EL-SUR

Viernes 26 de Julio de 2024

Guerrero, México

Opinión

Camila Sosa Villada: Las malas que hacen mejor este mundo

Adán Ramírez Serret

Enero 08, 2021

El Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2020 lo recibió la escritora Camila Sosa Villada (La Falda, Argentina, 1982); para muchos fue una sorpresa descubrir que se trataba de una actriz y escritora transgénero. Varios grupos se indignaron y pusieron el grito en el cielo porque un premio pensado exclusivamente para mujeres, fuera dado a alguien que lo es por decisión propia.
A otros nos dio gusto la decisión, y a mí, sobre todo, se me antojó muchísimo leer Las malas, la novela que había sido una de las razones más importantes para que recibiera este premio.
El libro comienza con una introducción de Juan Forn sobre Camila Sosa. Porque, sin duda, pesa mucho leer un libro de una persona que decidió cambiar de género, y también que haya logrado una vida de éxito como actriz y escritora. Porque la expectativa de vida de una persona transgénero es de ¡treintaisiete años!
Escribe Forn sobre Camila Sosa y sobre su novela que “Las malas es un rito de iniciación, un cuento de hadas y de terror, un retrato de grupo, un manifiesto explosivo, una visita guiada a la imaginación de su autora y una crónica distinta de todas. En su ADN convergen las dos facetas trans que más repelen y aterran a la buena sociedad: la furia travesti y la fiesta de ser travesti”.
Todo esto es cierto, pero quien lea la novela descubrirá algo más: una historia cargada de fuerza y belleza, de un grupo de personas que deciden ser diferentes y lo dicen de frente ante el mundo; por lo tanto, lo único que les queda, su única forma de sobrevivir, es salir a un parque en grupo y prostituirse.
La historia comienza, pues, cuando la narradora nos cuenta una noche más de su rutina en un parque de la provincia argentina. Una mujer que va a trabajar y encontrarse con un grupo travesti que se reúne en busca de clientes.
La jornada transcurre con normalidad, hasta que escuchan a un bebé llorando en la profundidad del parque y de la noche. El grupo de mujeres trans lo busca y encuentra un niño recién nacido, envuelto en sangre y excremento. Alguien lo abandonó. Discuten sobre qué hacer con él. ¿Entregarlo a la policía? ¿Acogerlo? Deciden lo segundo, pues la policía no es precisamente su amiga y saben muy bien lo que significa caer en sus manos.
Así que se llevan al niño a vivir con ellas a casa de su mentora, de la única persona en la ciudad que es como ellas y que tiene una casa, y también quien es la única que las ayuda –por supuesto, son odiadas dentro de su familia–; van con esta mujer, quien adopta al niño y entre todas, comienzan a cuidar a ese bebé, tan abandonado como ellas.
Entre el grupo hay una única mujer. Está embarazada y se prostituye también con ellas en el parque. En poco tiempo, forman todas un extraño grupo que dice mucho del presente. Me recuerda un poco la icónica novela Trainspotting, de Irvine Welsh, en donde un grupo de drogadictos desechados por el mundo crean un grupo. Este tipo de novelas dejan claro que la sociedad es todavía muy cerrada y que cualquier persona que esté fuera de ella es expulsada y tratada como basura.
Pero Las malas de Camila Sosa Cabello está lejos de ser un melodrama; es más bien una historia contada desde adentro, desde la perspectiva de alguien que habita ese mundo y que tiene el talento literario para transmitir con palabras, imágenes e historias, la experiencia de existir.
La novela no busca la compasión, sino tan sólo el reconocimiento de que un mundo como ese existe frente a todos no-sotros, y que preferimos olvidar siempre y salvar nuestras buenas consciencias en un mundo terrible.
Camila Sosa Villada, Las malas, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Tusquets, 2019. 220 páginas.