El 2016 es un año en que la mayor parte de la sociedad ha manifestado, de muy diversas maneras, su descontento con lo que sucede en y con la política y de manera abierta ha expresado su rechazo a los políticos de todos los partidos.
Un dato nuevo que registran todas las encuestas es que ahora la sociedad considera a la corrupción como uno de los tres mayores problemas del país. Hace dos o tres años atrás sólo se mencionaba la violencia y el desempleo.
Es evidente que existe una nueva conciencia ciudadana sobre el ejercicio del poder. La mayoría de la sociedad asumía que todos los políticos eran corruptos, que no había de otros, y lo que se exigía es que éstos, asumiendo que así eran, presentaron buenos resultados.
Los ciudadanos ya no aceptan eso y los únicos que no se han dado cuenta de la nueva conciencia ciudadana son un sector muy significativo de los políticos que siguen ejerciendo el poder a la vieja usanza. Continúan en la lógica que imperó en décadas pasadas.
Para una gran cantidad de políticos el acceso al poder, mediante una elección, implica necesariamente aprovecharse de ese puesto para enriquecerse. Es algo inherente a la función. No se enfrentan a una disyuntiva ética. Fueron educados en la lógica de que el enriquecimiento ilícito es atributo del cargo.
El malestar de la mayoría de la sociedad, el ánimo social negativo, como lo calificó el presidente, se funda en muy buena parte en el rechazo de la sociedad a la corrupción de los políticos. Los ejemplos de corrupción son evidentes y muchos en el ámbito federal, estatal y local.
Todas las encuestas dan cuenta de que en la percepción ciudadana la corrupción del gobierno federal en este sexenio no cede y sí va en aumento. En la más reciente el 71% de los líderes piensa que en los últimos doce meses la corrupción ha aumentado y lo mismo dice el 57% de los ciudadanos. (Reforma 01-12-16)
En la elección presidencial del 2018, el tema de la corrupción va a ser el central. Los candidatos deberán ser y parecer honrados. Quien no pase por esa prueba no será competitivo. Eso antes no era relevante. Hoy es clave importante. Pienso que la ciudadanía lo valora más que la capacidad que pueda o no tener el candidato.
El ánimo social negativo, justa reacción ante la realidad nacional de la política y los políticos, puede todavía crecer. En lo inmediato eso va a depender de dos cosas: de que las acusaciones contra algunos ex gobernadores no prosperen y estos sigan en libertad y de que el Sistema Nacional Anticorrupción no empiece pronto a dar resultados.
En el mediano y largo plazo el ánimo social negativo sólo va a cambiar, se va a transformar en positivo, cuando la sociedad perciba, con evidencia sólida, de que la corrupción ha cedido y de que quien ha delinquido no va a quedar impune que ha sido lo más común. ¿Cuánto tiempo habrá de pasar?

Twitter: @RubenAguilar