Héctor Manuel Popoca Boone
Diciembre 12, 2015
Hablar de violencia en Guerrero, es casi como hablar de pescado en las pesquerías. Pareciera que la violencia es consustancial a estas tierras. No en balde muchos políticos y estudiosos sociales nos advierten que no osemos despertar al “Guerrero Bronco”, porque llegará con su oleada de más violencia y delincuencia de la que ya padecemos.
Para fines analíticos, existen diferentes tipos de violencia: La directa, la cultural y la estructural.
1).- La primera, es aquella donde se ve coartada o amenazada la satisfacción de las necesidades vitales del ser humano, (lo cual puede incluir desde la integridad física y mental, la dignidad, la identidad, la equidad, hasta abarcar el hábitat, la alimentación, el sustento, la libertad de tránsito y expresión, y el desenvolvimiento social). Porque de ellas, depende la sobrevivencia misma de un individuo, grupo o sociedad en general. La violencia directa es efecto, casi siempre, del ejercicio de las violencias de carácter estructural y cultural. Se concreta por ser la emanada de la delincuencia organizada, tráfico de drogas, asesinatos, robo, conflictos bélicos, civiles o personales psico-traumáticas, entre otros.
2).- La cultural, que se manifiesta en varias vertientes, entre ellas: su presencia cotidiana dentro de la familia, teniendo como protagonistas a los padres, entre padres e hijos o entre hermanos. La existente en las escuelas; con los alumnos, en el llamado bulling, donde la tensión violenta prevalece con el ninguneo peyorativo permanente a ciertos educandos; sin dejar de mencionar la violencia ejercida por los maestros a sus discípulos o por las pandillas estudiantiles o entre bandas callejeras. No dejemos de mencionar, por supuesto, las sentimentales aparejadas con las sádicos-pasionales.
Los muchachos, a través de la televisión, visualizan en grado superlativo, escenas y temas de violencia pura y sanguinaria. Arropadas en películas y videojuegos de acción. Difuminan la apología mayúscula de que ejercer la violencia es sinónimo de superioridad; y por tanto, de ser merecedores de un estatus social privilegiado entre sus semejantes.
La violencia cultural se da y se reproduce también en un ambiente creado por ciertos medios de comunicación masiva, incluidas las llamadas redes sociales. Donde se magnifican una serie de delitos y sucesos sangrientos, que giran en torno a los conflictos sociales, familiares e individuales que tienen a la violencia como lógico desenlace.
La difusión, constante y amarillenta, de la violencia, de la nota roja, en ciertos medios de comunicación, también es negocio redituable. En la violencia de tipo cultural quedan incorporadas todas las suscitadas por razones de género, etnia, de fanatismo, sectarismo y fundamentalismo político y religioso, sobre todo aquellas que enarbolan la muerte como acto de redención, provocando verdaderas carnicerías humanas a lo largo de la historia.
3).- La estructural. Es la que viven todos los habitantes de escasos recursos que están sometidos diariamente a variadas tensiones corporales, psicológicas y emocionales. Provocadas por no tener empleo o ingreso económico suficiente para tener comida, vivienda y bienestar, tanto para sus personas como para sus familias. Las clases medias sufren también la zozobra que en cualquier momento serán sujetas de extorsión o su patrimonio les será dañado o robado; así como las provocadas por el estrés laboral o las concernientes al áspero hábitat urbano y rural. Otras no menos importantes son las causadas por los modelos políticos, económicos y sociales de corte neoliberal, que nos dominan y que a su vez detentan el monopolio legal del uso de la fuerza institucional.
De lo expuesto anteriormente se deriva un primer gran reto para todos: proponernos transformar la cultura de la violencia, a una cultura para la paz.
PD1. Vale la pena enfatizarlo: Los policías y los políticos son los más corruptos, de acuerdo a una encuesta del Inegi.
PD2. Encomiable el desempeño de la bancada de los diputados locales del Movimiento Ciudadano al proteger los genuinos intereses del pueblo.