EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Crónica de un fraude anunciado (7)

Héctor Manuel Popoca Boone

Mayo 12, 2018

Entrar a la democracia mexicana mercantilizada, requiere llegar repleto de talegas; de lo contrario es poco lo que se puede hacer. Se necesita un verdadero billetal para sufragar todos los gastos que de la campaña electoral se derivan. A la mayoría de los políticos y sus partidos no les basta la vastedad de dinero que del presupuesto público les dan anualmente para su funcionamiento legal, más el adicional que reciben para sus campañas electorales. Necesitan mucho dinero más.
Veamos un caso de sustracción ilegal en el Estado de México. De acuerdo a un convenio firmado en 1992 con una compañía contratista, ésta se obligaba a construir la autopista Chamapa-Lechería. En dicho convenio el gobierno estatal no tenía derecho a reclamar su parte aportante de 50 millones de pesos. Enrique Peña Nieto, a la sazón gobernador del estado, los requiere a la federación sin mayor resultado. Pero años después en 2013, cuando llega a la Presidencia de la República, instruye resarcirles ¡3 mil 566 millones de pesos! Monto que nadie supo dónde quedó y sin mayor registro alguno en la Secretaría de Hacienda. Al no comprobarse su destino se supuso que se canalizó al financiamiento de campañas de los candidatos del Grupo Atlacomulco del PRI. (Bernardo Barranco, et al)
Otro botón de muestra es Odebrecht, constructora brasileña de resonancia mundial por sobornar a altas autoridades de gobiernos de varios países. Ha confesado ante tribunales que, en el caso de México, entregó sobornos por un monto de 3.1 millones de dólares al mexicano, Emilio Lozoya Austin, que era parte integrante del equipo de campaña del candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, poco después fue nombrado director general de PEMEX. Como dice el periodista Eduardo R. Huchim, “Si no fueron destinados a la campaña presidencial,… ¿A dónde fueron a parar los millones de dólares entregados por Odebrecht en abril-junio de 2012?”
Mencionemos también La Gran Estafa Maestra: Rosario Robles Berlanga, integrante del gabinete de trabajo de Peña Nieto, fue la encargada del desparrame de ¡420 millones de dólares!, a través de 11 dependencias gubernamentales a ocho universidades públicas de la República, con el compromiso de dispersarlos a diferentes “despachos fantasmas” que se encargarían de realizar supuestos trabajos; todos, quedándose con su respectiva mochada. Sin saber a ciencia cierta cuál fue el destino del entero principal; la vox populi dio por asentado que eran para las campañas electorales del PRI.
También los ayuntamientos mexiquenses tuvieron su papel destacado en el financiamiento de dinero ilícito a las campañas políticas del 2017. En dichas elecciones –que José Antonio Meade ha tomado como ejemplo a seguir– quedó documentada la transferencia de recursos federales del municipio de Cuautitlán-Izcalli hacia empresas fantasmas quienes finalmente se los dieron a operadores políticos del PRI, por un monto de 50 millones de pesos; mismos que fueron asignados para aceitar la estructura electoral y la compra del voto por el PRI en el ámbito municipal. Ante la denuncia fundamentada del caso, las instancias electorales federales y locales guardaron mutis de complicidad.
Falta señalar dos grandes soportes clandestinos a campañas políticas. Las realizadas por un grupo pequeño de grandes empresarios inescrupulosos que dan sustanciales aportaciones al temer que les vayan a quitar sus suculentas concesiones, negocios y canonjías económicas. (Los de la mafia en el poder o minorías rapaces). Y el financiamiento recibido por “mis amigos, los organizados” que por ser grupos muy versátiles y plásticos, a veces entrelazados con políticos y autoridades altamente ubicuos, actúan bajo la consigna: “Plata o plomo”.
PD1. El próximo jueves 17 de mayo, en San Marcos, el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, firmará los compromisos específicos para el rescate del campo con las organizaciones del Movimiento Plan de Ayala Siglo XXI del estado de Guerrero.
PD2. No es AMLO el que arrasará al PRI y al PAN, el 1° de julio próximo. Es el hartazgo ciudadano, ante tanto saqueo que han hecho de la nación. Es el pueblo que dice: “Ya váyanse”.