Gaspard Estrada
Abril 26, 2023
El pasado viernes el Presidente de Argentina, Alberto Fernandez, anunció su decisión de no participar en la próxima elección presidencial, que se llevará a cabo en octubre del presente año. Este pronunciamiento, realizado por la vía de un video de siete minutos difundido en las redes sociales, dejó en evidencia algo: los ocho meses que tiene el peronismo al frente de la Casa Rosada serán un largo vía crucis.
El gobierno está divididoy sin armas para revertir la peor crisis económica en 20 años y la popularidad de sus dirigentes está por los suelos. La imagen negativa de Alberto Fernández roza el 70 por ciento, según un sondeo publicado durante el fin de semana por la consultora Opina Argentina.
La crisis se aceleró esta última semana y hundió las posibilidades electorales de la principal apuesta del partido hasta ahora, el ministro de Economía, Sergio Massa. El desconcierto es tal que ha vuelto al centro de la escena Cristina Fernández de Kirchner, la dirigente del gobierno mejor posicionada en las encuestas, pero auto excluida de cualquier candidatura electoral desde diciembre, cuando fue condenada por corrupción en primera instancia (la vice presidenta va a apelar la decisión del juez).
A nivel económico, el escenario general continúa deteriorándose. La inflación ha rebasado el 100 por ciento al año, al tiempo que las reservas del banco central han llegado a mínimos históricos. Mientras tanto, el valor del peso argentino continúa devaluándose, en particular en el sector informal (el llamado “dólar blue”). Y ahora, con la sequía más grave en los últimos 60 años, Argentina ha visto mermada su capacidad de recibir dólares del extranjero, fruto de la exportación de carne y de productos agrícolas como la soja.
Según las estadísticas oficiales, esta situación va a provocar una disminución de al menos 20 mil millones de dólares de ingresos. En este sentido, la ambición inicial de Massa –estabilizar y restablecer el funcionamiento de la economía en el último año de gobierno como rampa de lanzamiento para su candidatura presidencial– está haciendo agua. Y lo más grave es que todo indica que la situación económica va a empeorar en los próximos días y semanas: los indicadores de hambre y pobreza han seguido aumentando durante el primer trimestre de este año.
En este sentido, para que el plan del ministro de Economía tenga alguna viabilidad electoral, es necesario obtener dólares fruto de un eventual crecimiento de las exportaciones del sector agrícola –lo que parece cada vez más improbable. En este sentido, no sorprende que esta semana, se escucharon rumores de una eventual salida del cargo de Massa en el gobierno. En este momento, el partido gobernante está perdiendo su base política, tanto a la izquierda como en el centro. Sin un candidato claro, las luchas políticas internas han aumentado considerablemente.
Entre los candidatos que podrían postularse están el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, Máximo Kirchner (hijo de Cristina), Daniel Scioli y Axel Kicillof. Frente a ellos, la situación de la oposición de derecha tampoco es simple: el expresidente Mauricio Macri anunció que no buscará otro mandato y ha prometido su apoyo a la líder del partido PRO y exministra de Seguridad, Patricia Bullrich. El alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, es el otro candidato clave de la oposición. Ambos candidatos se han posicionado a la derecha, para lidiar con la creciente popularidad de Javier Milei, un candidato antisistema de extrema derecha. Las posturas de línea dura de Bullrich le están dando una ventaja significativa en las encuestas en comparación con la retórica más moderada de Larreta. Sin embargo, los analistas dudan de su capacidad para reunir suficiente apoyo en las elecciones generales, mientras que Larreta es visto como favorito en casi cualquier enfrentamiento de segunda vuelta. Pero mientras la comentocracia argentina especula sobre el rumbo de estas dos campañas, el horizonte electoral de Javier Milei mejora día con día entre los jóvenes (en particular entre 16 y 29 años), que acuden en masa a los actos de campaña del outsider político libertario.
En dado caso que una sorpresa electoral se lleve a cabo, como en 2018 con Jair Bolsonaro en Brasil, toda la región sudamericana se vería impactada por este nuevo terremoto político.
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París
Twitter: @Gaspard_Estrada