EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

LA POLÍTICA ES ASÍ

Corazón de Ángel

Ángel Aguirre Rivero

Octubre 09, 2020

Hace 13 años acaricié un sueño: crear una fundación para combatir el cáncer, en especial el cérvico-uterino y mamario.
Mi hermano Jorge Alfredo Yeyito, de tan sólo 14 años perdió la vida derivado de un tumor cancerígeno a consecuencia de la caída de un caballo en una tarde lluviosa allá en mi tierra.
Aún recuerdo su hermosa sonrisa, su picardía y su amor apasionado por la charrería mexicana. Era el que seguía de mí, por tanto, nuestra convivencia fue estrecha y llena de amor.
En honor a su memoria la Fundación “Corazón de Ángel” lleva su nombre: Jorge Alfredo Aguirre Rivero.
Iniciamos con un modesto tráiler que me fue donado por la Cámara del Transporte cuando fungía como presidente de la Comisión de Comunicaciones y Transportes en el Senado de la República.
Lo mandamos a equipar y acondicionar a Culiacán, Sinaloa, con la orientación de mi amigo Jesús Vizcarra, quien había consolidado un proyecto similar en ese estado.
Nuestra fundación cumple el próximo mes 13 años de su creación. Cuenta con varios laboratorios en Acapulco y Ometepec, y hemos logrado ampliar sus servicios mediante todo tipo de estudios en beneficio de la comunidad guerrerense.
La fundación se ha consolidado como uno de los laboratorios más prestigiados y de bajo costo, para cumplir con sus fines altruistas en apoyo de la comunidad.
Al principio, tuvimos que traer personal de Sinaloa para el inicio de operaciones; algunos se quedaron para siempre en nuestro estado. Hoy la mayor parte de nuestro equipo (que ha crecido de manera exponencial), son mujeres y hombres guerrerenses que entregan su esfuerzo en beneficio de la salud de los guerrerenses.
En esos años el gobernador de Guerrero siguió mi ejemplo y habilitó un tráiler para prestar servicios médicos de forma ambulatoria, lo cual consideré un gran acierto, ya que brindar de manera oportuna los servicios de salud en las zonas rurales ha sido y es aún, un problema sin resolver.
Zeferino llamó a los tráilers “Corazón Guerrero”, según él para hacerme competencia, sin darse cuenta del beneficio que llevaba a muchas y muchos guerrerenses. La gente en ocasiones se confundía cuando llegaban a alguna comunidad por la similitud del nombre y le gente decía: –Qué bueno que Aguirre mandó el tráiler, cuando en realidad se trataba del gobierno del estado.
Pasa por mi memoria cuando llevábamos nuestro tráiler a comunidades indígenas donde había una férrea oposición de los varones para permitir el examen para detectar el cáncer cérvico-uterino lo que nos llevó a hacer una gran labor de convencimiento mediante traductores y personal femenino.
Hoy ese histórico tráiler ya no existe, tras varios años de brindar el servicio de manera incesante, fue desmantelado para dar paso a los laboratorios en Acapulco y Ometepec.
La fundación ha realizado a lo largo de su historia más de un millón de consultas y estudios, y esperemos muy pronto iniciar los servicios de hemodiálisis al menor costo posible.
Quiero aprovechar este medio para expresar una amplia felicitación a todo el personal que nos ha acompañado en estos 13 años y a su director, licenciado Ángel Tejeda.
He instruido al personal directivo para que otorguemos estudios gratuitos a las mujeres guerrerenses que deseen hacerse su ultrasonido mamario. La promoción de mastografía gratis se realizará todos los miércoles de octubre.
Esperamos larga vida para la fundación y reafirmo mi convicción de servir a Guerrero, aunque no tenga un cargo público.

Del anecdotario

Cuando mis padres decidieron establecer una carnicería en el viejo mercado de Ometepec, mi hermano Alfredo (QEP) y yo, teníamos que acudir al Rastro Municipal para ser testigos y de paso vigilar y colaborar en el sacrificio de la res.
Nos trasladábamos al rastro en plena oscuridad de la madrugada, por lo que alumbrábamos nuestro camino con velas.
Era impactante y doloroso ver cómo el matancero encajaba su filoso cuchillo en la yugular de la res y empezaban a brotar borbollones de sangre que algunos vecinos iban a tomar bajo la creencia de que tenía poderes curativos.
Alrededor de las 7 de la mañana Alfredito y yo empezábamos a trasladar los trozos de carne y huesos en un burro que habían adaptado para esos fines.
Llegando al mercado empezábamos a bajar las piezas que aun seguían en movimiento y su vibración hacía que en ocasiones se nos salieran de las manos, nunca voy a olvidar cómo las piezas destazadas se movían como reflejo de su sistema nervioso.
Al concluir nuestra jornada madrugadora, mi madre ya nos esperaba invariablemente con una rica taza de café y un delicioso pan de yema, era nuestra recompensa. Después, a darnos un baño para estar puntuales yo en la secundaria y Yeyito en la primaria.
Hoy recuerdo esos momentos inolvidables en mi vida y le agradezco a Dios por los padres amorosos que me dio, pero que también me enseñaron a trabajar desde muy pequeño.
La vida es así…