Marcial Rodríguez Saldaña
Marzo 30, 2017
Las cárceles, las prisiones, han sido inventadas históricamente para castigar a los que violan las leyes, a los que cometen delitos que atentan contra la estabilidad, la armonía social, la preservación de la paz y el orden, contra el statu quo. La cárcel fue creada originalmente para castigar, para reprimir conductas de los humanos, para inhibir a los demás a no cometer delitos, para evitar repetición de comportamientos penados por las normas, por las costumbres de cada grupo social.
1.- Pero las cárceles también han servido para cometer injusticias como la que de acuerdo con el nuevo testamento y la creencia religiosa cometieron con Cristo al encarcelarlo y luego sacrificarlo por hacerse llamar rey de los judíos; la de Sócrates, a quien encarcelaron y luego le dieron la cicuta por enseñar filosofía a los jóvenes; a Nelson Mandela y Fidel Castro; la que utilizaron para tener en prisión a Francisco Primo de Verdad, a Francisco Azcárate –precursores de la independencia de México– a Miguel Hidalgo, a José María Morelos y Pavón, a Vicente Guerrero Saldaña, a Benito Juárez, Ricardo Flores Magón, a Francisco I. Madero, a Genaro Vázquez y a tantos personajes en la historia universal, de México y de Guerrero, que fueron hechos prisioneros políticos, y que hoy otros más están sujetos a prisión por luchar por la libertad, la igualdad y la justicia.
2.- La idea original de la cárcel como lugar de castigo se transformó al paso de los siglos para crear la propuesta de convertirse en espacios de regeneración, de readaptación, de reinserción social mediante la educación, la capacitación, el trabajo comunitario. Este noble propósito se desvirtuó por los gobiernos corruptos, que envueltos en las redes de complicidad e impunidad, han convertido a las antiguas cárceles, centros de readaptación social, en lugares de la más extrema delincuencia y peligrosidad social, en sitios desde donde se planean, secuestros, extorsiones, robos, en plazas donde se forman, reagrupan, organizan mafias de delincuentes y de poder que actúan en complicidad abierta con las autoridades de estas áreas en donde se invierten muchos recursos públicos para su sostenimiento.
3.- En los últimos días ha brotado la pus infecciosa por la cual supura la corrupción en México, pero esta no emerge sólo de las capas visibles de la piel gubernamental, sino fundamentalmente de las más profundas entrañas del régimen político mexicano. Así ha ocurrido con las fugas de Joaquín El Chapo Guzmán, en las cuales ha contado con la complicidad de funcionarios de los gobiernos de Vicente Fox y Enrique Peña Nieto. Los recientes acontecimientos en Culiacán, Sinaloa, en donde se fugaron prisioneros por la puerta principal de la cárcel; en Apodaca y Cadereyta, Nuevo León; en Ciudad Victoria, Tamaulipas; en Cancún, Quintana Roo. Delincuentes que salen por la puerta de las cárceles, grupos de poder de control interno, planeación desde adentro de ilícitos en contra de la ciudadanía, motines, asesinatos, es lo que se vive en los supuestos centros de readaptación social en México.
4.- ¿Quién nombra a los directores de las cárceles en los estados? Los secretarios de Seguridad Pública o de Gobierno. ¿Quién los nombra a ellos? Los gobernadores ¿Quién nombra a los directores de las cárceles federales? El secretario de Gobernación, quien es designado por el presidente de la República, lo cual forma una cadena de corrupción. El gobierno federal y los gobiernos estatales en donde ha explotado la pus de la corrupción penitenciaria en México se echan la culpa unos a otros, lo cierto es que cada uno de ellos tiene gran parte y responsabilidad de lo que hoy ocurre en esos lugares que son un reflejo nítido de lo que caracteriza generalmente al sistema político mexicano, como parte de un cultura política histórica de los gobernantes que todos los días aflora por doquier. Por ello, la única forma de extinguir este cáncer de la corrupción que hoy se manifiesta abiertamente en los supuestos centros de readaptación social es lograr un cambio de régimen político, una verdadera transformación de nuestra nación.
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