Octavio Klimek Alcaraz
Noviembre 23, 2024
Los mercados de carbono desempeñan un papel importante en las estrategias climáticas de las empresas y los gobiernos. Los mecanismos de acreditación de carbono permiten a la industria obtener créditos de carbono a través de financiar proyectos de mitigación. Se compra un certificado de compensación de las emisiones emitidas de gases de efecto invernadero: las emisiones se compensan y la conciencia se alivia. Sin embargo, el impacto de los proyectos de mitigación con los que se compensan dichas emisiones está significativamente sobrevalorado. Esta es la conclusión a la que llegó un grupo de investigación dirigido por el economista medioambiental Benedict Probst, del Instituto Max Planck para la Innovación y la Competencia de Munich. El meta estudio titulado Evaluación sistemática de las reducciones de emisiones logradas en los proyectos de créditos de carbono fue publicado este 14 de noviembre de 2024 en la revista Nature Communications (https://www.nature.com/articles/s41467-024-53645-z).
En el estudio se sintetizaron estudios basados en métodos experimentales o de observación rigurosos, que abarcan 14 estudios sobre 2 mil 346 proyectos de mitigación de carbono y 51 estudios que investigan intervenciones de campo similares implementadas sin emitir créditos de carbono. Todos los trabajos revisados se basan en métodos experimentales o técnicas de observación rigurosas. Los criterios importantes fueron que la medida de reducción se implementara además de los proyectos legalmente requeridos y que almacenara o evitara permanentemente dióxido de carbono (CO2).
El comercio de certificados de emisiones es un instrumento de política ambiental y tiene como objetivo ayudar a limitar el calentamiento global compensando las emisiones de gases de efecto invernadero. En particular, las empresas y los estados utilizan esto para compensar parte de sus propias emisiones.
La idea detrás del comercio de certificados es que los gases de efecto invernadero que no pueden evitarse se compensan con apoyo financiero para proyectos de mitigación de estos, como la protección de bosques, la construcción de turbinas eólicas o la eliminación de la atmósfera de gases dañinos para el clima.
Pero la gran pregunta es: ¿estos certificados realmente reflejan reducciones de emisiones o la compensación sólo existe en papel?
El análisis cubre una quinta parte del volumen de créditos emitidos hasta la fecha, casi mil millones de toneladas de CO2. Se calculó que menos del 16 por ciento de los créditos de carbono emitidos para los proyectos investigados constituyen reducciones reales de emisiones. Es decir, al menos el 84 por ciento de los créditos de carbono emitidos en 2 mil 346 proyectos examinados eran inútiles para la mitigación del cambio climático. En su estimación indican, que cuando menos 812 millones de créditos de carbono no representan reducciones reales de emisiones.
Sólo funcionó el 11 por ciento de créditos de carbono concedidos para reemplazar estufas de cocina emisoras de gases de efecto invernadero correspondieron a las reducciones reales de emisiones; un 16 por ciento para destrucción de hexafluoruro de azufre (SF6); un 25 por ciento para deforestación evitada; un 68 por ciento para reducción de hidrofluorocarbonos (HFC-23) en instalaciones industriales, y ninguna reducción de emisiones estadísticamente significativa de proyectos de energía eólica y gestión forestal mejorada.
Los autores del estudio critican especialmente los certificados de CO2 que se expiden en relación con la construcción de aerogeneradores. “Los proyectos probablemente se habrían implementado incluso sin la venta de créditos de emisiones”. Afirman que “la emisión de créditos no supuso ninguna protección climática adicional”.
Los proyectos para proteger los bosques también causan controversia. Los certificados de CO2 se expiden para la conservación de árboles, que sin este dinero se habrían talado. La cantidad de CO2 que finalmente se captura de la atmósfera depende de muchos factores y no es fácil de calcular. Al respecto, en agosto de 2023, un grupo de investigadores de diversas universidades europeas encabezados por Thales A. P. West, publicaron un artículo en la revista Science titulado Se necesitan medidas para que las compensaciones de carbono derivadas de la conservación forestal contribuyan a la mitigación del cambio climático. En dicho artículo llegaron a la conclusión, que la mayoría de los proyectos no han reducido significativamente la deforestación. En el caso de los proyectos que sí lo hicieron, las reducciones fueron sustancialmente menores que las declaradas. Las metodologías utilizadas para construir líneas de base de deforestación para las intervenciones de compensación de carbono necesitan revisiones urgentes para atribuir correctamente la reducción de la deforestación a los proyectos, manteniendo así tanto los incentivos para la conservación forestal como la integridad de la contabilidad global del carbono (https://www.science.org/doi/10.1126/science.ade3535).
Esto también tiene que ver con el hecho de que los estados participantes en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en Azerbaiyán, (COP29) de este 2024, están adoptando las primeras reglas para los créditos de emisiones. Está previsto un mercado mundial de carbono orientado al comercio de créditos de emisiones. Después de eso, los países o empresas podrán pagar proyectos en todo el mundo que reduzcan las emisiones de CO2. A su vez, pueden utilizar los créditos generados por estos proyectos para compensar sus propias emisiones. Ejemplos de proyectos incluyen el cultivo de manglares que absorben CO2 o la distribución de estufas que reducen emisiones en países pobres.
El análisis de los autores del estudio sobre créditos de carbono también muestra que a menudo se seleccionan datos especialmente ventajosos para llegar a la conclusión más positiva posible o se hacen suposiciones poco realistas. Por lo tanto, la conclusión de los autores es clara: “El método de los créditos de emisiones debe reformarse radicalmente para poder contribuir significativamente a frenar el cambio climático, y los programas del mercado de carbono son especialmente responsables”, subrayan. Deberían mejorar sus enfoques para examinar proyectos y calcular las reducciones de emisiones. Es fundamental que se hagan suposiciones más conservadoras y que los últimos descubrimientos científicos sirvan de base.