EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Atención a la “atención plena”

Ana Cecilia Terrazas

Febrero 22, 2020

Para Gally.

Hace algunas décadas se le inculcaba a las niñas y a los niños poner atención mediante el nada sutil imperativo: “estáte quieto”.
La amordazante instrucción sería impensable para las generaciones infantiles modernas, por cuestiones sicológicas, de derechos de la infancia, de moda pedagógica, herencias de la educación activa, contexto digital polisémico…
Sin embargo, estamos ante un poderoso resurgimiento –si bien desde otros terrenos, disciplinas y convicciones– del ejercitar espacios silenciosos dedicados a lo que en inglés se llama mindfulness, y en español “atención plena”.
Ya desde fines del siglo pasado en Estados Unidos, en algunas universidades, se trabajaba científica y formalmente para analizar el legado neurocerebral de todas esas disciplinas dedicadas a practicar lo que se deriva del meditar.
Ni se diga en China, India, Japón y el Oriente en general, en donde el budismo llevó a muchos seguidores a sentarse frente a una pared en blanco y enseñarle al cerebro a no pensar.
La mejor neuroplasticidad adquirida, dicen algunos especialistas, ya se puede corroborar de manera sistemática y cuantitativa en algo semejante a asistir a un gimnasio cerebral.
Parte de los paradigmas de estas primeras décadas del siglo XXI es ver la yuxtaposición de universos, en este caso, ciencia, conciencia y meditar.
En entrevista para esta columna, la doctora Ana Moreno Coutiño, nivel 1 del Sistema Nacional de Investigadores, comenta que “en la UNAM fue difícil introducir el tema en un principio ya que esto se consideraba erróneamente no científico”. Pero como se fue vinculando “a grandes autores y a investigaciones rigurosas, fuimos abriendo el tema y hoy existe un Seminario en Atención Plena Compasiva para el doctorado en la Facultad de Psicología; tenemos un proyecto de investigación financiado por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico en la UNAM, y hemos publicado varios artículos y tesis de licenciatura, maestría y doctorado”.
Las universidades de alto rendimiento en Estados Unidos estilo Harvard, cada vez más apuestan por el fortalecimiento del cerebro como ocurre con cualquier otro órgano. Así lo reporta el doctor Brian Galla en un estudio indexado para la propia universidad .
Moreno Coutiño, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, previene, no obstante, sobre dos elementos respecto de lo que ella nombra “atención plena compasiva”.
Por una parte recomienda ser especialmente cuidadosos con los trabajos sobre el tema que no estén calificados por especialistas, científicos y estudiosos con rigor, ya que se trata de la salud mental y pareciera obvio que no puede dejarse ésta al entusiasmo improvisado.
En segundo lugar, precisa que la atención plena compasiva no está correctamente estudiada si se le despoja de su contexto ético-comunitario, social, es decir precisamente de lo compasivo. Así lo explica en un artículo arbitrado de difusión titulado Atención plena compasiva y su estudio en México:
“La atención plena compasiva se entiende, entonces, como la conciencia que surge al prestar atención al momento presente de manera intencional, sin juzgar la experiencia, centrándose en la aspiración de ayudarnos a nosotros mismos y a los demás a vivir con bienestar y felicidad. Tal estado sólo puede cultivarse mediante la familiarización gradual y constante y mediante técnicas específicas de meditación dirigidas a serenar la mente, con el fin de prevenir que las personas se identifiquen con sensaciones, emociones y pensamientos, y mejor presten atención a cómo estos cambian de un instante a otro, sin juzgarlos o aferrarse a ellos. Al mismo tiempo, la persona aprende a identificar y mantener estados mentales armoniosos como la generosidad, la bondad y la paciencia.
Por aquí va la actualización 2020 del “estáte quieto”, ahora orientado a estar en el presente de manera plena y compasiva, con mucha mayor conciencia y responsabilidad por las personas y entes todos que nos rodean. Al mismo tiempo, implicaría ver nuestro desarrollo como especie con mayores alcances y logros, al servicio de la comunidad. Nada desdeñable propuesta el ponerle atención a la “atención plena” en las postrimerías de un antropocentrismo semi ilustrado.

@anterrazas