EL-SUR

Jueves 05 de Diciembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Colombia: desastre

Jorge G. Castañeda

Octubre 03, 2016

A nadie agradó, pero a todos sorprendió, el resultado del referéndum sobre la paz en Colombia. Aunque fuera por el mínimo de los márgenes, la sociedad colombiana decidió rechazar un convenio y los resultados de una negociación histórica, épica y extraordinariamente favorable para el país. De nuevo, las encuestas se equivocaron.
No tenía el menor sentido pensar que ganara el “no”. Aunque políticos tan populares entre los votantes colombianos como Álvaro Uribe y Andrés Pastrana se opusieran al arreglo de paz negociado por el presidente Juan Manuel Santos; aunque el mundo entero aplaudiera el contenido de estos arreglos de paz, con todo y sus bemoles; aunque hubiera legítimas razones para dudar de un convenio que tuviera la cantidad de garantías para las FARC como lo tuvo este; de todas maneras es obvio que se trataba de un acuerdo bueno para Colombia.
Juan Manuel Santos ha sido, por lo menos en la opinión de alguien que lo conoce, lo admira y lo quiere desde hace muchos años, el mejor presidente que ha tenido ese país en muchísimos años. Pero al igual que en otros países, los caminos de los votantes son insondables. Ni las encuestas ni la opinión internacional valieron frente a un resultado devastador para todos los principios, la lógica y la virtud en esta materia. Quizás el error de Santos fue pecar de exceso de democracia: someter a un referéndum un acuerdo de paz que no tenía que sujetarse a ese destino, y que no necesariamente sería aceptable para una mayoría de la población. Al mismo tiempo, llegar a una decisión y a un convenio de tal trascendencia, sin el apoyo de una parte mayoritaria de la sociedad, resultaba ser una falta de respeto por la democracia colombiana, una de las más viejas del hemisferio.
Uno no puede más que esperar que Santos y los colombianos encuentren una salida a este verdadero desastre. Por lo pronto, no queda más que solidarizarse con una figura latinoamericana como pocas ha habido, y seguir preguntándonos ¿por qué los votantes, de manera creciente, se equivocan? No vaya a suceder de nuevo, y muy pronto.