EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Atajar el conflicto

Florencio Salazar

Abril 02, 2019

La gestión del conflicto es la tarea primordial del gobernante. Es la constante acción política la que favorece el acuerdo para mantener el pacto social. Héctor Astudillo Flores es un político experimentado, formado en una realidad agresiva y exigente, como es la de Guerrero. Ha sido testigo del costo de abandonar la política y también el escogerla como profesión.
El presidente Andrés Manuel López Obrador atrajo el programa de entrega de fertilizante gratuito para los productores del estado. Este programa ha requerido, a lo largo de los años, perfeccionar su logística para hacer llegar con oportunidad el producto. Las nuevas reglas de operación del programa exigían la plena identificación del beneficiario y la legítima posesión de la tierra.
A lo anterior habría que agregar el registro a través de un formato electrónico para obtener acreditación que permitiera, en su momento, recibir el fertilizante. Propuesta impecable. Los productores no requerirán de intermediarios ni se asignarían cuotas a organizaciones.
Pero lo perfecto es enemigo de lo posible. La siembra de 400 mil hectáreas, que es la tierra cultivable de nuestra entidad, exige una capacidad de distribución eficaz, pues el fertilizante lo mismo lo necesitan los agricultores de la alta Montaña, que la de los pueblos encumbrados en Filo Mayor. Y en esas zonas es en donde la tierra podría quedar en vana espera.
Hay numerosos grupos de campesinos que viven de lo que siembran. Para ser preciso: se alimentan de lo que cosechan; si no hay maíz, muchos podrían perecer de hambre. No es exageración. Informes internacionales han indicado que en Cochoapa, por ejemplo, hay la misma pobreza de los pueblos más atrasados de África. Por eso el fertilizante en el campo guerrerense es vital y la lucha por él no tiene tregua.
Las nuevas reglas de operación deben ser corregidas a partir de su aplicación; es decir, advertir qué parte de ellas es operable y cuáles no. Sería insensato culpar a la realidad por no ajustarse a la teoría. Y eso es tan claro, que alcaldes, productores, organizaciones sociales, ya expresaban inquietudes amenazando con movilizaciones y protestas de diferentes magnitudes.
Astudillo Flores es un negociador muy eficaz en corto, en ese tramo de proximidad en donde se resuelven problemas. Ha hablado con representantes campesinos, productores, legisladores y ediles, siempre de la mano de los responsables del programa federal, Jorge Gage, de la Sader (antes Sagarpa) y del delegado Pablo Amílcar Sandoval. La perspectiva de emproblemar no solo al campo sino a todo Guerrero, ha permitido escuchar las razones de los productores y responder con responsabilidad.
A marchas forzadas se están celebrando reuniones regionales. Nadie ha caído en la tentación de llevar agua a su molino. El agua, en todo caso, será la que caiga del cielo para hacer florecer las milpas.
Hoy la política prima. Y de eso se trata, atajar el conflicto, hablar con unos y otros, coordinar y celebrar acuerdos, comprometer la palabra y cumplir con hechos. Se dice fácil, pero es resultado de la experiencia, de la convicción de servir y de la indispensable dosis de buena fe. Es ir una y otra vez a los municipios, a los pueblos, a los barrios y tener la agenda abierta para el ciudadano.
“En Guerrero resistir más de tres años es ganancia”, dijo recientemente Astudillo Flores. Tiene sentido su afirmación cuando se gobierna con la constante tensión por lo inesperado, por la violencia que no avisa, por un aparato público que globalmente se advierte como insuficiente para responder a las nuevas realidades del mundo de hoy.
Guerrero, análisis de un Estado problema texto de hace más de medio siglo de Moisés Ochoa Campos; Guerra en el paraíso, de Carlos Montemayor; y Guerrero bronco, de Armando Bartra, son botones de nuestra encrespada historia en la que, quien gobierna vive en y para la política o será arrastrado por el conflicto.
Escuché decir a Agustín Basave: “Al jefe se le elogia en público y se le critica en privado”. Comparto ese criterio, porque el aliento de los colaboradores –comprometidos con el proyecto– es necesario, evitando, por supuesto, la servidumbre que a nadie sirve.
Y que no haya ni sombra de duda: con su indeclinable compromiso de gobernar, Astudillo Flores entregará los mejores resultados en el 2021.