EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Brasil debe resistir a las intimidaciones de Bolsonaro y del ejército

Gaspard Estrada

Agosto 11, 2021

El día de ayer una columna de tanques del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea de Brasil llevó a cabo un desfile militar por la explanada de los ministerios de Brasilia, la capital del país. En particular, en la plaza de los tres poderes, donde se encuentran las sedes del ejecutivo, legislativo y del poder judicial. Por primera vez desde el regreso de la democracia, un Presidente de Brasil ordena una exhibición de fuerza militar frente a las instituciones fruto de la Constitución de 1988 –que asentó a la democracia brasileña.
Hasta ahora, Bolsonaro se había limitado a realizar pronunciamientos públicos. Hace unos meses, destituyó a la cúpula militar, incluyendo al ministro de defensa –que era un general. Ahora, al convocar a esta manifestación pública, el ex capitán del ejército explicita sus deseos golpistas.
Según las fuerzas militares, se trataba de un acto de rutina, para reforzar simbólicamente el lanzamiento de un ejercicio castrense. De los 150 blindados que se pasearon por las calles de la capital, sólo 10 efectivamente lo hicieron frente a la sede de los poderes. Sin embargo, no presenciamos un acto trivial. Ayer mismo, la Cámara de Diputados se aprestaba a rechazar la implantación de un conteo manual de votos dentro de los centros de votación, que terminaría con la vía del voto electrónico, como es el caso en Brasil desde 1996. Si esta contrareforma se llevara a cabo, los votos dejarían de ser contabilizados de manera centralizada por el Tribunal Superior Electoral, para serlo en cada mesa electoral. Es decir, que ese recuento podría ser objeto de manipulaciones, en particular en los territorios controlados por las milicias paramilitares (en particular, en las favelas de los grandes centros urbanos).
Para Bolsonaro, que ve su popularidad disminuir en cada encuesta de opinión, la adopción de esta medida sería un bálsamo. Le permitiría, en caso de ser derrotado el próximo año, sembrar el caos para mantenerse en el poder. Es por ello que ante este escenario, un grupo de jueces de la Corte Suprema de Brasil decidieron tomar cartas en el asunto e iniciaron un trabajo de acercamiento con varios presidentes de partidos políticos, en particular de centro-derecha y de derecha, para evitar que esta contrareforma fuese aprobada por el Congreso. Gracias a ello, hace unos días, la comisión de Constitución y Justicia (el equivalente de la comisión de puntos constitucionales del Congreso Mexicano) de la Cámara de Diputados votó en contra de este retroceso. Sin embargo, como el actual presidente de la Cámara, Arthur Lira, es un fiel aliado de Bolsonaro, el proceso parlamentario de esta contra reforma no fue suspendido, sino que fue turnado al pleno de la Cámara, para su votación. Y de nueva cuenta, todo apunta a que esta medida será derrotada.
Es aquí donde entra el ejército en la ecuación política. Desde la llegada al poder de Bolsonaro, en 2019, este último no ha dejado de aumentar su presencia en el gobierno, llegando a tener más de 6 mil cargos que deberían ser ocupados por civiles. Paralelamente a ello, sus cuadros se expresan públicamente sobre los más variados temas políticos, como si fueran civiles. Sin embargo, las fuerzas armadas tienen un problema: no tienen una representación política institucional, justamente porque no deberían entrometerse en la vida democrática de su país. Quién tiene esa atribución, son las personas electas para cargos públicos, y en este caso los miembros del Congreso.
Es en este sentido que Bolsonaro, junto con la cúpula de las fuerzas armadas, intenta amedrentar e intimidar a las fuerzas políticas y sociales de Brasil para imponerse a la mala. Y es que la posibilidad de perder el poder es cada día más elevada, ante la trágica inoperancia del gobierno brasileño, que ha saboteado la salud pública de Brasil y minado las instituciones democráticas. Es por ello que el Congreso, el poder judicial y la sociedad civil deben repudiar todas las iniciativas antidemocráticas de Bolsonaro y de la cúpula del ejército. En una democracia, los tanques no tienen derecho de piso en la plaza de los tres poderes, ni en la vida pública.

*Director Ejecutivo del Observa-torio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada