EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Coaliciones políticas

Héctor Manuel Popoca Boone

Julio 14, 2018

Tanto en el ámbito nacional como en el estatal, el reciente proceso electoral mostró con crudeza lo frágil y eventual que pueden ser las coaliciones político-electorales, bajo la partidocracia imperante.
Algunas de las alianzas que participaron en la liza, nacieron con una contradicción insalvable: el afán de tener o retener el poder por el poder mismo; al margen de ideales y convicciones que fortalecieran las causas propias de los partidos, militantes y líderes, para una mayor cohesión y fortaleza político electoral. Sólo exhibieron un eclecticismo infértil, en la frustrada conquista del poder para beneficio de unos cuantos. Súmele las rémoras de los partidos satélites incondicionales, que ya trae la constelación de la partidocracia.
La conquista del poder aparejada con el propósito de mantener lo de siempre sin cambio alguno. Únicamente puede lograrse a través del pragmatismo puro. Con demagogia afirmaban ciertos coalicionistas: “Nos hemos despojado de nuestras propias ideologías, para adoptar la ideología de los ciudadanos”. Esas palabras querían decir mucho y a la vez no dijeron nada, o más bien dicho, exhibían que nunca esos partidos tuvieron en mente velar por los intereses de los ciudadanos.
Expresaban su intención de aliarse, al tenor de una quimera ciudadana que no tenía mayor praxis social. Voluntariamente fingían ignorar que estamos inmersos en una sociedad plural, profundamente desigual y con bajos niveles de educación. Además de que la mayoría de los partidos políticos coaligados ya mostraban de tiempo atrás gran distanciamiento con el sentir popular. Las coaliciones también exhibieron que la comunicación política unitaria al interior fue de dientes para fuera, por la incompatibilidad ideológica que los marcaba. Quedaron desdibujados.
Pero también en este aglutinamiento con mezcolanza ideológica disímbola, perdieron la identidad y la diferencia política, que les daba sentido de ser. Desorientaron a sus militantes, arrojándolos a una vaciedad desmotivacional, perseguían tan sólo seguir medrando en la política para buscar canonjías, puestos gubernamentales y de representación popular.
Buena parte de los partidos coaligados, ante la imposibilidad de generar mayor fuerza electoral, hicieron suma dispareja, numérica e ideológica, lo que los llevó a la derrota por su auto anulación. Sumaron debilidades y no oportunidades. Los mensajes políticos de campaña fueron disímbolos, con un lenguaje similar a aquel que no expresa nada. Exhibieron con desnudez sus talantes facciosos. Ejemplo patético fue la irreal idea de llevar a la cárcel al presidente Enrique Peña Nieto.
Las coaliciones con ideologías contrapuestas son también de naturaleza efímera, por coyunturales. No pueden ser de mediano plazo, como lo supone luchar por ideales comunes. Son circunstanciales y de escasa trascendencia. Ser pragmáticos conlleva inmediatez y no perdurabilidad. No pueden sostenerse por no existir homogeneidad en principios que los amalgamen con solidez y por contener contradicciones antagónicas.
Por eso no se dio el alineamiento y armonización de acciones, difíciles de sostenerse y concretar porque cada cual en los hechos andaba por su lado. Al margen del pueblo y caminando para sí mismos. La mayoría de las coaliciones estaban prendidas de alfileres. Una coherencia unitaria sólo existió en el aparentar ser y no en el ser, cobrando claridad la alianza en la imaginación, más no en la realidad.
La irrupción masiva de los marginados y olvidados derrumbó el castillo de naipes y la concepción feudal-patrimonialista-familiar con la que la partidocracia venía construyendo su andamiaje. Sus dirigentes quedaron desnudos en su aburguesamiento político y en su regodeo en el mundo de las concesiones y privilegios; nepotes en las diversas estructuras de poder en donde participaban, siempre a costa del erario.
PD. Convendría que el gobernador Héctor Astudillo emitiera buenas señales de querer armonizar su política de gobierno con la del presidente López Obrador, liberando a los presos políticos que su gobierno tiene de la CRAC y la CECOP, entre otros.