EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Buenas noticias para el 2020

Ana Cecilia Terrazas

Enero 11, 2020

 

Si yo tuviese que colocar aquí y ahora un buen deseo para comenzar a construirse en este año, abogaría por la mejora general del periodismo en el país; apostaría por un avance sustancial en el quehacer informativo en México.
Recupero cómo funciona a grandes rasgos la industria informativa: comienza en las empresas mediáticas constituidas por periodistas quienes, dependiendo de la edad que tengan, estudiaron o no una carrera profesional para desempeñarse como tales, pero que usualmente no son los dueños del medio.
El director o dueño –periódicos, canales de radio y televisión, plataformas digitales– es generalmente hombre, tiene que velar por los ingresos publicitarios de su negocio y es común que no haya estudiado comunicación ni periodismo sino que haya heredado la empresa como tal o sea parte del engranaje de un corporativo mediático.
Ese medio cuenta con una cierta cantidad de periodistas en la nómina, quienes, coordinados por algún jefe o jefa –a veces los dirige el conductor o conductora– redactan, investigan, reportean, monitorean, entrevistan, se dedican a recoger, indagar y producir información.
Es común –no necesariamente sano– que se vigilen unos medios a otros para orientarse respecto de su mercado noticioso y estar actualizados sobre lo que traen como la “nota del día”.
Esa información de la que se hacen las redacciones suele pasar por el tamiz de alguien que la jerarquiza como valiosa, novedosa, interesante, relevante y, desde luego, distribuible o –más bien dicho– vendible para sus consumidores: televidentes, radioescuchas, lectores, usuarios de aplicaciones.
En esto último está el meollo del panorama informativo que deseo mejore.
Ojalá destacaran o se hicieran parte de la agenda noticiosa del día más noticias buenas, mejores noticias. Por ningún motivo estoy hablando de lo bueno que ocurra en el mundo sino de la buena factura de las notas, propia del quehacer periodístico. Una magnífica noticia, periodísticamente hablando, puede ser una nota eficientemente trasladada al lenguaje cotidiano en sus detalles científicos: cómo el meteorito Apofis pudiera destruir a la Tierra en 2036, por ejemplo.
Sin embargo, más que informar con gran rigor y creatividad, se estila ofrecer mucha opinión e información fácil, declaraciones altaneras y datos no suficientemente explicados ni verificados.
Al trabajo periodístico que persigue el amarillismo o la nota supurante para vender mucho, se le suma la mucha o poca habilidad, honestidad, profesionalismo, educación, cultura, capacidad investigativa, ética y capital social de reporteros y reporteras –o ciudadanos voluntarios e improvisados– que originan nuestra conversación social, digital.
Las buenas noticias materia de esta columna son aquellas bien reporteadas, investigadas a fondo, con datos sólidos y traducidos para su mejor comprensión. Son esa información triplemente corroborada bajo diversas fuentes en las que se distingue la opinión del autor de los otros puntos de vista. Hablo de notas oportunas, sí, pero realmente novedosas, extraordinarias, que para serlo no tengan que derramar sangre ni lágrimas.
Las notas buenas te dejan pensando y te pueden invitar a reflexionar y a detenerte para comprender, generalmente no te llevan a conclusiones rápidas. Los reportajes de fondo aclaran, pero también te extravían, te invitan a buscar y leer más sobre ciertos temas con distintos destinos. Las notas bien hechas están presentadas de manera completa, clara, interesante, balanceada y escritas correctamente.
Ese periodismo considerado riguroso, profesional, ético, hace contrapesos para incluir diversidades y nutre la conversación social sin desterrar los enfoques, los polos opuestos. Esa información abre caminos para la crítica inteligente y no para las pláticas pesadas de sobremesas presuntuosas.
La misma nota chata, sobre la misma persona o acontecimientos semejantes, o las declaraciones más estridentes del día presentadas con el mínimo de esfuerzo reporteril, no aportan insumos frescos a un paisaje informativo agotado, fatigoso, extenuante.
El buen periodismo nos hace corresponsables democráticos, entrando en sintonía con posibles escenarios futuros sin presagiar lo que ocurrirá. Así que, esas y no otras, son las buenas noticias que deseo se empiecen a demandar más y a generar este año.

@anterrazas