EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Crecimiento intrascendente

Silvestre Pacheco León

Septiembre 02, 2019

 

Carlos Slim, el hombre más rico de México, dijo el 27 de agosto en apoyo al presidente de la República, que el crecimiento económico es intrascendente, que no importa mucho si no crecíamos en el presente año, contradiciendo a los críticos de la 4T que rinden culto a los números.
Esa postura que fijó Carlos Slim en la conferencia mañanera ha dado pie a una crítica feroz en su contra porque argumentan que el industrial no quiso contradecir al presidente, como si los empresarios tuvieran escrúpulos para poner delante de sus intereses la simpatía o antipatía con quien se encarga de garantizar las mejores condiciones para que se realice la plusvalía.
Lo que sí resultó novedoso fue ver al nutrido grupo empresarial que ha obrado en la vida como si fuera dueño del país, participando animosamente en la conferencia de prensa para convencernos de las bondades que había tenido el arreglo entre los constructores de gasoductos y la Comisión Federal de Electricidad concluido ese mismo día lo cual, según su decir, le significó al gobierno un ahorro de 4 mil 500 millones de pesos y la posibilidad de mantener sin aumento el servicio de luz eléctrica.
La intervención del número uno en la lista de la revista Forbes de los más ricos del mundo, se produjo después de que habíamos escuchado al presidente López Obrador insistir en su postura de no prestar mucho aprecio a las firmas calificadoras que han bajado a casi cero su pronóstico de crecimiento de la economía.
En su estilo que se ha vuelto didáctico el presidente había reiterado la importancia de entender que el nuevo modelo económico que impulsa su gobierno tiene otros parámetros y también otras prioridades y conceptos, diferente a los tecnócratas que rinden culto a los números para reducir a cifras la realidad.
López Obrador dijo que a él le importa más hablar de desarrollo y no de crecimiento porque lo primero tiene que ver con el bienestar de las personas, mientras que lo segundo con las ganancias de los empresarios.
En todo caso, el supuesto dilema es un asunto de prioridades, y eso me recordó el caso reciente que ocupa a los analistas locales en los noticieros de radio de Zihuatanejo quienes repiten hasta cansarnos, como un éxito rotundo, la cifra de que en Ixtapa recibimos casi medio millón de turistas que nos visitaron durante los 44 días que comprende el período vacacional de verano, con los cuales el sector se benefició con una derrama económica de casi 2 mil 500 millones de pesos mientras el mercado lucía solitario el primer día de clases porque las familias gastaron hasta el último peso en útiles y uniformes.
Con esas cifras que han puesto a Ixtapa a la cabeza de Taxco y Zihuatanejo en el 2019, los analistas festejaban los números, como lo harían los tecnócratas, sin averiguar cómo se repartieron esos millones que gastaron los turistas, sacando el porcentaje de lo que correspondió a las cadenas hoteleras y lo que se repartió entre las familias trabajadoras, como sería el caso del desarrollo.
Por eso el presidente insistió que en su modelo es más importante el bienestar de la población pobre de México que las ganancias de los empresarios, porque el desarrollo no siempre va parejo con el crecimiento, pues el PIB puede ir en aumento sin que eso repercuta en mejores condiciones de vida para la mayoría.
Por otra parte, los críticos de Carlos Slim sacaron de contexto su afirmación sobre la intrascendencia del crecimiento porque, antes, respondiendo a una pregunta directa para conocer su opinión al respecto, había dicho que si se toma en cuenta el acuerdo alcanzado entre el gobierno y las compañías constructoras de los gasoductos, se habían creado las condiciones para una inversión masiva de capitales que impulsarán el crecimiento. El poderoso hombre de negocios se refería a la importancia de que haya certidumbre y a la oportunidad que habrá para los negocios en México al acceder al gas tejano como materia prima que ahora observa el precio más bajo del mercado mundial.
Los resultados que se anunciaron son para aplaudir, y la relación a modo que el presidente ha desarrollado con los empresarios no es algo que debamos desdeñar y más bien debemos reconocer como parte de su habilidad que allana el camino para llevar adelante los grandes proyecto de transformación donde los pobres figuran como los principales beneficiarios.
Y claro que la postura de los empresarios reconociendo el liderazgo de López Obrador no es gratuita, porque bastante saben de las ventajas que tiene su cercanía con el poder siendo los beneficiarios del modelo neoliberal, y sabiendo que podrán seguirlo siendo con el modelo de la 4T que, como sabemos, no se ha propuesto ni con el pensamiento atentar contra la sagrada ganancia del capital, afanándose por crear las condiciones ideales para esa llegada masiva de capitales.
Sin embargo, de aquella conferencia nadie destacó los dos hechos más relevantes en lo económico y de fortalecimiento del poder del Estado.
Con el arreglo entre los constructores de los gasoductos y el gobierno, calificado por los empresarios como el arte de ganar ganar, éstos han visto que tienen al alcance de la mano la oportunidad de beneficiarse con el bajo costo del gas que correrá por los tubos ahora abandonados, pues traerá mayor rentabilidad en sus negocios y un atractivo que pueden manejar para despertar el interés de los capitales foráneos, ahora que con el aumento al salario mínimo en 16 por ciento, México ha dejado de tener la fuerza de trabajo más barata del hemisferio.
El otro logro de aquel arreglo que beneficia al Estado es el rescate de la Comisión Federal de Electricidad, institución estratégica para el desarrollo del país que estaba dejando de generar electricidad para que ese negocio lo realizaran las empresas extranjeras siguiendo el sagrado principio neoliberal de privatizar.
En adelante su rehabilitación y rentabilidad será la mejor garantía de nuestra independencia en el sector energético para mantener a la baja el costo de la luz como beneficio duradero para el bienestar de la economía familiar.