EL-SUR

Martes 08 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Opinión

#ConLosNiñosNO

Abelardo Martín M.

Junio 28, 2022

Hasta en las organizaciones aparentemente más rudas, aparentemente sin valores y hasta con prestigios cuestionables, como las mafias, en especial la siciliana, el respeto a la tradición o a códigos de comportamiento son de obligatorio cumplimiento y no se cuestionan. En las mafias, por ejemplo, la omertá (o código de discreción y silencio) es de estricto cumplimiento, así como también el hecho de evitar agredir a miembros de la familia no involucrados en los negocios.
Sin embargo, en la política, en los partidos políticos, en el gobierno y en la lucha por el gobierno o por el poder, los llamados códigos de ética han desaparecido y en las campañas políticas “todo se vale”, con el surgimiento, operación y hasta “reconocimiento” de empresas dedicadas a fomentar “guerras sucias” entre los contendientes, sin ningún código de respeto y mucho menos de ética o de moral. Grandes cantidades de dinero, desde hace tiempo, dedican los grupos y partidos políticos al ataque y desprestigio de sus adversarios, lo que ha degradado y desprestigiado aún más la actividad política y el ejercicio del gobierno.
Muchas veces con hechos comprobados, pero buena parte de las ocasiones con mentiras o medias verdades, se organizan campañas costosas y cuantiosas en el ataque entre los políticos que no sólo los degradan o desprestigian, sino que, lo peor, crean un ambiente de descomposición grave y de alteración de la armonía, la tranquilidad y la paz. Es decir, sus consecuencias son a todas luces nefastas, cuestionables y debieran ser intolerables y no aceptadas, no porque hubiera quien las califique, sino que revelan la miseria humana y el uso de lo peor para atacar a los adversarios.
El caso más censurable, cuestionable y que ha sacudido ya el imaginario colectivo, es intentar convertir en blanco de ataque al hijo menor del presidente Andrés Manuel López Obrador, en una campaña fuera de lugar. Muestra, por una parte, la desesperación y por supuesto la falta de ética no sólo de sus “creativos”, sino también de quienes, con ingenuidad o cayendo en las trampas de la trivialidad y el chiste, hacen circular en redes sociales productos de comunicación que son auténtica basura o chatarra.
No se trata, de ninguna manera, de alentar la censura, sino simplemente de señalar que las llamadas “guerras sucias” o “campañas negras” en las jornadas electorales se han convertido en un nocivo abono de inestabilidad, de confusión y descomposición de la sociedad. Su proliferación en todo el mundo, pero especialmente en México, es cuestionable, aun cuando produzcan grandes negocios y sean del agrado y preferencia de muchos llamados “estrategas” de la comunicación política o de las luchas electorales. Sin duda alguna es necesario se denuncien estos hechos en tanto que, nuevamente, estamos inmersos ya en campañas políticas electorales tanto de precandidatos a la presidencia de la república en 2024, como en los estados en los que habrá cambios de gobernantes en los próximos meses y en donde los ataques de campañas negras, degradan y difunden mentiras sin pudor alguno.
Estuvo el fin de semana una vez más el presidente Andrés Manuel López Obrador en Guerrero, desde la Montaña hasta Acapulco, alrededor de cuya gira se crearon múltiples rumores y ataques, muy censurados contra su hijo menor. El mandatario supervisó en el recorrido por diversas partes del estado, el avance de diversas obras, básicamente caminos artesanales, y anunció la construcción del nuevo Teletón, el cual tendrá su sede en Tlapa pero dará atención a la zona por medio de brigadas móviles, así como canalización de pacientes a las unidades del centro del país. Se trató de una gira intensa y emotiva, cercana a la gente, con encuentros multiplicados más allá de las agendas, que hizo patente la estrategia de apoyar como nunca la región más pobre y vulnerable del estado, y que los recursos lleguen directamente a quienes los necesitan.
Es innegable el lugar preferente que Guerrero tiene en las prioridades del gobierno de la República. Como se recordó en la gira, fue en Tlapa donde al inicio del sexenio se puso en marcha el programa de pensión para las personas con discapacidad, y desde entonces también se acogió por la federación la entrega gratuita de fertilizantes a los agricultores guerrerenses.
Está en proceso la descentralización de la Secretaría de Salud, desde la capital del país a Acapulco, cuyo domicilio oficial está ya en el puerto, así como el despacho del titular y algunas dependencias más. Con múltiples acciones en todos los frentes se espera darle un futuro de bienestar a la entidad y a sus habitantes, pues sólo de esa manera se erradicará la pobreza y la marginación que actualmente existe, agravada por la violencia y la criminalidad que se ha agudizado a lo largo del tiempo.
Por desgracia, se trata de dinámicas que tardarán años en transformarse, sobre todo si se atiende no nada más al estado, sino la realidad de todo el país, en cuyo anchuroso territorio se acumulan además de rezagos y carencias, agravios y tragedias que no deberían ocurrir.
Una muy grave tuvo lugar la semana anterior muchos kilómetros al norte, donde en Cerocahui, una pequeña localidad rarámuri en la sierra tarahumara, ocurrió el asesinato de dos sacerdotes de la orden jesuita, la que por siglos ha sostenido misiones religiosas en la región, pero que con su trabajo persistente y disciplinado ha logrado una verdadera inmersión cultural en una etnia como pocas olvidada y resiliente.
El crimen desató una condena internacional y evidenció la terrible situación en que viven las comunidades en esa y en muchas otras regiones del país, con una penetración y dominio creciente del crimen organizado.
En ese rubro se encuentra uno de los focos más rojos por atender en todo el territorio, y como el propio Presidente ha reconocido, si no se avanza en ese tema, no podrá producirse una verdadera transformación de México.
Otro foco se ha encendido con el ascenso de la inflación, la cual no se ha contenido pese a las estrategias gubernamentales puestas en marcha, y de acuerdo con las previsiones de los expertos, continuará al alza por varios meses más, en el mejor de los casos.
Las medidas dispuestas por las autoridades han resultado ineficaces porque estamos ante un fenómeno internacional en un mercado que se ha vuelto planetario e imposible de desconectar.
Pero las consecuencias las pagan, como siempre, los más pobres, a quienes golpea realmente y sin remedio la subida del pan y las tortillas, el pollo y el aceite, los alquileres y el transporte.
Si queremos simplificar el momento que vivimos, diríamos que ahí se ubican los dos ejes en los que el porvenir de nuestro pueblo se puede enredar o desenredar: controlar la inflación e impulsar la economía, y pacificar el país.
Ambas cosas, en un tiempo que se agota.
Es innegable, hay un proceso de descomposición agravado por irresponsables campañas negras que debieran ya despertar la conciencia de que, si aún en las organizaciones de mafias existen códigos o principios de respeto, en la política ya también debieran adoptarse. La primera, sin duda, es #ConLosNiñosNo.