El pasado domingo tuvimos la visita de la doctora Claudia Sheinbaum a Chilpancingo y Acapulco en el marco de un ciclo de Conferencias que Morena ha organizado en torno al tema de la Reforma Electoral propuesta por el presidente de la Republica, Andrés Manuel López Obrador.
Con voz pausada, con cadencia, con claridad y firmeza, Claudia dio magistrales cátedras y no sólo abarcaron el tema electoral sino que esbozaron la ideología de una mujer nacida en la izquierda de fuertes convicciones y suaves maneras.
Claudia habló de lo que significa un gobierno de izquierda, del papel que debe de jugar el estado en la construcción de una sociedad de derechos. Dijo que no podemos olvidar de dónde venimos para saber en dónde estamos y ver hacia dónde vamos. Reafirmó que nuestro movimiento es incluyente y en él caben todas y todos sin importar su origen político o partidario, Morena es un sentimiento, Morena es de todos y de todas, pero la transformación profunda que está en marcha en el país, tiene que ir hacia adelante y no hacia atrás, tiene que ir más hacia la izquierda y menos hacia el centro y el centro derecha.
Son muy respetables y legítimas las aspiraciones de otros compañeros que han externado su proposito de competir por la candidatura de Morena a la presidencia de la República, pero lo que México necesita es conducción del proyecto de nación hacia la izquierda. Tenemos que profundizar las reformas no aligerarlas; tene os que continuar la titánica tarea que ha iniciado AMLO. Dicho en otras palabras: todas y todos son bienvenidos a subirse a este barco pero la capitana habrá de fijar y mantener el rumbo hacia la izquierda.
Guerrero ha estado presente en cada una de las cuatro grandes transformaciones nacionales. Así ocurrió en la Independencia donde Morelos llegó a nuestras costas proveniente de Michoacán con un puñado de acompañantes y gracias a los costeños en poco tiempo tuvo un ejército capaz de sitiar el Fuerte de San Diego. Durante la segunda transformación nacional, es Guerrero protagonista porque es aquí donde se proclama el Plan de Ayutla, liderado por don Juan Álvarez. La revolución de Ayutla triunfa, derroca al dictador Santa Anna, redacta y aprueba una nueva constitución en 1857. Tras el triunfo indiscutible de Álvarez, este decide retirarse a su rancho para dejarle el camino a una generación de gigantes encabezada por Juárez y compuesta entre otros, por Montes de Oca, Comonfort y Lerdo de Tejada.
Hoy México vive una situación parecida a la de la segunda transformación nacional. El país se divide entre los liberales (izquierda) y los conservadores (derecha). En Morena no tenemos ninguna duda, con los del otro bando no tenemos nada que acordar. Debemos de dialogar, sí, pero lo que está en disputa son dos proyectos de nación diametralmente opuestos. El de ellos es el neoliberalismo que consagra al dinero y al mercado como el dios supremo y el nuestro, el Obradorismo que postula que el Estado debe de garantizar los derechos de todas y todos, que la salud es un derecho y no un privilegio, que la educación debe de ser para todos y gratuita, que nadie se quede atrás y tenga las mismas oportunidades sin importar su origen ni su cuna.
Claudia es la preferida de la izquierda y del obradorismo. Con Claudia nuestro proyecto de nación seguirá adelante. Con Claudia la obra de nuestro presidente garantiza continuidad y estabilidad, pero teniendo muy claro el origen. Con Claudia vamos todas y todos para que la verdadera izquierda llegue al poder y la transformación nacional continúe y se profundice.