EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

¿Cómo hacerle frente a la extrema derecha?

Gaspard Estrada

Marzo 10, 2021

El lunes pasado una encuesta de opinión del instituto Harris Interactive, causó un terremoto en la clase política francesa: si la segunda vuelta presidencial se llevara a cabo hoy, sólo 53 por ciento de los franceses votarían por el presidente Emmanuel Macron, frente a un 47 por ciento de entre ellos que lo harían por Marine Le Pen, la lideresa del partido Rassemblement National (Encuentro Nacional).
Como el margen de error de la encuesta es de tres puntos, el resultado pone en empate técnico al actual locatario del palacio de Eliseo frente a la heredera del líder de la extrema derecha francesa, Jean-Marie Le Pen. Si las cosas siguen como están, el escenario de una eventual llegada de un miembro de la familia Le Pen a la presidencia de la República francesa podría volverse más que una simple hipótesis, lo que significaría una mudanza fundamental en la correlación de fuerzas en el seno de la Unión Europea.
Frente a ello, la reacción de los dirigentes del partido del presidente Francés, La République en Marche, no ha estado a la altura: en lugar de asumir este resultado y pensar en cómo responder a este desafío, la mayoría de ellos han decidido atacar a los simpatizantes de izquierda que han expresado su deseo de abstenerse en caso de una segunda vuelta entre Macron y Le Pen. Hace pocos días, el periódico progresista Libération dio la palabra a estos militantes del centro izquierda, que en buena medida habían votado por Emmanuel Macron después de haberlo hecho por François Hollande cinco años antes. El resultado tampoco fue alentador: la mayoría de las personas interrogadas dejaban clara su voluntad de no votar de nueva cuenta por el presidente, a pesar del riesgo de ver llegar a la extrema derecha al poder. Todo indica que esta última ya no da miedo.
Y es que desde su llegada al Eliseo, en 2017, Emmanuel Macron, ha dejado claro que su eje político no está en el centro, retomando las mejores ideas de la izquierda y de la derecha, sino que se encuentra en el centro derecha, y en algunos asuntos, como la inmigración, comparte abiertamente los valores de la derecha francesa (e incluso algunos de la extrema derecha).
Hace algunos meses, un asesor del presidente francés se encontró “en secreto” con Marion Maréchal Le Pen, una sobrina de Marine Le Pen en un restaurante parisino –antes de ser sorprendido por una periodista del periódico Le Monde. De manera que para buena parte del electorado de izquierda, que fue esencial en la victoria electoral del actual presidente, Emmanuel Macron ya no constituye una barrera ante las ideas y el programa de la extrema derecha.
Si bien la derechización de Macron es un hecho, y es poco probable que él cambie de parecer de aquí a la elección presidencial de 2022, la experiencia internacional nos muestra que cuando los líderes de extrema derecha llegan al poder, emprenden una acción de destrucción de las instituciones, poniendo en peligro la democracia. En las Américas, tanto Donald Trump en Estados Unidos, como Jair Bolsonaro en Brasil, se han esmerado en fragilizar las instituciones, atacando a la prensa, censurando a la cultura, y dinamitando los contrapesos indispensables al buen funcionamiento democrático.
En Estados Unidos, después de cuatro años, los norteamericanos votaron por Joe Biden, y así le pusieron punto final al gobierno desastroso de Donald Trump. Sin embargo, a pesar de ello, el país continúa dividido y polarizado como pocas veces en su historia. En Brasil, después de tres años de gobierno de Jair Bolsonaro, está claro que su administración tiene como objetivo destruir lo desarrollado en treinta años de democracia. Ahora que la pandemia está fuera de control, y que muy probablemente el número de decesos en ese país rebasará la cifra de 400 mil de aquí a final del año (sólo la semana pasada, 10 mil personas fallecieron a causa del Covid-19), todo haría pensar que los brasileños exigirían la salida de su presidente. Sin embargo, este último ha degradado a tal punto el funcionamiento de las instituciones que es improbable su salida del cargo en el corto plazo. Habrá que esperar el próximo año para esperar verlo salir del palacio presidencial del Planalto –si acepta su derrota. Porque una vez que se instala en el poder, la extrema derecha no lo suelta tan fácilmente.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada