EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Bolsonaro dobla su apuesta golpista

Gaspard Estrada

Septiembre 01, 2021

Los próximos días serán de tensión e incertidumbre en Brasil. Conforme se acerca el 7 de septiembre, cuando se celebra la independencia de ese país, las declaraciones y pronunciamientos golpistas por parte del presidente y de sus aliados se multiplican. El pasado sábado Jair Bolsonaro anunció que no respetaría el veredicto del Supremo Tribunal Federal (la Suprema Corte) en caso de decida respaldar una demanda histórica de los pueblos indígenas sobre la demarcación de sus tierras en el Amazonas. Si Bolsonaro lleva a cabo su amenaza, estará cometiendo un desacato evidente a una orden judicial, lo cual obligaría –en teoría– al presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, a abrir el proceso de destitución del jefe del Ejecutivo.
Sin embargo, la correlación de fuerzas existente hoy en día en Brasilia –en particular en el Congreso– hace poco probable que esto suceda. Al entregar a los dirigentes del “Centrão” –un grupo de partidos de centro derecha– el control del presupuesto y los principales cargos estratégicos del gobierno federal, Bolsonaro ha logrado evitar la apertura de un proceso de destitución, a pesar de la multiplicación de sus actos antidemocráticos y abiertamente golpistas.
El problema para Brasil y su democracia es que Bolsonaro, en su escalada, está movilizando vía las redes sociales a buena parte de su base política, que reposa en el tripié siguiente: miembros de las policías estatales (militarizadas), devotos de las iglesias evangélicas, así como empresarios del sector agropecuario y transportistas (que usan a sus empleados, los conductores de camiones, para expresar sus posiciones políticas). Según el foro brasileño de seguridad pública (una ONG que se dedica a realizar estudios sobre asuntos de seguridad y democracia en ese país), entre 140 mil y 160 mil policías estatales respaldan los actos antidemocráticos promovidos por Bolsonaro, y podrían llevar a cabo acciones violentas para cerrar el Congreso y/o la Suprema Corte de Justicia. Si bien estas fuerzas policiaco-militares están divididas en 27 cuerpos diferentes (uno por cada uno de los estados de la Federación), se trata de una fuerza política organizada, que comparte posiciones (radicales).
Cuando era diputado federal, Jair Bolsonaro fue uno de los primeros políticos en construir un discurso hacia este electorado, insuflando odio y desprecio hacia las instituciones democráticas, los derechos humanos y los derechos de las minorías. Como presidente de la República, si bien no ha atendido buena parte de sus reivindicaciones salariales y de prestaciones, sigue disponiendo del amplio respaldo de estas fuerzas policiaco-militares. Y ahora que quiere generar el caos para instaurar un estado de emergencia y dejar sin poder a los gobernadores, todo indica que algunos de esos líderes, en particular en los estados de Ceará, Pernam-buco y Sao Paulo, podrían respaldar su iniciativa. De manera que en los próximos días, la temperatura política de Brasil va a aumentar considerablemente.
Frente a Bolsonaro, el ex presidente Luis Inácio Lula Da Silva emprendió una gira por ocho estados del nordeste (los más pobres del país) para construir alianzas con los principales actores políticos de esta región, que ha sido fundamental para las victorias electorales del Partido de los Trabajadores (PT). Además de estar con los gobernadores de los estados gobernados por el PT, Lula quiso dejar en evidencia su voluntad de construir un frente amplio en contra de Jair Bolsonaro de cara a las elecciones presidenciales de 2022.
Para ello, se reunió con uno de los principales líderes del Partido de la Social-Democracia Brasileña (PSDB), Tasso Jereissati, así como uno de los dirigentes del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), Eunicio Oliveira, a pesar de que estos últimos respaldaron la destitución de Dilma Rousseff. Al hacerlo, Lula dio muestra de su capacidad de diálogo, en un momento en el que todas las encuestas de opinión dejan claro que si las elecciones fueran hoy, el fundador del PT sería el próximo presidente de Brasil.
Y es que frente al crecimiento de la candidatura de Lula, Bolsonaro reacciona con amenazas e insultos, en lugar de construir una candidatura. Es decir que, en vez de competir por votos, Bolsonaro, evidentemente, apuesta a una alternativa no electoral para quedarse en el poder.

* Director Ejecutivo del Obser-vatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París

Twitter: @Gaspard_Estrada