Abelardo Martín M.
Octubre 01, 2024
Hoy México vive uno de los momentos estelares de su larga y trascendente historia: la doctora Claudia Sheinbaum Pardo habrá asumido su mandato como la primera mujer Presidenta de México.
Es la primera mujer que conduce los destinos de los mexicanos de las épocas precolombina, colonial, independiente, del periodo de la Revolución y de la llamada 4ta. Transformación.
Se trata de un momento histórico, más allá de otras consideraciones políticas y partidistas. Justo se han cumplido doscientos años del establecimiento de la República, más de siete décadas del reconocimiento de las mujeres como ciudadanas plenas, es decir, con el derecho a votar y ser votadas en las elecciones, y seis años de que en el Congreso de la Unión las legislaturas se integran con paridad de género, esto es, el mismo número de hombres y mujeres.
Pese a estos antecedentes, hasta hace muy poco tiempo se ponía en duda la posibilidad de que en México el electorado sufragara mayoritariamente por una mujer.
En los pasados comicios, no sólo fue así, sino que Claudia Sheinbaum obtuvo cerca del 60 por ciento de los votos, el mayor porcentaje en lo que va del siglo en una elección presidencial mexicana, con lo que venció holgadamente a su contrincante, por cierto otra mujer, que tuvo un poco menos del 30 por ciento de los sufragios, una proporción de dos a uno. Destaca el hecho que nueve de cada diez votos fue por una figura femenina.
A partir de ahora, nuestro país tendrá un cambio radical. A lo largo del último siglo, la incorporación de las mujeres en todos los ámbitos de la actividad económica y productiva, social y política, ha revolucionado la vida y la dinámica de la humanidad. Tener una mujer al frente del país sin duda acelerará ese proceso de transformación cualitativa, y permitirá poner el acento en políticas que garanticen una completa igualdad, y procuren erradicar la violencia y la discriminación por razones de género.
Uno de los rasgos cuidado y cultivado por la mayoría de las mujeres, distintivo inclusive como virtud de género, es el cuidado de la transparencia, la práctica de la disciplina y el apego a la verdad. La mayor parte de las madres de familia cultivan la verdad como distintivo de conducta en los hijos. En la política y en la administración pública este hábito es no sólo bienvenido, sino urgente y necesario.
También que, en el ejercicio del gobierno la corrupción, la mentira y las malas prácticas administrativas son más fáciles de atacar y hasta erradicar con mujeres al mando. Ojalá esta característica dé resultados en el corto plazo, independientemente de los ataques cotidianos.
Otra de las necesidades urgentes tendrá que ver con el modelo de comunicación social, tan necesario y útil para la recuperación de la gobernanza y no solamente para la autopromoción y el cultivo de la imagen personal. Hoy más que nunca la comunicación deberá aprovechar la tecnología para comunicarse con el pueblo.
Por lo pronto, un comienzo que se ha cuidado es que en la integración del gabinete y en otros puestos de gran relevancia en la administración federal, la designación ha sido paritaria. El gobierno de la doctora Sheinbaum se compone del mismo número de hombres y mujeres, en todos los casos, por supuesto, personalidades con un gran compromiso por México.
Después, habrá espacio para comentar los primeros pasos del nuevo gobierno, los proyectos y las directrices que se anuncien, qué cambia y qué permanece respecto a su antecesor.
En este sentido, la nueva mandataria ha hecho saber que luego de la jornada en que toma posesión, su primera actividad en la agenda será trasladarse con su gabinete al estado de Guerrero el miércoles 2 de octubre, para analizar la situación y coordinar el apoyo a las víctimas que ha dejado el huracán John, que en los últimos días azotó la entidad, en particular el puerto de Acapulco, donde la descarga pluvial acumulada superó con mucho la de anteriores fenómenos meteorológicos, incluido el huracán Otis, de cuyos daños ocurridos hace once meses, aún no acababa de reponerse la bahía.
El puerto, como en un deja vu, ha vuelto a vivir las escenas de la inundación y la destrucción, el desabasto y la rapiña, la energía eléctrica interrumpida y los caminos cortados; también, por supuesto, la criminalidad que no baja y que por el contrario, encuentra en el caos oportunidades de actuación y mayor impunidad.
La presencia inmediata de la Presidenta de México es una buena señal, no sólo para Guerrero, sino para todas las regiones que en la actual temporada han sufrido los embates de la naturaleza.
Eso, en el corto plazo, porque lo que urge como una política de futuro, es enfrentar el cambio climático que ha agudizado estos desastres, con una acción concertada que desde luego rebasa las capacidades del gobierno de México, pues requiere de la acción concertada de los gobiernos de todo el planeta.
Ahora, que aún hay tiempo, pues en breve podría ser demasiado tarde para la humanidad.
Inicia el gobierno de la doctora Sheimbaum con la esperanza de que el lema de “primero los pobres” continúe, en especial en los temas de salud y educación, y para abatir los grandes rezagos de desigualdad y marginación. El tema de seguridad, por supuesto es otra prioridad que deberá atacarse con decisión, como ya lo hizo el gobierno saliente de Andrés Manuel López Obrador.