismo sentido.
México tiene todos los elementos para imponer el mismo porcentaje de aumento a las importaciones de los principales productos que se venden en nuestro país.
Ya se anuncia por ejemplo el caso de la carne de cerdo de Estados Unidos así como el maíz que tanto se comercializa como hojuelas para el desayuno.
La guerra comercial en la que también está involucrado Canada y hasta la propia República Popular China no será como un día de campo, sino que marcará el inicio de una reestructuración de las regiones económicas donde los norteamericanos están perdiendo la hegemonía de la llamada economía del norte por el maltrato a sus aliados que así se ven forzados a voltear a otras economías emergentes como India, China y la propia Rusia.
Ya está dicho que en esta guerra económica que comienza Donald Trump no encontrará a los países, otrora sus aliados, inofensivos y sometidos. Ya en ese sentido se pronunció el primer ministro de Canadá y el presidente Gustavo Petro de Colombia junto con Inacio Lula da Silva en Brasil, todos ellos aliados por una causa común que es la de sus pueblos.