Ángel Aguirre Rivero
Julio 09, 2021
Ahuacachahue fue la primera comunidad mixteca que visité en mi primera campaña para diputado federal, allá por los años noventa.
Recuerdo que, reunida la población de la comunidad, se comprometieron a mano alzada a darme su respaldo en aquel proceso electoral.
Después, el comisario me pidió pasar a una pequeña choza para ofrecerme un almuerzo consistente en una barbacoa de chivo.
Las tortillas eran enormes, al momento en que sirvieron el platillo ocurrió una situación: se advertía que la barbacoa la habían preparado uno o dos días antes, pues el color que presentaba era un tanto verduzco, pero no me podía negar a la hospitalidad de ese noble pueblo.
–Candidato, ¿le gustó la barbacoa? Me preguntó el comisario.
–Sí, estuvo muy rica le contesté.
–Sírvele otro pedazo, (dijo a su esposa), quien servía con sus manos los trozos que aún quedaban, agachada en cuclillas cerca de la olla.
–No, no comisario… así está bien, le dije al tiempo que recordé lo que me habían dicho antes: –nunca te niegues a aceptar lo que viene de una familia pobre.
Estaba consciente del esfuerzo que habían hecho y les dije: –pues adelante.
Otro gran trozo de chivo llegó a mi plato y en un descuido del dirigente me’phaa, pasé la mitad de mi segunda ración a quien era mi suplente, mi entrañable amigo Ausencio Garzón Chávez, originario de Ayutla y quien ya había sido uno de los mejores alcaldes de nuestra capital, Chilpancingo.
Siempre tuve una gran conexión con Ayutla, que en algún tiempo fue considerada la Atenas de la Costa Chica.
Por ello, durante mis dos gobiernos pavimentamos un sinnúmero de caminos rurales, ampliamos el hospital general y construimos uno de los mercados más grandes del estado.
Con un alto componente de población indígena (mé pháás, ñu’uu savis, mestizos y afromexicanos), Ayutla es un municipio emblemático en la historia de México.
Ayutla es tierra de hombres libres, pueblo valiente que se plantó con la frente en alto en contra de las injusticias y la tiranía.
El primero de marzo de 1854, el general Juan Álvarez, el coronel Florencio Villarreal y el capitán Vicente Luna (originario del lugar), firmaron el Plan que derrocó Antonio López de Santa Anna.
Los ayutlenses son el pueblo que le dio a México el sabor de la lucha por la libertad y la delicia del chilate, también llamado oro líquido.
Es una ciudad forjada en ideales de libertad, cuna de un gran gobernador y presidente de México: el atoyaquense Juan Álvarez, quien en este lugar plantó una de las más importantes semillas del liberalismo mexicano.
Ayutla hoy es punta de lanza de un movimiento que se gesta desde lo profundo de nuestras raíces, al ser reconocido su gobierno por usos y costumbres a través de un Concejo Municipal, en cuya elección no participan los partidos políticos, y del que forman parte las principales etnias. Es la democracia del pueblo para el pueblo.
En la visita que hizo el año pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador a Ayutla, el dirigente Longino Julio Hernández Campos le planteó la necesidad de que se reconozca en el texto constitucional la figura del municipio indígena.
Me pareció muy digna su participación al solicitar al Presidente, se instale una planta procesadora de productos de la región, para aprovechar la jamaica, nanche, frijol, maracuyá, arroz, ajonjolí, coco y calabaza.
Ayutla es semilla donde los usos y costumbres hacen florecer los valores más puros de nuestros pueblos originarios.
Tradiciones que mantienen vivo el corazón de nuestros pueblos originarios.
Un pueblo que no respeta sus usos y costumbres, está desconectado de su herencia, de su pasado, y tristemente de su futuro.
Del anecdotario: CRIT Guerrero
Me causaba tristeza observar cómo los padres (pero sobre todo las madres), tenían que trasladar a sus hijos a otros estados para encontrar ayuda y rehabilitación.
Lo anterior me motivó para buscar a Fernando Landeros, presidente de la fundación Teletón, para traer un Centro de Rehabilitación Infantil para Acapulco, como diligentemente lo hacía mi esposa Laura del Rocío en el resto del estado, donde sembró un sinnúmero de pequeños centros de rehabilitación.
Concretar este proyecto no fue fácil: nos exigían la donación de un terreno de al menos 5 hectáreas y que además contara con una buena ubicación.
Así, me di a la tarea de buscar a los “ricachones”, o empresarios no guerrerenses beneficiarios directos de las riquezas de nuestro querido Acapulco, y debo decir con tristeza que todos me dieron la espalda.
Finalmente conseguimos un terreno en el Boulevard de las Naciones (Punta Diamante) que costó varios millones de pesos, para entregarlo en donación al Teletón en su versión 2012.
Fue el 22 de noviembre de ese mismo año que llevamos a cabo la inauguración del CRIT Acapulco, para beneficio de mil 700 niñas y niños, con diversos padecimientos y que requerían una rehabilitación especial.
Recuerdo que iniciamos con la atención a los primeros 18 niños con diferentes capacidades, lesiones y síndromes.
Laura del Rocío mi esposa, acompañó de manera simbólica al pequeño Osmar de Jesús de 6 años a su primera rehabilitación, quien sufría de hidrocefalia.
En la inauguración del CRIT, el cantante Alex Syntek interpretó una bella canción de nombre “Un paso más”.
Siempre estaré agradecido con Fernando Landeros quien me parece un gran ser humano, pero consideré importante destacar las aportaciones de mi gobierno porque muchas veces se cree que todo lo hace Televisa y no es así, como sucedía con el “Festival Acapulco” que llevaba año con año. Había quienes pensaban que era una aportación generosa de esta empresa televisiva, cuando todos los gastos, todos, los absorbía el gobierno del estado.
Poco se sabe también que para la manutención del CRIT Guerrero, el gobierno del estado destina un presupuesto anual de 39 millones de pesos durante diez años, y que pronto habrá de concluirse dicho compromiso.
Hoy con el paso del tiempo, estoy convencido que cuando se ama a Guerrero, las obras y beneficios se consiguen sin importar obstáculo alguno.
Ha valido la pena, en verdad ha valido la pena, porque como lo expresó un día la madre de una pequeña originaria de El Treinta, municipio de Acapulco, quien padece del síndrome de Rett, estas obras “son maravillas que Dios mandó a Guerrero”.
Ojalá y el nuevo gobierno dé continuidad a estas obras impregnadas de tanto amor y ayuda por nuestros paisanos.
Que así sea…