EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Chilpancingo, hoy

Héctor Manuel Popoca Boone

Julio 28, 2005

 

Chilpancingo es una ciudad media. Econonómicamente vive de los servicios gubernamentales, educativos y comerciales. No es un centro urbano-industrial. Tampoco tiene vigorosos campos agrícolas aledaños.

Está localizada en una cañada. Atravesada por un río muerto que funge ahora como canal de aguas negras. Precisamente la disponibilidad de agua es su principal limitante y carencia para crecer y desarrollarse. La deforestación circunvecina es histórica. Anárquico ha sido su crecimiento y sin orden el desarrollo urbano.

Los ingresos de las familias chilpancingueñas dependen mayoritariamente de sueldos y salarios devengados ante y para los principales y casi únicos empleadores de la comarca: gobierno y universidad, además del pequeño comercio.

Pero he aquí que a partir de abril del presente año se ha reducido el circulante y la liquidez económica en la ciudad. Producto de las cancelaciones laborales que por puestos de trabajo superfluos el gobierno estatal realiza en su plantilla de personal.

Similar situación guardan personas y empresas que trabajan en o para los medios: prensa, radio y televisión local. Es un hecho que no reciben ahora el nivel de ingresos acostumbrados, en relación a los percibidos con gobiernos estatales anteriores.

Dichas medidas repercuten en la baja en las ventas de toda clase de pequeñas y medianas empresas de comercio, alimentos, ropa, etc. Incluso los taxistas resienten esto en el número de traslados de pasajeros. No se diga la asistencia a las tradicionales pozolerías los jueves de cada semana.

Hay en fin, cierta molestia e incertidumbre con esta atonía económica citadina. Es un hecho constatable que el gobierno estatal dinamiza y mueve, directa e indirectamente, la economía chilpancingueña. Está dejando de hacerlo por la reducción en la magnitud de la derrama económica que hacía antaño.

Paradójicamente, estas medidas de saneamiento económico al interior del gobierno estatal generan, sin pretenderlo, malestares sociales y económicos de corto plazo en la ciudad. Ello posiblemente devendrá en mayor delincuencia urbana. Con cara a los próximos comicios electorales, tendrá un costo político para los partidos gobernantes, principalmente para el PRD.

Pero no sólo parte importante de las familias chilpancingueñas dependen en lo económico del gobierno estatal. El mismo Ayuntamiento capitalino acusa fuerte dependencia financiera del orden gubernamental estatal o federal: desde siempre ha sido deficitario en sus ingresos propios para enfrentar las responsabilidades con el municipio que gobierna.

Esto es así por la escasa recaudación fiscal y por los endebles ingresos que cobra por productos, derechos y aprovechamientos. Evasión o reducidas cuotas por impuesto predial o por consumo de agua, por ejemplo, son proverbiales y muestran del porqué de sus recursos económicos entecos. Hay que reconocerlo, los ciudadanos del lugar de las avispas nos distinguimos más por nuestra pachorra tributaria que por pechar bien.

Por consecuencia, los servicios municipales de agua, recolección de basura, mercados, seguridad pública etc. dejan mucho que desear y se caracterizan por ser más propios de un pueblo grandote y no de una ciudad media. A veces incluso en las arcas municipales no alcanza el dinero para pagar la nómina mensual.

De ahí que el Ayuntamiento ha dependido, depende y dependerá, a corto plazo, de transferencias extraordinarias presupuestales que el gobierno estatal o federal le otorgue. De tal suerte que a Chilpancingo le va bien cuando hay buenas relaciones con el gobierno estatal y/o federal. Cuando no, pues sufre de carencias económicas que repercuten a su vez en la buena gobernabilidad de la ciudad y de los pueblos que integran el municipio.

Por lo que respecta al PRI, en octubre próximo también tendrá que afrontar el costo político de lo grisáceo de la actual administración municipal. En donde el presidente municipal, siendo un buen hombre y con propósitos nobles, no lo ayudó en mucho, un equipo de gobierno poco cohesionado y eficaz.

En Chilpancingo, mi preferencia política está con Lilian Rivas. Por ser mujer que le apuesta a la equidad de género. Por representar una genuina candidatura ciudadana. Por ser conocedora de los problemas y retos de la ciudad y del municipio. Porque quiere llegar a gobernar sin compromisos inconfesables. Por ser un rostro nuevo, fresco y oxigenado en la política chilpancingueña. Va mi voto público adelantado en prenda.

 

  1. Quien ha sido irresponsable en la conducción de su vida, lo es también en el gobernar su circunstancia y la de los demás. Quien ha sido producto del empeño, tesón, y buena administración en su trayectoria personal, confiable es para depositarle la administración del bien público. Con Luis Walton está garantizado el trabajo, seriedad y orden que requiere Acapulco en su futuro gobernante.