EL-SUR

Lunes 06 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Contra Natura

Efren Garcia Villalvazo

Diciembre 07, 2019

Hace casi un año recibí el visto bueno para publicar en El Sur acerca de temas que han resultado muy manoseados por ser poco comprendidos. En aquél entonces la propuesta de nombre de columna fue el de Contra Natura, en el sentido de que las acciones humanas atacaban el desarrollo libre y sano de la naturaleza. Ganó por “consenso” que ese término era utilizado de manera exclusiva para otro tipo de situaciones y que el lector no iba a asociarlos con temas ambientales.
Sin embargo, lo que a continuación se escribió en la columna Mar de Fondo camina alrededor del concepto desarrollado de la propuesta original, por lo que buena parte de lo se escribió en este año en esta columna fue acerca de nuestra versión ciudadana de servirnos de forma abusiva de la naturaleza, los ecosistemas, los servicios ambientales, los recursos naturales o como quiera que se quiera nombrar, asunto que llevamos a cabo diligentemente como especie y como sociedad en nombre del “desarrollo” en un ambiente predominantemente turístico como lo es Acapulco. Un Acapulco que nació como destino con la versión que se tenía en aquel entonces del “turismo de aventura”, y que era pescar, arponear, cazar, arrancar, disecar, desperdiciar y tirar cuanta flora y fauna se cruzaba en el camino.
La versión de ahora, después de años de lucha ambientalista y áridas cruzadas de educación ambiental por medios impresos, electrónicos y a pie, ha producido sus frutos en los que la gente –en su mayor parte– evita prácticas abusivas contra el medio natural.
En general es más consciente, aunque hay que reconocer, no está muy dispuesta a abandonar comodidades duramente ganadas a cambio de “salvar el planeta”. Es difícil cambiar de hábitos en una civilización que se basa en el hiperconsumo para mantenerse y progresar. Como decía en una reunión de temas ambientales un funcionario del municipio, la percepción es de que es un “asunto cultural” y poco se puede hacer para cambiarlo. Es la parte de nosotros que abona a Contra Natura.
Se vale tomar algo, pero no todo. Se vale usarlo hoy, pero que quede mucho que se pueda usar mañana. Agua, aire, suelo, peces, cerros, selvas, bosques, océanos. Es el fundamento básico de lo que ahora se conoce como Desarrollo Sustentable, un concepto que es considerado como utópico y molesto por la industria de la construcción, pero como condición sine qua non por los partidarios de la vida para lograr la continuidad biológica que conocemos, en la que, irónicamente, van incluidos también los desarrolladores.
El constructor busca cubrir todo con concreto para a continuación pintarlo de verde, en una versión simplista y gráfica de lo que se considera importante de la naturaleza y que es sólo la parte ornamental. Los que procuramos conocer un poco más sabemos que es el tanque de oxígeno que nos mantiene respirando, la cobija que regula el clima, la fuente de agua pura que apaga nuestra sed y que todo esto, por lo menos hasta ahora, ha sido gratis. La única condición para que siga siendo así es que mínimamente se conserve. Es el gran punto de fricción de la civilización actual y que para ser resuelto se requiere de la participación responsable de los usuarios de estos servicios. Esos somos nosotros.
¿Y quién defiende al medio ambiente y a las sociedades que ahí se desenvuelven?
Desarrollo urbano caótico, vialidades ineficientes, aguas residuales brotando de tuberías añejas, desperdicio de energía, la sociedad en una indefensión total ante todo lo anterior. Se supone que hay leyes y reglamentos federales, estatales y municipales que aseguran que estos activos tan valiosos sean protegidos de todos para beneficio de todos. Cierto, pero la primer línea de defensa es por medio del ciudadano.
Un ciudadano informado y claro acerca de la problemática local, de Acapulco, contemplada en el contexto de una problemática global en la que está inmerso, en un contexto de participación de la sociedad en la que quizá cada vez se hace más patente la falta de un ombudsman ambiental.
Llegando al último mes del año, agradezco al periódico El Sur la oportunidad de participar una vez más en este medio que hoy por hoy es considerado la fuente más seria de información en el estado y que aún se atreve a publicar a los inconformes y a los críticos del sistema, gracias a lo cual contribuye con su grano de arena para que el ciudadano de a pie se entere, decida y actúe.
Es el propósito de Mar de Fondo en su temporada 2020 el seguir buscando dotar al lector de los elementos de juicio mínimos que se necesita para conocer la realidad ambiental del puerto de Acapulco y sepa cómo con acciones ciudadanas, de poco a poquito, hacer una colaboración efectiva para mejorar su entorno inmediato, el de sus hijos, familia, amigos y gente con la que comparte su espacio y su tiempo.
Es la gran propuesta ciudadana para recuperar su espacio de vida y El Sur como medio impreso responsable colabora con este fin comunitario.

Twitter: @OceanEfren

* El autor es oceanólogo (UABC), ambientalista y asesor pesquero y acuícola. Promotor de la ANP Isla La Roqueta, del Corredor Marino de Conservación del Pacífico Sur Oriental además de impulsor de la playa ecológica Manzanillo.