EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Aquí todos ganaron y a nadie le importa la reconciliación

Silber Meza

Junio 12, 2021

DE NORTE A SUR

 

Esos discursos de que México es uno solo, esos mensajes postelectorales de reconciliación, esos momentos de lucidez para aceptar las derrotas y festejar las victorias verdaderas han quedado atrás, muy atrás en el escenario nacional.
Las elecciones 2021 nos deberían dejar una gran lección a las y los mexicanos y a las y los políticos, pero desde el día uno tomaron posiciones de triunfalismos pírricos y de negación de fallos. “Yo gané”, dijeron ambos bandos, tanto el del partido Morena y sus aliados como el de la oposición agrupada en el PRI-PAN-PRD.
El domingo por la noche escuchamos a Marko Cortés, presidente nacional del PAN, eufórico por convencernos de que habían logrado su máximo objetivo: quitarle la mayoría calificada a Morena, aunque en realidad nunca la haya tenido. Ese dato no importaba, lo único que le interesaba era ganar la narrativa, posicionar el mensaje, alzarse como vencedor.
En la capital del país la alianza anti Morena le propinó un duro golpe al presidente Andrés Manuel López Obrador: ganó la mitad del territorio.
“En la Ciudad de México no sólo ganamos, ¡arrasamos! Haremos grandes gobiernos”, tuiteó el panista.
No era así. AMLO y la izquierda tenían una presencia significativa en sectores de clase media, pero en esta elección éstos decidieron castigar al partido del presidente. Razones hay muchas: la tragedia de la Línea 12, su constante crítica turbia a la prensa y las organizaciones civiles, su falta de entendimiento del feminismo, su obsesión por militarizar el país, su rechazo a entes autónomos como el INE y el INAI que, imperfectos como son, representan un triunfo histórico ciudadano, entre tantas cosas.
Y en vez de escuchar a un presidente conciliador, incluyente, apareció uno que rechaza no solamente a las clases altas, sino también a las clases medias que esta vez no votaron por él y su llamada Cuarta Transformación. Porque en su lógica el voto de castigo que se vio en Ciudad de México, no en la mayor parte del país, se debe a una manipulación realizada por campañas negras, no por sus dichos, errores, gobiernos y candidatos impresantables.
Este viernes por la mañana tildó a las clases medias de no ser difíciles de convencer para que se decanten a favor de la derecha y del conservadurismo.
“Es una actitud aspiracionista, es triunfar a toda costa. Salir adelante. Muy egoísta”, dijo de ellas.
El presidente nacional del PRI, Alito Moreno, fue terriblemente derrotado en las gubernaturas. No ganó ninguna, ni siquiera la de Campeche, estado natal de Alito y lugar donde competía su sobrino. Morena ganó 11 gubernaturas, el Partido Verde una, Movimiento Ciudadano una, y dos el PAN.
Aún así, por un crecimiento en la Cámara de Diputados, Alito también se dijo triunfador.
“Nuestro partido está registrando un avance importante en el número de legisladores federales, ganamos prácticamente 500 municipios, más de 170 legisladores locales en todo el país y avanzamos bastante en la Ciudad de México”, soltó en Twitter.
El presidente López Obrador también ha querido ganar la narrativa triunfalista. En la mañana del viernes dijo de forma burlona: “yo nada más voy a seguir diciendo que nos fue tan mal, tan mal, tan mal, que el movimiento al que pertenezco, de 15 gubernaturas, obtuvo democráticamente, legítimamente el triunfo en 11, nos fue muy mal, muy mal; y en la Cámara de Diputados mal, mal, mal, nada más ganamos 185 de 300 distritos, muy mal. Los del partido conservador avanzaron bastante”.
En realidad los dos bandos ganaron y perdieron posiciones: Morena obtuvo estados pero perdió Ciudad de México; la Cámara de Diputados, aunque tuvo cambios en favor de la oposición, no marcó un descalabro para el proyecto presidencial que mantendrá el control del presupuesto.
A ningún partido ni gobernante les interesa conciliar el país, tampoco les importa reconocer sus errores como lo haría cualquier político con una pizca de demócrata; lo único que les interesa es ganar las próximas elecciones, las presidenciales.