Ángel Aguirre Rivero
Diciembre 27, 2024
¿Recuerda usted cuando Gabriel Quadri sostenía: “Si México no tuviera que cargar con Guerrero, Oaxaca y Chiapas, sería un país de desarrollo medio y potencial emergente”.
En estos días navideños tuve la oportunidad de leer el libro Así no es, que me obsequió mi querido sobrino Armando Añorve Ríos, regidor del H. Ayuntamiento de Acapulco, escrito por Viri Ríos y Ray Campos.
En dicho texto, ambos investigadores sostienen que creer que las personas de los estados pobres del sur trabajan menos que las de los estados ricos del norte es una injusticia.
Larga ha sido la polémica y los intentos de algunos estados del norte, junto con Jalisco, para que no se dé el mismo trato en las participaciones federales, bajo el argumento de que son ellos quienes aportan los mayores recursos y, por ende, al sur se le debe dar mucho menos.
Porque, además de pobres, son flojos, sostienen.
Esta creencia es completamente falsa. De hecho, el sur trabaja más que el norte, sostiene la doctora en Gobierno por la Universidad de Harvard, Viri Ríos, de origen guerrerense, y el doctor Ray Campos, especialista en economía por la Universidad de California.
Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, los trabajadores del sur suelen trabajar dos horas más que los del norte y, en algunos casos, la diferencia es mayor. Por ejemplo, entre los adolescentes que trabajan, los del sur lo hacen cinco horas más a la semana que los del norte.
Otra creencia difundida es que los estados ricos del norte pagan más impuestos que los del sur. Esta creencia también es falsa. A simple vista, cada persona que vive en el norte paga 48 mil pesos anuales de impuestos federales, mientras que los del sur pagan apenas 18 mil. Tal parece que, en efecto, el sur paga menos.
Sin embargo, así no es. Lo que sucede es que los norteños tienen ingresos superiores a los del sur. Esto hace que parezca que el norte paga más impuestos, cuando, en realidad, paga la misma proporción sobre una base de ingresos mayor.
Viri Ríos y Ray Campos echan por la borda la falsa creencia de que los del sur somos flojos y menos responsables que los del norte. De ahí la importancia de que el nuevo gobierno destine mayores recursos a los estados del sur.
El anuncio de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo sobre 7 mil millones de pesos para el estado de Guerrero, los cuales serán destinados a mejorar el servicio de agua potable y saneamiento en Acapulco, así como a reconstruir nuestra red carretera, es motivo de aliento para fincar un mejor futuro en el 2025.
El libro de Viri Ríos y Ray Campos no tiene desperdicio al abordar otros temas sumamente interesantes como el de la vivienda, el racismo, el salario y los programas sociales, entre otros. Vale la pena leerlo.
Del anecdotario:
Celebraban el cumpleaños de Pedro Díaz Pérez y decidieron seguir “la farra”. El negro Manrique le dijo a Pedro Baños:
–Pedro, vámonos al cuarto frío.
Así le llamaban a uno de los primeros bares con aire acondicionado en Pinotepa Nacional, Oaxaca.
Apenas tomaban las primeras copas, cuando dos militares ingresaron al “cuarto frío”. El negro Manrique le dijo a Pedro Baños:
–Pedro, esos guachos le hicieron chingaderas con mi mujer. Los voy a matar –le dijo–, préstame tu pistola.
–No la tengo yo –le contestó–, la tiene Abel Rivero.
El negro Manrique fue hasta donde estaba Abel para pedirle la pistola.
–Ahí está, negro. Tómala.
Con la pistola en la mano, el negro Manrique gritó al sargento:
–¡Párense porque los voy a matar!
El primer balazo dio en la frente del militar. Murió ipso facto.
El segundo quiso echar mano a su pistola, pero el negro Manrique le ganó la partida, dándole dos balazos en el cuello.
Con la pistola en la mano, se acercó a Pedro Baños para decirle:
–¿Cómo viste, Pedro Baños?
Y éste le contestó:
–Bien hecho, mi negro. Esa es mi gente.
El negro Manrique de inmediato dejó el lugar y se fue a refugiar bajo el puente del río de la Arena.
Pedro Baños siguió tomando en el “cuarto frío” cuando llegó el teniente Morales con una partida de soldados y lo detuvieron.
A Pedro Baños lo hicieron caminar más de 5 kilómetros. Se declaró inocente, pero había algo que el teniente Morales no podía admitir:
–Pedro, sé que eres inocente –dijo el militar–, pero ¿por qué le dijiste, después de haber matado a mis soldados: “Bien hecho, mi negro, esa es mi gente”?
Pedro Baños le contestó:
–Porque si no le digo eso, el negro Manrique, con la pistola en la mano, a mí también me hubiera matado. El negro traía al diablo adentro. Habían violado a su mujer.
El teniente Morales dejó en libertad a Pedro Baños.
La vida es así…