EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Bernardo Esquinca: Allan Poe más allá de la realidad

Adán Ramírez Serret

Febrero 22, 2019

 

 

Nunca fui un niño lector. Más bien me gustaba la vagancia que se relacionaba con actividades físicas como saltar charcos o correr entre las milpas. Sin embargo, cuando estaba en mi casa, me sentía culpable por no leer todos los libros que me habían regalado; sobre todo, las obras completas de Julio Verne, de las cuales mi abuela decía que me envidiaba porque le encantaría no haberlas leído nunca para leerlas de nuevo; y mi papá que nada le hubiera hecho más feliz de niño, que un regalo así. Me sentía tonto, al no leerlas, por no aprovechar mi ignorancia, y desconsiderado, por desperdiciar un regalo de esa magnitud, pero me resultaba mucho más atractivo salir a corretear al campo.
Con todo, en algún momento, a los diez años, tomé La isla misteriosa y la leí en el transcurso de un año. No fue un gran inicio como lector, pero una vez que terminé esa novela larga y llena de aventuras, agarré cierto vuelo.
Recuerdo la noche que mi mamá me preguntó cómo iba con el libro y su alegría cuando le dije que ya lo había terminado. ¿Y ahora qué leerás?, me preguntó. Pues leer otro de Verne, respondí con la naturalidad de quien no se había hecho la pregunta. Como no supe cuál leer, mi mamá se puso a ver el índice de los trece volúmenes y se inclinó por La esfinge de los hielos, pues le antojaba por el título y, naturalmente, a mí también.
Fue una gran elección no sólo por la novela en sí, sino porque era la continuación de otra, Las aventuras de Arthur Gordon Pym, de un autor cuyo nombre me sonaba familiar: Edgar Allan Poe. La historia de esta novela de Verne se trata, nada más y nada menos, que de la búsqueda del desaparecido Pym en el Polo Sur. Fue una lectura fantástica no sólo por las aventuras fascinantes en el Polo Sur, sino también porque, sin que a esa edad me diera plena cuenta –claro- me apasionó que no sólo se pudiera escribir una novela sobre algo que hubiera sucedido, real, sino también sobre otras novelas. El mundo de literatura se comunicaba de manera secreta entre sí, y, lo único que debía hacer para ser parte de él era leer.
Poco después mi papá me regaló Relatos de intriga y humor, de Edgar Allan Poe, el cual leí en un par de días. El daño estaba hecho.
Pienso en todo esto a propósito del más reciente libro de un escritor que admiro porque abre horizontes no sólo con su escritura, sino con sus propias lecturas, Bernardo Esquinca (Guadalajara, 1972), de quien ya he escrito antes en este espacio.
Las increíbles aventuras del asombroso Edgar Allan Poe es una incursión en la literatura juvenil. Aparecen los temas predilectos de Esquinca como el misterio mezclado con monstruos para normales y terroríficos… además, claro, de Edgar Allan Poe. No sólo una novela sobre ficciones sino sobre los mitos del genial maestro del terror.
La historia gira en torno, claro, a la figura del escritor norteamericano, mezclando algunos hechos de su biografía, como haber estudiado en Charlottesville y haber estado en el Nueva York de principios del XIX, con algunas de las obras más significativas de Poe, como Los crímenes de la calle Morgue o El misterio de Marie Rogêt
Se trata de un libro erudito, sabio y ágil, es decir, sencillo. Contado justamente en dos momentos que se van intercalando, la descarriada juventud en Charlottesville con la melancólica soledad en Nueva York, veinte años después.
Las increíbles aventuras del asombroso Edgar Allan Poe son un magnífico homenaje a este escritor paradigmático. Es una especie de estudio en donde podemos entrar a la mente de Poe y Esquinca y descubrimos la forma en que van urdiendo las diferentes tramas. La de los jóvenes estudiantes que entre juergas, duelos y cadáveres, descubren la vida. Y la del escritor que entre el fracaso y pequeños logros, escribe fantásticos cuentos. Aventuras increíbles, con enanos y gigantes; asombrosas, con asesinatos y linchamientos. Este libro es la ventana a un mundo del que, si nos atrapa, nunca más podremos salir, pues se corre el riesgo de volverse un insaciable lector en busca de monstruos, sangre y aventuras.
Descubre, como Poe anhelaba, la cortina que impide ver más allá de la realidad. Y entonces, el daño está hecho.
Bernardo Esquinca, Las increíbles aventuras del asombroso Edgar Allan Poe, Ciudad de México, Almadía, 2018. 170 páginas.