EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Autodeterminación y nueva diplomacia

Arturo Martínez Núñez

Marzo 15, 2022

“Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Presidente Benito Juárez García, 15 de julio de 1867.

La semana anterior una nueva discusión pública se desarrolló en medios y redes sociales. El presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Licenciado Andrés Manuel López Obrador, respondió de su puño y letra a una resolución del Parlamento Europeo en la que se “pide a las autoridades mexicanas que garanticen la protección y la creación de un entorno seguro para periodistas y defensores de los derechos humanos”. La resolución, que es confusa y mezcla la histórica impunidad judicial heredada del régimen neoliberal con la situación actual, habla del espionaje realizado a través de Pegasus, software desarrollado, por cierto, en Israel, aliado de la Unión Europea. El Parlamento Europeo, injerencista e irrespetuoso, está acostumbrado a dictar cátedra y a mirar la paja en el ojo ajeno mientras una viga del tamaño de Siberia les atraviesa los dos ojos.
El Presidente de los mexicanos no dudó en responder en sus términos a una resolución desinformada, dolosa y mal hecha y calificó a los eurodiputados de “borregos”. En México las buenas conciencias, encabezadas por los panistas, aliados del Partido Popular y de la ultraderecha de Vox, junto con la rancia diplomacia inmovilista (en su mayoría priista) que apela a la vieja Doctrina Estrada de la No Intervención que ellos interpretan como la no acción, se rasgaron las vestiduras y pegaron el grito en el cielo porque, cómo era posible que el jefe de Estado respondiera de esa manera al sacrosanto Parla-mento Europeo. Seguramente esperaban una carta blandengue, errática y difusa, llena de eufemismos y tecnicismos “diplomáticos”. Se espantan porque nunca habían conocido a un jefe del Estado mexicano que aplicara a cabalidad el principio y derecho internacional a la autodeterminación de los pueblos y que defendiera la soberanía nacional por encima de consideraciones internacionalistas o de rancias y arcaicas formas “diplomáticas”.
En realidad es muy sencillo: México es una nación soberana que no acepta que ningún Parlamento o gobierno extranjero se entrometa en asuntos que son de la exclusiva incumbencia de los mexicanos. Los eurodiputados no han entendido que México consumó su soberanía nacional hace doscientos años y que después derrotamos los intentos europeos y de mexicanos mal nacidos por imponer a un príncipe europeo en el trono de un Imperio que solo ellos conciben, aceptan y anhelan. México era y es una República Federal libre, soberana e independiente. Los tiempos en que las súper potencias y sus organismos internacionales títeres hablaban y los países en desarrollo callaban y acataban los designios de Washington, de Estrasburgo o de Bruselas han terminado. Que se vayan acostumbrando a que a México se le respeta. Al presidente López Obrador lo respalda su pueblo y no bajará la cerviz ante ningún país u organismo extranjero.
Se terminó el colonialismo, el intervencionismo y el imperialismo. México dejó de ser súbdito europeo hace dos siglos y de la misma manera en que nosotros no intervenimos en asuntos extranjeros, no permitiremos que nadie intervenga en temas que solo le incumben a las y los mexicanos.
Al Presidente López Obrador no lo impuso la Unión Europea ni el Consenso de Washington ni los mexicanos somos títeres de Estados Unidos de América ni de ninguna otra potencia mundial. Que se acostumbren los neocolonialistas a que México responderá a las agresiones en la misma medida en que éstas ocurran. Si en verdad estuvieran preocupados por los derechos humanos o la vida de los periodistas, podrían los europeos por comenzar por Siria, por Palestina o por su aliado y casi miembro Turquía.
Ridículos y borregos los eurodiputados que en momentos críticos en donde la guerra se desarrolla frente a sus narices, emiten resoluciones ultramarinas como si viviéramos en la época victoriana. Bastantes líos tienen ellos que resolver, en los meses por venir, como para estar metiéndose donde nadie les llama.
A los aplaudidores de dentro, les recordamos la suerte que corrieron José María Gutiérrez de Estrada, Joaquín Velázquez de León, José M. de Landa, Ignacio Aguilar, Adrián Woll, Antonio Escandón, Ángel Iglesias y José Hidalgo, traidores que acudieron a Miramar, a ofrecer el trono a Maximiliano, siendo primero manipulados, luego auxiliados y finalmente abandonados por Napoleón III como piezas menores y desechables de un tablero de juego mucho mayor.