EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Con miras al 2018 (2)

Héctor Manuel Popoca Boone

Agosto 13, 2016

Como antecedente de la pérdida de votos que seguramente tendrá el PRI en 2018 están los resultados desfavorables que obtuvo en los estados donde hubo elecciones este año. Tan fuerte fue la derrota, que causó cisma político a su interior. El que era presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, tuvo que renunciar y sepultar a la vez sus pretensiones presidenciales.
La forma brusca y áspera de la salida de Manlio no debilitó la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de mantener bajo su control al PRI. Señaló y fue acatada de inmediato por dirigentes y militantes su instrucción de uncir al grisáceo nuevo líder nacional del PRI. El presidente pretende conservar dentro de su férula la designación del candidato priista a sucederlo en la silla presidencial. Las honduras de las cuarteaduras saldrán a flote durante el tiempo que resta para los siguientes comicios electorales. No obstante, las formas y el cómo se dio el relevo debilitaron la recién amalgamada solidez partidaria.
El PRI-Guerrero tendrá también su merma de votos. La lógica indica que disminuirá la influencia del grupo político de Manuel Añorve. Éste regresa alicaído y menguada su fuerza política al ya no contar con respaldo nacional. Empero, permanecerá sin mella el pacto de hermandad política con el gobernador del Estado, Hector Astudillo Flores, quién guardará la plasticidad política requerida para mantenerse leal también a la figura presidencial de la cual, requiere mucho apoyo. No le ha sido nada fácil cumplir su compromiso de brindarle al pueblo tranquilidad y seguridad.
Las circunstancias le han sido adversas a Héctor Astudillo para poder desplegar en toda su extensión las dotes de gobernante que hubiera deseado, aun cuando ha mostrado buen empeño personal en intentarlo. Las restricciones que se le presentan en el arte de bien gobernar parten de la manifiesta y severa precariedad de recursos económicos públicos disponibles para hacerlo. Están los quebrantos financieros, impunes hasta hoy, que heredó de sus antecesores, los cuales se han agudizado por los recortes presupuestales que la federación aplica a Guerrero y a los demás estados de la República. Eso ha debilitado en mucho la capacidad de gobernanza regional.
En los años venideros el gobierno estatal se abocará tan solo a administrar con eficiencia la austeridad en el erario público recortado. No más.
Motivo de fuga de votos también es la refrendada impotencia institucional para combatir la delincuencia organizada y las violencias desatadas. Éstas han estado entronizadas de tiempo atrás en variados espacios gubernamentales y de militancia política. Son cada vez menos los gobernantes y políticos que aún pueden enarbolar la bandera blanca de no pertenencia a la narco-política. No causó sorpresa el hecho semi ocultado que dos dirigentes medios del PRI-Guerrero hayan sido apresados como presuntos cómplices de asociaciones delictivas organizadas. Por lo demás, el ejercicio del soborno, la corrupción y la impunidad siguen siendo estilo de gobernar y domeñar.
La resistencia del gobierno federal de hacer justicia en la desaparición forzada de 43 normalistas de Ayotzinapa, a pesar de las fuertes presiones nacionales y mundiales, también será aporte a la pérdida de votos del PRI en Guerrero; así como los yerros en decires y conductas, impregnados de soberbia, autoritarismo, discriminación y racismo, cuando no de ineptitudes, demostradas fehacientemente por algunos de los principales funcionarios del gobernador.

PD1. La Secretaría General de Gobierno no ha publicado en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado el informe elaborado por la Comisión de la Verdad, que escudriñó los sucesos violentos y represivos de la llamada Guerra Sucia en Guerrero (1968-1974). Es un mandato de ley no cumplido.
PD2. El Parque Estatal Bicentenario, pequeño pulmón ecológico de 30 hectáreas enclavado en el puerto de Acapulco, fue concedido –por un anterior gobierno estatal del PRD– para su administración sin límite de tiempo, a la señora Esther Salinas Pliego, integrante de una de las más poderosas familias empresariales de México. Así, o más claro.