EL-SUR

Martes 10 de Diciembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Cómo está el mundo tras el G-20

Gaspard Estrada

Noviembre 03, 2021

El fin de semana pasado, los dirigentes de las veinte principales economías del mundo (que representan cerca de 80 por ciento del producto interno bruto a nivel mundial) se reunieron en Roma, Italia. A pesar de las ausencias presenciales de los jefes de Estado de Rusia, Vladimir Putin, y China, Xi Jinping –que decidieron participar vía teleconferencia en lugar de viajar a Europa–, esta cumbre fue importante por más de un motivo. El primero, sin duda alguna, está ligado al regreso de Estados Unidos a la escena internacional, y en específico al nuevo enfoque multilateral de Washington. Si bien la mayoría de los líderes de estos países esperaban con ansias la llegada de una nueva administración demócrata tras el mandato caótico y destructivo de Donald Trump, los recientes acontecimientos ligados al acuerdo secreto con el Reino Unido y Australia para substituir la venta de submarinos franceses de propulsión convencional por otros, esta vez estadunidenses, de propulsión nuclear, han mostrado los límites del discurso multilateralista de la Casa Blanca. Francia, y en particular su presidente, Emmanuel Macron, se sintió traicionada y denigrada en su rol de potencia a nivel mundial, en particular en la disputa, estratégica, que se está gestando entre Estados Unidos y China en la zona del indo-pacifico. En este sentido, el encuentro bilateral entre Joe Biden y Macron, que se realizó en la residencia de la embajada de Francia ante la Santa Sede en Roma antes del inicio propiamente dicho de la cumbre –la primera en formato presencial desde el principio de la pandemia en 2020–, permitió reconstruir el diálogo entre estos países. Se trataba de un paso indispensable antes de entrar al corazón de la discusión, a saber obtener resultados tangibles.
Y en este caso, los asuntos sobre la mesa eran cruciales para el presente y el futuro del planeta, en particular cómo reinventar la fiscalidad internacional –a través de la creación de una base impositiva mundial, incluyendo a las plataformas tecnológicas como Facebook, Twitter, Amazon y Google. La problemática de saber quién paga y quién recibe el dinero, acaparó las discusiones de los líderes. Y es que tras la aparición de la pandemia, la gran mayoría de los estados se ha endeudado considerablemente –salvo raras excepciones, como México–, degradando de igual manera sus balances contables. En este contexto, el crecimiento vertiginoso de las ganancias de los gigantes de la tecnología, que no pagan impuestos en ningún lado, paralelamente al aumento de las desigualdades en el mundo y en particular en la región latinoamericana, han propiciado un cambio en el debate público al respecto de la necesidad de cambiar la manera de recaudar impuestos, y, en particular, de regular los paraísos fiscales para que ninguna empresa deje de pagar impuestos. El problema principal de este tipo de regulaciones está ligado a la implementación de mecanismos tributarios más eficaces capaces de evitar la evasión fiscal. Y es en este marco que foros como el G-20 demuestran su pertinencia, para formular respuestas multilaterales que dispongan del respaldo de los principales líderes mundiales. Eso fue lo que sucedió en Roma. Después de años de negociaciones, llevadas a cabo en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y de las diversas tentativas de bloqueo de parte de la administración dirigida por Donald Trump, finalmente el gobierno demócrata de Joe Biden decidió darle el impulso político necesario para cerrar un acuerdo, para que todas las empresas, en todo el mundo, paguen al menos 15 por ciento de impuestos sobre sus beneficios. Para algunos expertos, como el economista Thomas Piketty, se trata un monto todavía insuficiente. Pero para otros, se trata de la primera vez que se plantea la creación de un impuesto global para regular a las grandes multinacionales. Desde este punto de vista, se trata de un paso histórico. Esperemos que las palabras de los líderes globales en Roma, se traduzcan en hechos concretos en las próximas semanas y meses.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de Amé-rica Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada