EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Apuntes para una agenda de sustentabilidad ambiental por la izquierda IV

Octavio Klimek Alcaraz

Agosto 19, 2017

Fortalecer la conservación de la vida silvestre

La extraordinaria riqueza de la vida silvestre en México obliga a impulsar una política específica orientada a conservar su integridad y diversidad. Esta política debe estar orientada a favorecer la conservación de la biodiversidad del país. Sus premisas deben ser disminuir las posibilidades de que se extingan o estén en un tipo de riesgo, especies de un gran significado ecológico, económico y cultural para el país, así como contribuir al mantenimiento y continuidad de los procesos naturales en los ecosistemas.
Al mismo tiempo dicha política debe lograr ofrecer nuevas oportunidades de desarrollo económico en las áreas rurales del país, diversificando las actividades productivas de las mismas. Es decir, se parte de la premisa de que la vida silvestre puede ser conservada y al mismo tiempo sujeta a aprovechamiento a través de su manejo. Para ello, en la Ley General de Vida Silvestre se ha desarrollado el concepto de las Unidades de Manejo para la Conservación de Vida Silvestre, conocidas con el acrónimo de UMAs, que se definen en la Ley como: “Los predios e instalaciones registrados que operan de conformidad con un plan de manejo aprobado y dentro de los cuales se da seguimiento permanente al estado del hábitat y de poblaciones o ejemplares que ahí se distribuyen”.
Es en las UMAs, en donde se deben concretar de manera importante los objetivos de la política de la vida silvestre, consistentes en la generación de alternativas para la producción, diversificación, preservación y obtención de recursos económicos para los propietarios y legítimos poseedores de la tierra, mediante un uso sostenible de carácter planificado y ordenado de la vida silvestre.
En la actualidad, las UMAs, junto con los ordenamientos ecológicos del territorio y la creación de áreas naturales protegidas, constituyen uno de los principales instrumentos para la conservación de la biodiversidad del país.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), informó en su Cuarto Informe de Labores 2015 -2016 que existían 12 mil 649 UMAs (9 mil 893 de manejo en vida libre y 2 mil 576 de modalidad intensiva), con una superficie acumulada de 38.01 millones de hectáreas, que representaban el 19.3 por ciento del territorio nacional. Esto señala la importancia de las UMAs para la conservación de la biodiversidad del país.
Ahora bien, el derecho al aprovechamiento en una UMA se obtiene mediante el cumplimiento riguroso de un Plan de Manejo, el cual es elaborado por el responsable técnico de la misma. Para que dicho Plan sea aprobado y autorizado por la Semarnat debería garantizar la conservación de los ecosistemas, de sus elementos y de la viabilidad de las poblaciones de especies existentes dentro de la UMA, con especial énfasis en aquellas que serán sujetas a algún tipo de aprovechamiento. Además, el desempeño de la UMA está sujeto a un seguimiento constante, que consiste en conocer la relación reproducción – aprovechamiento a través del desarrollo de estudios sobre la dinámica poblacional de las especies.
Asimismo, un asunto, que normalmente no se la da la atención debida, pese a sus evidentes impactos en la biodiversidad, es el del aprovechamiento de subsistencia, que debe definirse de manera clara en la Ley y se comprendería, como el que se realiza sobre ejemplares, partes y derivados de vida silvestre para su consumo o para su venta directa, para la satisfacción total o parcial de necesidades básicas relacionadas directamente con alimentación, vivienda y salud, así como las de dependientes económicos. Es el aprovechamiento de subsistencia el que de manera cotidiana se realiza en miles de comunidades campesinas e indígenas. Así, se aprovecha la flora silvestre como alimento, medicina, material de construcción, entre otros usos; la fauna silvestre se aprovecha de manera similar, desde insectos hasta, reptiles, aves o mamíferos. Pero esto puede en algunos casos acabar con espacios de vida, especies o poblaciones de la vida silvestre, en especial en riesgo. Peor aún se puede usar como coartada para tráfico ilegal de la vida silvestre.
En el caso de las especies en riesgo, adaptando el modelo del Convenio relativo a la conservación de la vida silvestre y del medio natural de Europa, celebrado en Berna el 19 de septiembre de 1979, del cual forma parte la Comunidad Europea, se deben adoptar las medidas legislativas y de correspondiente ejecución apropiadas y necesarias, para asegurar la conservación particular de las especies de vida silvestre en riesgo de las categorías en peligro de extinción y amenazadas. Esto puede hacerse extensivo a especies raras o endémicas.
En el caso de la flora en riesgo se debe estrictamente prohibir: coger, recolectar, cortar o desarraigar intencionadamente dichas especies de plantas. Prohibiendo, cuando sea necesario, la posesión o comercialización de dichas especies. En el caso de la fauna en riesgo se debe prohibir: cualesquiera formas de captura intencionada, de posesión y de muerte intencionadas; el deterioro o la destrucción intencionados de los lugares de reproducción o de las zonas de reposo; la perturbación intencionada de la fauna silvestre, especialmente durante el período de reproducción, crianza e hibernación, siempre y cuando la perturbación tenga un efecto significativo; la destrucción o recolección intencionadas de huevos, donde se encuentren en la naturaleza, o su posesión aunque estén vacíos; la posesión y el comercio interior de dichos animales, vivos o muertos, incluidos los disecados, y de cualquier parte o de cualquier producto, fácilmente identificables, obtenidos a partir del animal cuando esta medida contribuya a la efectividad de estas disposiciones.
Deberán considerarse en el marco regulatorio excepciones a lo antes dispuesto para la protección de especies en riesgo, cuando sea por ejemplo en interés de la protección de la flora y de la fauna; para prevenir daños importantes en los cultivos, en el ganado, en los bosques, pesquerías, aguas y otras formas de propiedad; en interés de la salud y de la seguridad pública, con propósitos de investigación y educación, repoblación y reintroducción, entre las posibles excepciones.
Un problema que tiene serios impactos adversos en la biodiversidad de México es el de las especies exóticas invasoras. Por ello, se debe a la brevedad posible definir las oportunidades básicas de prevención y gestión de especies exóticas invasoras, publicar las normas oficiales mexicanas y/o acuerdos secretariales en la materia las cuales deben ser abordadas en orden de prelación desde la prevención, la detección temprana, erradicación y control. Esto debido a que primeramente deben aplicarse los instrumentos de prevención, ya que siempre sale más barato prevenir, que controlar y erradicar. Por ello, se deben hacer realidad todos aquellos instrumentos que impidan la introducción de especies exóticas invasoras a los ecosistemas naturales mexicanos como primera opción.
Asimismo, debe plantearse un proceso de educación y cultura de respeto a los derechos de los animales silvestres. En especial, no existe ninguna justificación ética para mantener en cautiverio animales silvestres en un domicilio particular. No los necesitamos para subsistir. Todo ser vivo que su espacio y ciclo natural se da en libertad merece nuestro respeto. Vayamos a admirarlo en la naturaleza.
Por lo anterior, se propone:
-Otorgar atribuciones legales a la Conanp para que sea a través de ella, el fomento y la inversión para el manejo y aprovechamiento de la vida silvestre, dejando al Sector Central de la Semarnat como responsable de los correspondientes actos de autoridad.
-Otorgar atribuciones legales, que permitan el cabal fortalecimiento de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, con el objeto de impulsar su presencia en el territorio nacional para la mejor toma de decisiones en materia de biodiversidad.
-Fortalecer el esquema de UMAs, mejorando los aspectos técnicos de las lecciones aprendidas del manejo de la vida silvestre en el país, impulsando preferentemente esquemas de aprovechamiento no extractivo de la biodiversidad.
-Impulsar esquemas adicionales de conservación de la biodiversidad, como corredores biológicos, hábitats críticos, áreas de refugio, manejo integral de cuencas.
-Fortalecer a la autoridad administrativa de la Semarnat, al establecer en la legislación criterios claros para autorizar, negar o revocar las autorizaciones de UMAs o de sus responsables técnicos:
-Asumir el reto por la Semarnat, junto con los gobiernos de las entidades federativas, para encauzar hacia la sustentabilidad los aprovechamientos de subsistencia que se realizan, brindando el apoyo, asesoría técnica y capacitación para que dichos aprovechamientos de subsistencia transiten a UMAs.
-Generar un programa de protección efectivo para especies de la vida silvestre en riesgo en el país, con la amplia participación de la ciudadanía y sentido de corresponsabilidad social.
-Impulsar un programa especial para la prevención, control y erradicación de las especies exóticas invasoras.
-Realizar un amplio programa de educación formal e informal para una nueva cultura de respeto a los derechos de la fauna y flora silvestre.
-Fortalecer y desarrollar mecanismos formales e informales de comunicación entre las áreas encargadas del tema de la biodiversidad en todos los órdenes de gobierno.
-Incorporar criterios de conservación de la biodiversidad en sectores productivos y de servicios, como el agropecuario, forestal, minero, turístico, entre otros.
-Aplicar de manera efectiva el principio de precaución para el cultivo de organismos transgénicos, estableciendo una moratoria para el cultivo de maíz transgénicos y otras especies transgénicas con centros de origen en el país. Esto, ante la incertidumbre de sus riesgos ambientales, en especial para la biodiversidad, y a la salud humana. Asimismo, establecer mecanismos que garanticen la trazabilidad y el etiquetado de productos que contengan transgénicos.
-Fomentar la agricultura y ganadería ecológica, promoviendo y apoyando las actividades relacionadas a dicho fin entre los productores agropecuarios; fomentando el consumo interno de los productos ecológicos; impulsando cadenas de comercialización directa, que garanticen precios justos para productores y consumidores.